Piscinas, piscinas, piscinas...
Hace unos días soñé que me tiré a una piscina... y nadé feliz, aunque más parecía buceo que nado, porque tendía a ir casi por el fondo de la piscina, pasaba debajo de los demás, y cuando necesitaba acercarme a la superficie, terminaba molestando a los que nadaban normalmente al ras. Yo sabía que era malo nadar tan profundo, y cada vez que sacaba la cabeza a la superficie pensaba en evitar el pseudonado (o pseudobuceo), pero cada vez que me sumergía, más abajo sentía que quería llegar, y mientras llegaba al fondo sentía que podía... ¡respirar!
Pero yo quería seguir nadando, quería seguir tratando de nadar como se debe, y no podía. Porque me vaciaban la piscina, o se llenaba de animales grandes (acuáticos y feroces), o de gente que no sabía nadar (y estorbaba de lo lindo), o el agua no era suficiente, o estaba llena de algas... entre caso y caso, siempre quería tirarme al agua apenas fuera posible y volver a intentar nadar bien.
Durante una de esas esperas (a ver si la piscina se llenaba bien, por completo, y sin seres que molesten), traté de ponerme mi gorra de nuevo (es que sin gorro no puedo nadar: el pelo me tapa la cara, y no puedo tomar aire); durante otra de esas esperas, pasó una caravana fúnebre por al lado; casi todos conocían al muerto (obviamente yo no) e iban al funeral. Yo sólo pensé (y pienso) que era el ataúd más feo que había visto en mis sueños (y en mi vida), y seguí esperando a ver si la piscina me llegaba a servir para nadar con normalidad, mientras giro la cabeza y veo que la fábrica de ataúdes feos está detrás.
Mañana, en el mundo de los seres despiertos, seguro que me tiro a una piscina, pero... pololo le tiene miedo al agua.
20101231
20101210
He visto cosas
He visto cosas y he visto gente. Como toda la gente.
He visto gente que llama al ascensor apretando el botón con flecha p'abajo ("pa que baje, poh") y gente que apreta el botón repetidas y seguidas veces, como si el ascensor funcionase "a pulso", y fuese a llegar más rápido mientras más rápido y seguido se presiona el botón aquél... ¿Será por exceso de videojuego o por TOC?
He visto (más bien oído) a psicólogas pelando a sus pacientes... sus risas burlescas deben ser de las cosas que más repugnancia me han provocado durante mi -ni tan larga- existencia.
He visto cosas iguales a las que -alguna vez antes- soñé, y puedo asegurar que no se trataba de un déjà vu, porque podía recordar con detalle los sueños en cuestión.
He visto plantas carnívoras y animales cuyo nombre ya olvidé. He visto a animales dar las gracias.
He visto estrellas fugaces, y satélites de quién sabe qué tipo; he visto cómo el cielo de Santiago ha "perdido" estrellas, que vuelven a encontrarse con un simple apagón. He visto los anillos de Saturno casi a simple vista (es que sin gafas no funciono).
He visto edificios bellos una y otra vez, sólo por el placer de volver a ver cosas lindas.
He visto frutas que no he probado, y he probado fruta cuyo sabor desearía no haber conocido (durian!).
He visto en mis sueños cosas que creo haber soñado antes, pero no sé... no logro recordar cada sueño de cada noche, así es que no puedo saber... ¿serán déjà vu de la in/consciencia escondida? Alguien que por favor les dé nombre, que los estoy sufriendo bien seguido... y la sensación de extrañeza total me persigue todo el día, y luego olvido las cosas que he visto, y lo que siento cuando veo cosas que (aún no) he visto...
He visto gente que llama al ascensor apretando el botón con flecha p'abajo ("pa que baje, poh") y gente que apreta el botón repetidas y seguidas veces, como si el ascensor funcionase "a pulso", y fuese a llegar más rápido mientras más rápido y seguido se presiona el botón aquél... ¿Será por exceso de videojuego o por TOC?
He visto (más bien oído) a psicólogas pelando a sus pacientes... sus risas burlescas deben ser de las cosas que más repugnancia me han provocado durante mi -ni tan larga- existencia.
He visto cosas iguales a las que -alguna vez antes- soñé, y puedo asegurar que no se trataba de un déjà vu, porque podía recordar con detalle los sueños en cuestión.
He visto plantas carnívoras y animales cuyo nombre ya olvidé. He visto a animales dar las gracias.
He visto estrellas fugaces, y satélites de quién sabe qué tipo; he visto cómo el cielo de Santiago ha "perdido" estrellas, que vuelven a encontrarse con un simple apagón. He visto los anillos de Saturno casi a simple vista (es que sin gafas no funciono).
He visto edificios bellos una y otra vez, sólo por el placer de volver a ver cosas lindas.
He visto frutas que no he probado, y he probado fruta cuyo sabor desearía no haber conocido (durian!).
He visto en mis sueños cosas que creo haber soñado antes, pero no sé... no logro recordar cada sueño de cada noche, así es que no puedo saber... ¿serán déjà vu de la in/consciencia escondida? Alguien que por favor les dé nombre, que los estoy sufriendo bien seguido... y la sensación de extrañeza total me persigue todo el día, y luego olvido las cosas que he visto, y lo que siento cuando veo cosas que (aún no) he visto...
20101125
Hola, pasaba por aquí...
Pasaba por aquí, y me dieron ganas de escribir. Fin. Aquí estoy, escribiendo.
Anoche soñé que un gordo feo me perseguía... y me perseguía y me perseguía... y el desgraciado siempre me encontraba; a veces se demoraba, pero terminaba por encontrarme. Luego yo me arrancaba como podía, y a donde fuera que se pudiera correr. Cuando creía que ya me había escapado o escondido bien, respiraaba aliviada, pero el desgraciado me volvía a encontrar. Horror... muy gordo, muy feo, muy enfermo de la cabeza (no como yo, que sólo parezco loca, a veces). Él solo quería estar conmigo... muy conmigo, mientras yo sentía que me querían comer viva.
Que el mundo me acuse de discriminadora, pero yo no podría salir (entiéndase andar o pololear) con un hombre gordo. No sé... me dan "cosa". Y eso que sí conozco machos más que corpulentos, bien pasados de peso y todo aquello... y me caen bien, por algo son o han sido mis amigos. Pero hay algo que me desagrada, y no sé qué es. También está el mito de que gordito es sinónimo de calentito. Y es mito: los pocos abrazos que he recibido de parte de gorditos, son heladísimos... ¿Tendrá que ver con la aparente facilidad para sudar? Ajjj... lo siento, no es intencional... sencillamente es desagradable y no puedo evitar sentir eso.
¿Y si Sergio engordara hasta esos límites, producto de mi afición a la cocina y a la comida? Uy... en primer lugar, eso es casi imposible por lo mucho que se cuida a sí mismo, y en segundo lugar... ehmmm... no sé... supongo que podré inventar comida bien fibrosa y sabrosa, para llenar el estómago de cosas poco aprovechables, pero con formatos apetecibles. ¿Una dieta encubierta?
En los últimos días he disfrutado de comida que no requiere masticación: es que el arco inferior de mi boca ya tiene su aparataje ortodóncico, así es que no he podido comer como la gente normal. He desayunado porridges de avena y he hecho puré de lo que se me ha antojado, inspirada yo por hummus y tahine... que todavía no se ven en el horizonte cercano. Ahora que lo pienso... me acabo de dar cuenta de que casi no he comido carne.
Odio no poder quedarme dormida. Odio despertar demasiado temprano.
Odio más aún que esas cosas ocurran una después de la otra, en cualquier orden.
Anoche soñé que un gordo feo me perseguía... y me perseguía y me perseguía... y el desgraciado siempre me encontraba; a veces se demoraba, pero terminaba por encontrarme. Luego yo me arrancaba como podía, y a donde fuera que se pudiera correr. Cuando creía que ya me había escapado o escondido bien, respiraaba aliviada, pero el desgraciado me volvía a encontrar. Horror... muy gordo, muy feo, muy enfermo de la cabeza (no como yo, que sólo parezco loca, a veces). Él solo quería estar conmigo... muy conmigo, mientras yo sentía que me querían comer viva.
Que el mundo me acuse de discriminadora, pero yo no podría salir (entiéndase andar o pololear) con un hombre gordo. No sé... me dan "cosa". Y eso que sí conozco machos más que corpulentos, bien pasados de peso y todo aquello... y me caen bien, por algo son o han sido mis amigos. Pero hay algo que me desagrada, y no sé qué es. También está el mito de que gordito es sinónimo de calentito. Y es mito: los pocos abrazos que he recibido de parte de gorditos, son heladísimos... ¿Tendrá que ver con la aparente facilidad para sudar? Ajjj... lo siento, no es intencional... sencillamente es desagradable y no puedo evitar sentir eso.
¿Y si Sergio engordara hasta esos límites, producto de mi afición a la cocina y a la comida? Uy... en primer lugar, eso es casi imposible por lo mucho que se cuida a sí mismo, y en segundo lugar... ehmmm... no sé... supongo que podré inventar comida bien fibrosa y sabrosa, para llenar el estómago de cosas poco aprovechables, pero con formatos apetecibles. ¿Una dieta encubierta?
En los últimos días he disfrutado de comida que no requiere masticación: es que el arco inferior de mi boca ya tiene su aparataje ortodóncico, así es que no he podido comer como la gente normal. He desayunado porridges de avena y he hecho puré de lo que se me ha antojado, inspirada yo por hummus y tahine... que todavía no se ven en el horizonte cercano. Ahora que lo pienso... me acabo de dar cuenta de que casi no he comido carne.
Odio no poder quedarme dormida. Odio despertar demasiado temprano.
Odio más aún que esas cosas ocurran una después de la otra, en cualquier orden.
20101111
(Re)haciendo mi CV
Puchas que es estresante escribir un curriculum vitae. Cuando chica me parecían tremendamente fáciles, pero claro, los CV que veía eran listas de datos de candidatos a garzones y ayudantes de cocina, ninguno de ellos muy letrados, buscando un trabajo que no es tan difícil de encontrar. De aquella época recuerdo bien que todos los CV eran iguales: se titulaban "Curriculum vitae", y parecían un formulario relleno... nombres, apellidos, RUT, fecha de nacimiento, dirección, teléfono, nombre del colegio (haber estado en más de un colegio era alargue de CV seguro), fechas y lugares donde se ha trabajado antes (haber ayudado al papá a atender el almacén de la familia por más de diez años también vale pa alargar CV)... etc. Y de ahí nace mi necesidad casi vital por tener un CV menos igual al de los demás.
Hay reglas y sugerencias por ahí sobre cómo escribir un CV. Una dice que hay que evitar ocupar más de una o dos páginas... y también hay una creencia popular que dice que "todo sirve pa'l curriculum". Pues yo, que no tengo experiencia laboral en serio, estoy teniendo serios problemas para hacer que mi CV se quede en una página, y eso que he omitido datos irrelevantes como mi domicilio, RUT y fecha de nacimiento. También omito que mis padres tuvieron restaurant y he sido cajera y ayudante de cocina antes de llegar a la adolescencia. Tampoco he puesto el colegio del que salí, ni el colegio en que estuve en (y sólo en) primero básico (ahora hay un edificio ahí y ni me acuerdo del nombre del colegio) ¿Por qué solía ser relevante el colegio en que se estudió? A mí me parece que si no se trataba de un colegio técnico, comercial o industrial, que efectivamente entregó un título, de nada sirve publicarlo. En fin... hago lo posible por hacer que quepa en una página y no puedo. Creo que un factor importante está en que antiguamente los CV se escribían a máquina, y el tamaño favorito de papel era el de oficio, con sus 33 cm de largo. Ahora que preferimos usar papel tamaño carta, tenemos como... ¿seis? centímetros menos para escribir. Oh, y todavía no llego a la parte en que menciono que hablo inglés... tampoco voy a poner que hago traducciones varias (para mi papá... ¡ups! Pero no es menor, porque se trata de lenguaje legal & bussinesssss y conceptos mineros varios... si hasta un paper viejo traduje por ahí), y ocultaré mi pequeña manía por la ortografía... y me niego a poner que me saqué un 7 en la tesis.
Está difícil esto de autopublicitarse en pocas palabras: al principio no se sabe qué se puede escribir, luego empiezan a aparecer las cosas y hay que resumir. Y mientras se decide cuál información se comparte primero (porque lo demás se guarda para la entrevista), está la sensación de que nada es suficientemente bueno por sí solo.
También es difícil mostrar todo lo que se sabe y todo lo que se sabe hacer: en este mundito con nombre de ají, "el que mucho abarca..." y si sabes hacer muchas cosas eres como un fenómeno no especializado, o un genio... que puede hacer temblar a cualquier potencial jefe. ¿Qué probabilidad existe de ser contratado directamente por los dueños de una empresa? Los dueños son dueños, nunca dejan de ser jefes, y necesitan gente que haga malabares (o sea... de todo), sería mi mejor opción, jajajajaja...
Ya no sé dónde están los archivos de mis dos CV hechos en el pasado... ni siquiera estoy segura de haberlos usado. Lo mismo esta vez: lo hago por si acaso, pero esta vez puede ser más en serio. Lo único que recuerdo es que mi CV se escribe con letra de color azul oscuro. Y lo único que tengo claro hoy es que me gusta el CV gringo, en que después de los datos de contacto, sigue la sección del perfil: véndase usted, sin importar qué, cómo, cuándo y dónde fue que trabajó o estudió... eso viene después, porque es parte de su pasado.
Sí voy a decir que me gusta comer, y cocinar (para comer). Es que... esa sí que soy yo.
Hay reglas y sugerencias por ahí sobre cómo escribir un CV. Una dice que hay que evitar ocupar más de una o dos páginas... y también hay una creencia popular que dice que "todo sirve pa'l curriculum". Pues yo, que no tengo experiencia laboral en serio, estoy teniendo serios problemas para hacer que mi CV se quede en una página, y eso que he omitido datos irrelevantes como mi domicilio, RUT y fecha de nacimiento. También omito que mis padres tuvieron restaurant y he sido cajera y ayudante de cocina antes de llegar a la adolescencia. Tampoco he puesto el colegio del que salí, ni el colegio en que estuve en (y sólo en) primero básico (ahora hay un edificio ahí y ni me acuerdo del nombre del colegio) ¿Por qué solía ser relevante el colegio en que se estudió? A mí me parece que si no se trataba de un colegio técnico, comercial o industrial, que efectivamente entregó un título, de nada sirve publicarlo. En fin... hago lo posible por hacer que quepa en una página y no puedo. Creo que un factor importante está en que antiguamente los CV se escribían a máquina, y el tamaño favorito de papel era el de oficio, con sus 33 cm de largo. Ahora que preferimos usar papel tamaño carta, tenemos como... ¿seis? centímetros menos para escribir. Oh, y todavía no llego a la parte en que menciono que hablo inglés... tampoco voy a poner que hago traducciones varias (para mi papá... ¡ups! Pero no es menor, porque se trata de lenguaje legal & bussinesssss y conceptos mineros varios... si hasta un paper viejo traduje por ahí), y ocultaré mi pequeña manía por la ortografía... y me niego a poner que me saqué un 7 en la tesis.
Está difícil esto de autopublicitarse en pocas palabras: al principio no se sabe qué se puede escribir, luego empiezan a aparecer las cosas y hay que resumir. Y mientras se decide cuál información se comparte primero (porque lo demás se guarda para la entrevista), está la sensación de que nada es suficientemente bueno por sí solo.
También es difícil mostrar todo lo que se sabe y todo lo que se sabe hacer: en este mundito con nombre de ají, "el que mucho abarca..." y si sabes hacer muchas cosas eres como un fenómeno no especializado, o un genio... que puede hacer temblar a cualquier potencial jefe. ¿Qué probabilidad existe de ser contratado directamente por los dueños de una empresa? Los dueños son dueños, nunca dejan de ser jefes, y necesitan gente que haga malabares (o sea... de todo), sería mi mejor opción, jajajajaja...
Ya no sé dónde están los archivos de mis dos CV hechos en el pasado... ni siquiera estoy segura de haberlos usado. Lo mismo esta vez: lo hago por si acaso, pero esta vez puede ser más en serio. Lo único que recuerdo es que mi CV se escribe con letra de color azul oscuro. Y lo único que tengo claro hoy es que me gusta el CV gringo, en que después de los datos de contacto, sigue la sección del perfil: véndase usted, sin importar qué, cómo, cuándo y dónde fue que trabajó o estudió... eso viene después, porque es parte de su pasado.
Sí voy a decir que me gusta comer, y cocinar (para comer). Es que... esa sí que soy yo.
20101018
¿Y ahora qué?
Otra vez vivo dentro de un paréntesis, buscando una pausa que explique cosas, pero ninguna cosa en especial. Mi amiga Marcia se casa, pero no con un francés, sino con un español. Nunca creí que ella fuera de las personas que se casan, pero se casa... A diferencia de las amigas que viven en suelo nacional, la marcianita no va a hacer una típica fiesta llena de gente... ahora vuelvo a reconocer a mi amiga: nunca con ánimos de ser una blanca novia de vestido gigante que entra nerviosísima a una iglesia repleta de amigos y familiares, no. Una boda civil con pocos invitados y un paseo por Venecia como luna de miel... sí, ésa sí es Marcia. Y yo... a veces me siento mal por no "crecer", y otras veces me siento bien de... sentirme adolescente. Me siento un poco sola cuando veo que todas se quieren casar (y se casan), mientras yo no quiero hacerlo. Parece que la gente pasara a otra dimensión de felicidad, en la que se sienten superiores a los solteros... y los que eligen soltería están en una categoría menor aún. Puede que hablar de niveles y categorías sea un poco exagerado o despectivo, pero es que la distancia que se siente desde acá es abismante: casi como cuando la depresión iba ganando y nadie era capaz de aceptar que no me sentía bien (metáfora: yo en el fondo de un pozo seco, y mis amigos arriba diciéndome que el día está lindo mientras miran pa' otro lado).
Por otra parte, he estado soñando de todo... pero sin muertos... al menos no en los sueños de los que quiero hablar. Quiero hablar de sueños en los que llego a pensar -y preguntarme- si estoy soñando; no es algo que me pase en todos los sueños ni algo que me haya pasado muchas veces... pero tres veces en una semana creo que ya es notablemente raro. Me soñé pidiendo trabajo como profe, me soñé arrancando de pretendientes (feos) para un baile importante (casi-casi como de película de princesas Disney), me soñé siendo una loca que encontró lucidez sólo al poder hablar de frutales, y hasta me soñé hablando en francés, otra vez... mientras en la vida real mi vocabulario en francés no pasa de saludos, porfavores y gracias... y bueno... sí... un par de verbos... o dos... pero no más... ah, sí... y algo de números chicos... aunque sigo confundiendo el seis y el dieciséis (así como el pescado y el veneno). Volviendo a los sueños en que pienso si estoy soñando... podríamos pensar que estoy durmiendo muy profundo... pero la verdad es que aún tengo momentos de insomnio. Hasta el momento tengo que decir que es más fácil pelear contra el jet-lag que contra el inicio del horario de verano... aunque todavía no uso técnica anti-jetlag para paliar el horario de verano.
Dicen que tener un grillo trae buena suerte, pero aún no veo mucho de suerte en tener un bicho escondido en mi habitación, que suena a cada rato y que no deja dormir. En un par de meses he tenido dos... el primero murió; el de esta semana fue encontrado ayer y puesto en la terraza. ¿Qué clase de suerte se supone que trae? ¿Habrá que aguantar al bicho todo el tiempo?
Ceremomia de título el jueves. ¿Será suficiente un Armonyl para no golpear a la histérica que llora ni romper mi diploma antes de que llegue a manos de mis papás?
Por otra parte, he estado soñando de todo... pero sin muertos... al menos no en los sueños de los que quiero hablar. Quiero hablar de sueños en los que llego a pensar -y preguntarme- si estoy soñando; no es algo que me pase en todos los sueños ni algo que me haya pasado muchas veces... pero tres veces en una semana creo que ya es notablemente raro. Me soñé pidiendo trabajo como profe, me soñé arrancando de pretendientes (feos) para un baile importante (casi-casi como de película de princesas Disney), me soñé siendo una loca que encontró lucidez sólo al poder hablar de frutales, y hasta me soñé hablando en francés, otra vez... mientras en la vida real mi vocabulario en francés no pasa de saludos, porfavores y gracias... y bueno... sí... un par de verbos... o dos... pero no más... ah, sí... y algo de números chicos... aunque sigo confundiendo el seis y el dieciséis (así como el pescado y el veneno). Volviendo a los sueños en que pienso si estoy soñando... podríamos pensar que estoy durmiendo muy profundo... pero la verdad es que aún tengo momentos de insomnio. Hasta el momento tengo que decir que es más fácil pelear contra el jet-lag que contra el inicio del horario de verano... aunque todavía no uso técnica anti-jetlag para paliar el horario de verano.
Dicen que tener un grillo trae buena suerte, pero aún no veo mucho de suerte en tener un bicho escondido en mi habitación, que suena a cada rato y que no deja dormir. En un par de meses he tenido dos... el primero murió; el de esta semana fue encontrado ayer y puesto en la terraza. ¿Qué clase de suerte se supone que trae? ¿Habrá que aguantar al bicho todo el tiempo?
Ceremomia de título el jueves. ¿Será suficiente un Armonyl para no golpear a la histérica que llora ni romper mi diploma antes de que llegue a manos de mis papás?
20100916
Cuenta perdida... o la "nimportancia" de los números
He perdido la cuenta del número de resfríos que me han atacado este año. Justo un día después de ver un reportaje sobre la temporada de resfríos y gripes que se ha retrasado... me duele la garganta... y la cabezota... y la tos fea-fea... y debo declararme resfriada otra vez.
La verdad es que no creo que sea muy importante que digamos eso del número de resfríos... ah, bueno, sirven para dar pena :p "yo me he resfriado cinco veces este año" --uy, pobrecita... yo llevo seis, pero el vecino de la amiga de la prima de la cuñada del caballero del minimarket de donde vive la madrina de mi sobrina... ése lleva nueve... desdicha propia o ajena, la gracia parece estar en contarla (y si trae números, mientras más grandes, mejor).
No puedo decir que perdí la cuenta del número de veces que ha estornudado uno de mis vecinos (porque nunca me puse a contar)... sí puedo decir que nunca escuché a alguien estornudar tantas veces seguidas... Durante los minutos que me tomó escribir los dos primeros párrafos... ¿habrán sido unos 20 estornudos? Bueno... da lo mismo... la cosa es que estornudaba mucho, y ya debiera dejar de andar por su patio, o cerrar su ventana... a ver si la temperatura le ayuda.
Pienso en números, y los números no me dicen mucho. "Te sacaste un 7" suena como algo extraño... para saber lo que siento, cambie el número siete por una letra o símbolo cualquiera. No entiendo... puede ser algo bueno, puede ser algo malo... es un número y nada más. ¿Y hablar de dinero? Hummm... sí, el dinero significa cosas... significa las cosas en que se puede transformar, las cosas que se quisiera tener... y la cantidad de cosas también. Hoy fui a conocer el "food market" de unimarc... y recordé el valor del dinero... sólo mirando cosas que me encantaría probar (aunque es posible que no esté lista todavía para la carne de cocodrilo). En qué otra parte me encontraré con el valor de los números??
La verdad es que no creo que sea muy importante que digamos eso del número de resfríos... ah, bueno, sirven para dar pena :p "yo me he resfriado cinco veces este año" --uy, pobrecita... yo llevo seis, pero el vecino de la amiga de la prima de la cuñada del caballero del minimarket de donde vive la madrina de mi sobrina... ése lleva nueve... desdicha propia o ajena, la gracia parece estar en contarla (y si trae números, mientras más grandes, mejor).
No puedo decir que perdí la cuenta del número de veces que ha estornudado uno de mis vecinos (porque nunca me puse a contar)... sí puedo decir que nunca escuché a alguien estornudar tantas veces seguidas... Durante los minutos que me tomó escribir los dos primeros párrafos... ¿habrán sido unos 20 estornudos? Bueno... da lo mismo... la cosa es que estornudaba mucho, y ya debiera dejar de andar por su patio, o cerrar su ventana... a ver si la temperatura le ayuda.
Pienso en números, y los números no me dicen mucho. "Te sacaste un 7" suena como algo extraño... para saber lo que siento, cambie el número siete por una letra o símbolo cualquiera. No entiendo... puede ser algo bueno, puede ser algo malo... es un número y nada más. ¿Y hablar de dinero? Hummm... sí, el dinero significa cosas... significa las cosas en que se puede transformar, las cosas que se quisiera tener... y la cantidad de cosas también. Hoy fui a conocer el "food market" de unimarc... y recordé el valor del dinero... sólo mirando cosas que me encantaría probar (aunque es posible que no esté lista todavía para la carne de cocodrilo). En qué otra parte me encontraré con el valor de los números??
20100820
Yo pienso, luego...
Yo pienso, y luego soy más feliz que antes. La existencia es algo que siento más como un efecto secundario que otra cosa... hasta el momento.
Me han dicho que soy una "enciclopedia con patas". Me han mirado raro cuando cuento que un día estaba aburrida (en esos días en que el aburrimiento me casi-lleva al borde de la locura... no sé si de ida o de vuelta) y se me ocurrió tratar de descubrir cómo se suman los números binarios (y lo conseguí). Soy un ser que disfruta a Van Gogh sin importarle mucho que se haya cortado una oreja... porque antes de eso pintó bastante y eso es lo más importante. Yo paseo por la ciudad y me maravillo (o espanto) con cada edificio, como si lo viera por primera vez. No puedo evitar fijarme en detalles... las plantas me gustan más por todos los detalles que traen, que por ser "verdes y naturales". Soy alguien que va a un restaurant y piensa mientras come: pienso en lo que estoy comiendo, en cómo lo hicieron, aunque rara vez pretendo imitar la preparación en casa... no disfruto sólo el sabor, disfruto también el saber... saber descubrir.
Suelo odiar a la gente tonta, y me cae mal la gente que no quiere pensar. Parece que pensar trae complicaciones... pero no importa: yo prefiero pensar. Y lo prefiero desde hace mucho. Casi me convencen de que es malo pensar demasiado. ¿Cómo es eso de morirse? hummm... más bien... ¿cómo es eso de tener vida? La verdad es que no sé, y eso que llevo como 20 años pensando en lo mismo. Yep: en mi niñez también filosofaba. ¿Sirve eso como prueba de que pensar es necesario y natural, al menos para mí? Hay respuestas que asustan, a veces por ser feas, a veces por no existir (lo cual me deja en el no-saber que no quiero), pero las respuestas aparecen alguna vez, tal vez cambian... ¿Quién no cambia de opinión? Todo depende de lo que sabes, y todo depende de lo que quieres. Uy... problema: yo ni sé todo, ni sé qué quiero... pero pienso, y espero saber un poco más. Necesito dejar de pensar a escondidas... para dejar de pensar siempre en lo mismo. Estoy pensando en que me voy a sentir como un híbrido de todos los personajes de The Big-Bang Theory... pero al mismo tiempo pienso que siempre he sido algo así.
I think, I know... I do!
Me han dicho que soy una "enciclopedia con patas". Me han mirado raro cuando cuento que un día estaba aburrida (en esos días en que el aburrimiento me casi-lleva al borde de la locura... no sé si de ida o de vuelta) y se me ocurrió tratar de descubrir cómo se suman los números binarios (y lo conseguí). Soy un ser que disfruta a Van Gogh sin importarle mucho que se haya cortado una oreja... porque antes de eso pintó bastante y eso es lo más importante. Yo paseo por la ciudad y me maravillo (o espanto) con cada edificio, como si lo viera por primera vez. No puedo evitar fijarme en detalles... las plantas me gustan más por todos los detalles que traen, que por ser "verdes y naturales". Soy alguien que va a un restaurant y piensa mientras come: pienso en lo que estoy comiendo, en cómo lo hicieron, aunque rara vez pretendo imitar la preparación en casa... no disfruto sólo el sabor, disfruto también el saber... saber descubrir.
Suelo odiar a la gente tonta, y me cae mal la gente que no quiere pensar. Parece que pensar trae complicaciones... pero no importa: yo prefiero pensar. Y lo prefiero desde hace mucho. Casi me convencen de que es malo pensar demasiado. ¿Cómo es eso de morirse? hummm... más bien... ¿cómo es eso de tener vida? La verdad es que no sé, y eso que llevo como 20 años pensando en lo mismo. Yep: en mi niñez también filosofaba. ¿Sirve eso como prueba de que pensar es necesario y natural, al menos para mí? Hay respuestas que asustan, a veces por ser feas, a veces por no existir (lo cual me deja en el no-saber que no quiero), pero las respuestas aparecen alguna vez, tal vez cambian... ¿Quién no cambia de opinión? Todo depende de lo que sabes, y todo depende de lo que quieres. Uy... problema: yo ni sé todo, ni sé qué quiero... pero pienso, y espero saber un poco más. Necesito dejar de pensar a escondidas... para dejar de pensar siempre en lo mismo. Estoy pensando en que me voy a sentir como un híbrido de todos los personajes de The Big-Bang Theory... pero al mismo tiempo pienso que siempre he sido algo así.
I think, I know... I do!
20100813
Zzzzz...
Muero de sueño... hace rato. Pero una parte de mí se niega a dormir tan temprano. Ya sé que con o sin sueño, la probabilidad de quedarme dormida no me favorecería mucho. Uy... probabilidades... llevo unos dos días queriendo meter ciertos datos en el statgraphics, y que corra algún análisis, y mirar los resultados, comparar... pero no: estoy en campaña de simplificación, y aunque el resultado no me deje conforme, evitaré pensar, leer, analizar y re-pensar tanto como me sea posible. Es que si sigo juntando conocimientos y descubrimientos... voy a llegar a encontrar selenitas si me lo propongo. Pero no creo que necesite encontrar selenitas, por muy entretenido que pueda parecerme. Por el contrario, necesito aterrizar y enchufarme a la Tierra, aunque sé que siempre tendré una neurona en la Luna y otra en Plutón; una en el Sol, y otra en Gamma-Centaurii...
El problema de la discusión de resultados es que discuto demasiado conmigo. Eso es malo: ya sabemos que me voy a dar vueltas y vueltas sin llegar a ninguna parte... ni siquiera de vuelta al principio. Eso sería un buen comienzo: terminar donde partí, pero empezaría a darme vueltas por otros lados. Campaña de simplificación: mis vueltas me llevarán al comienzo, pero lo importante está en lo aprendido en las vueltas, y hay que quedarse con eso por un rato, al menos hasta que el conocimiento nuevo sirva de algo, o simule servir.
Ahora sí que el sueño se siente pesado... me va a ganar antes de que apague el computador...
¿Cómo será llegar a Starbucks, y que ningún otro cliente me analice visualmente?
El problema de la discusión de resultados es que discuto demasiado conmigo. Eso es malo: ya sabemos que me voy a dar vueltas y vueltas sin llegar a ninguna parte... ni siquiera de vuelta al principio. Eso sería un buen comienzo: terminar donde partí, pero empezaría a darme vueltas por otros lados. Campaña de simplificación: mis vueltas me llevarán al comienzo, pero lo importante está en lo aprendido en las vueltas, y hay que quedarse con eso por un rato, al menos hasta que el conocimiento nuevo sirva de algo, o simule servir.
Ahora sí que el sueño se siente pesado... me va a ganar antes de que apague el computador...
¿Cómo será llegar a Starbucks, y que ningún otro cliente me analice visualmente?
20100726
Oh no... it's monday!!!
Aaaaaaaaaaagh!! Es lunes. Es el fin de las vacaciones escolares de invierno. Es el fin de las mañanas quejumbrosas (estoy aburrida) y preguntonas (¿qué haré hoy?) de la Sofi. Parecen preguntas mías, sí, pero no lo son. No lo eran. Tal vez ahora el aburrimiento y el cuestionamiento diario vuelvan a ser exclusiva propiedad mía hasta las próximas vacaciones escolares. Siento que tendré hijos sólo cuando deje de tener hermana-niña y primas chicas. Soy un caso. ¿Y por qué yo? Puchas, parece que es porque las escucho (o trato de escuchar), y les entiendo, y les respondo, y todo en el mismo idioma. No soy la mamá ni soy la tía: soy la hermana grande, soy la prima grande. Soy la "otra adulta" en el público del teatro infantil... Los actores le hablan a los niños, luego se dirigen a los papás... y nunca interactúan conmigo, que no soy niña ni soy madre... me siento discriminada sin serlo (o alguien discrimina sin saberlo).
Es lunes, no hay niñas que me pregunten y pregunten cosas por la mañana. Hace rato que se fue el dolor de piernas que me dejó la subida al San Cristóbal, y ya creo que conseguí ordenar mis horas de sueño (y no más carrete nocturno, hasta que olvide que me dejan durmiendo mal... y peor). Me levanté más tarde de lo que me habría gustado, pero igual hice un rato de bicicleta viendo TV, y estoy descargando un poco de ansiedad sobre el teclado. Pienso en lo que me queda por escribir en cierto trabajito (y sus gráficos, y sus fotos, y sus cuadros y sus conclusiones). Necesitaba volver a conectarme con mi vida que cambia... pero sólo con la mía, egoístamente mía.
Tengo unas ojeras geniales (pa' la foto)... también me siento cansada, y resfriada. Mi pequeña tos de la semana pasada ha evolucionado hacia el resfrío común, y no me gusta. Bueno, ¿a quién le gusta estar resfriado? (a quien sólo descansa si se enferma, supongo). Pero resfriada o no, siento que me quiero levantar, y me quiero mover, y quiero hacer algo... y son tantas cosas que no sé por dónde empezar. Así es como empecé por escribir tonteras aquí, esperando que los nervios se me calmen un poco, porque después de todo sé que hay tiempo para todo lo que quiero hacer hoy.
Mis dedos tienen frío, como siempre en invierno. Me compré un par de guantes en el supermercado, pero parece que van a durar un par de semanas no más... no tardaron en desarmarse: un hilo por aquí, un punto por allá. Aprendí -sólo en teoría- a tejer guantes. Trato de llevar el conocimiento a la práctica, pero el tejer me enfría los dedos, y no puedo tejer con guantes puestos. Quisiera que el tejido de guantes fuese una prioridad (por el frío), pero es difícil que así sea. Intentaré dedicarme a tejer cuando deje de hacer las otras cosas. Corro riesgo de volverme adicta al calor de la estufa (y tejiendo... voy a parecer abuela).
Puse trementina sobre pastel seco... es genial. Supongo que hay gente que ya sabe que puede ser entretenido, pero como artista me muero de hambre. No porque crea que mis pinturas sean malas, sino porque dibujo poco, y pinto mucho menos. Y no he vuelto a sacar fotos. En las estaciones de metro hay un afiche sobre una expo llamada Micropaisajes... me recuerda a algo que hace muuucho tiempo tengo ganas de pintar (y creo que aún no voy a empezar).
Ya se me ordenó un poco la cabeza. Todavía no sé por dónde empezar, pero no me molesta. Tengo un poco de sueño-cansancio y un poco de frío, pero algo haré. Partiré por comprar un multivitamínico: sé que es necesario comer, pero últimamente no siento mucha hambre ni ganas de comer.
Hoy es lunes. ¿Dónde estoy?
Es lunes, no hay niñas que me pregunten y pregunten cosas por la mañana. Hace rato que se fue el dolor de piernas que me dejó la subida al San Cristóbal, y ya creo que conseguí ordenar mis horas de sueño (y no más carrete nocturno, hasta que olvide que me dejan durmiendo mal... y peor). Me levanté más tarde de lo que me habría gustado, pero igual hice un rato de bicicleta viendo TV, y estoy descargando un poco de ansiedad sobre el teclado. Pienso en lo que me queda por escribir en cierto trabajito (y sus gráficos, y sus fotos, y sus cuadros y sus conclusiones). Necesitaba volver a conectarme con mi vida que cambia... pero sólo con la mía, egoístamente mía.
Tengo unas ojeras geniales (pa' la foto)... también me siento cansada, y resfriada. Mi pequeña tos de la semana pasada ha evolucionado hacia el resfrío común, y no me gusta. Bueno, ¿a quién le gusta estar resfriado? (a quien sólo descansa si se enferma, supongo). Pero resfriada o no, siento que me quiero levantar, y me quiero mover, y quiero hacer algo... y son tantas cosas que no sé por dónde empezar. Así es como empecé por escribir tonteras aquí, esperando que los nervios se me calmen un poco, porque después de todo sé que hay tiempo para todo lo que quiero hacer hoy.
Mis dedos tienen frío, como siempre en invierno. Me compré un par de guantes en el supermercado, pero parece que van a durar un par de semanas no más... no tardaron en desarmarse: un hilo por aquí, un punto por allá. Aprendí -sólo en teoría- a tejer guantes. Trato de llevar el conocimiento a la práctica, pero el tejer me enfría los dedos, y no puedo tejer con guantes puestos. Quisiera que el tejido de guantes fuese una prioridad (por el frío), pero es difícil que así sea. Intentaré dedicarme a tejer cuando deje de hacer las otras cosas. Corro riesgo de volverme adicta al calor de la estufa (y tejiendo... voy a parecer abuela).
Puse trementina sobre pastel seco... es genial. Supongo que hay gente que ya sabe que puede ser entretenido, pero como artista me muero de hambre. No porque crea que mis pinturas sean malas, sino porque dibujo poco, y pinto mucho menos. Y no he vuelto a sacar fotos. En las estaciones de metro hay un afiche sobre una expo llamada Micropaisajes... me recuerda a algo que hace muuucho tiempo tengo ganas de pintar (y creo que aún no voy a empezar).
Ya se me ordenó un poco la cabeza. Todavía no sé por dónde empezar, pero no me molesta. Tengo un poco de sueño-cansancio y un poco de frío, pero algo haré. Partiré por comprar un multivitamínico: sé que es necesario comer, pero últimamente no siento mucha hambre ni ganas de comer.
Hoy es lunes. ¿Dónde estoy?
20100722
En el mundo hay 10 tipos de personas
Hubo un momento en la historia del mundo en que a mí me encantaban las poleras que traian una simpática frase como estampado principal. Obviamente, sólo era un tiempo en el que esas poleras estaban de moda, porque las cosas inteligentes dichas en pocas palabras siempre me han encantado... me alegraba el día leer cosas estampadas en ropa ajena... es que la sorpresa ponía de su parte. También he visto estampados lamentables que me hacían sentir vergüenza ajena. De todas las palabras, frases, citas y chistes estampables, creo que los que más sonrisas me sacan son los chistes matemáticos... y también los lógicos... y hasta los filosóficos... en realidad... parece que es mala idea pensar en clasificar las cosas... tan mala idea como sugerirme hacer una lista de cosas pendientes: no servirán para lo que se supone que sirvan.
Los 10 tipos de personas que se insinúan en el título de hoy, son las que conocen los números binarios... y las que no.
En la cabeza de Layzcita, las cosas pueden verse en una de cuatro o cinco formas. A grandes rasgos, existen las cosas lindas y existen las cosas no-lindas. En las primeras, estarían las cosas que me gustan, y las cosas que quiero. Las cosas que me gustan, son sencillamente las cosas que creo que son lindas, pero las cosas que quiero caen en categoría aparte: pueden ser las cosas más bellas, o pueden ser las cosas más comunes... al final, son las cosas que -de alguna forma desconocida- necesito. No moriré sin ellas, pero mi felicidad dará un paso más hacia su perfección.
De la misma manera, las cosas no-lindas pueden ser cosas que no me gustan, o cosas que odio. Puedo tolerar las cosas que no me gustan, pero no aseguro tolerancia infinita. Hay cosas que no quiero ver ni saber que existen... pero ya las vi (y puede que las tenga que seguir viendo), y ya sé que existen... así es que sólo puedo sentirme mal al verlas: son las cosas que odio. Y bueno... también hay cosas que existen, pero no son capaces de llamar mi atención (y ésas serían del "5º tipo").
También a la gente podría clasificarla así... de hecho, creo que ya lo hago: cada vez que pienso "¡oh, qué guapo!" me doy cuenta de que no es lo mismo decir que un hombre es lindo, que decir que me gusta (lo quierooo... conocer!!! más!!!). Las palabras pueden ser distintas, pero en el fondo, la clasificación es la misma.
Cambiando tema: Estoy empezando a odiar las vacaciones de invierno... es que me sacan de mis vacaciones meditativas permanentes y me llevan a pasear con las niñitas a lugares plagados de más niños... muuuuchos niños, y peorrr: vienen incluidos con sus respectivos padres. A los niños los aguanto (a los padres... ehhh... no gracias) y las filas... hay filas más largas que de costumbre, en todooo. Es terrible ir al mall si no quiero vitrinear, y llevo dos idas a Parque Arauco en dos días. Esto sólo se compara con la vez en que perdí las llaves del auto (en ese entonces nuevo) de mi mamá. Al menos esa vez paseaba feliz porque no supe que perdí las llaves sino hasta que me quise ir. No quiero imaginar cómo va a estar el mall durante este fin de semana, pero ya lo estoy imaginando... y lo odio.
Me duele la cabezota, y ya es hora de (tratar de) dormir.
Buenas noches.
Los 10 tipos de personas que se insinúan en el título de hoy, son las que conocen los números binarios... y las que no.
En la cabeza de Layzcita, las cosas pueden verse en una de cuatro o cinco formas. A grandes rasgos, existen las cosas lindas y existen las cosas no-lindas. En las primeras, estarían las cosas que me gustan, y las cosas que quiero. Las cosas que me gustan, son sencillamente las cosas que creo que son lindas, pero las cosas que quiero caen en categoría aparte: pueden ser las cosas más bellas, o pueden ser las cosas más comunes... al final, son las cosas que -de alguna forma desconocida- necesito. No moriré sin ellas, pero mi felicidad dará un paso más hacia su perfección.
De la misma manera, las cosas no-lindas pueden ser cosas que no me gustan, o cosas que odio. Puedo tolerar las cosas que no me gustan, pero no aseguro tolerancia infinita. Hay cosas que no quiero ver ni saber que existen... pero ya las vi (y puede que las tenga que seguir viendo), y ya sé que existen... así es que sólo puedo sentirme mal al verlas: son las cosas que odio. Y bueno... también hay cosas que existen, pero no son capaces de llamar mi atención (y ésas serían del "5º tipo").
También a la gente podría clasificarla así... de hecho, creo que ya lo hago: cada vez que pienso "¡oh, qué guapo!" me doy cuenta de que no es lo mismo decir que un hombre es lindo, que decir que me gusta (lo quierooo... conocer!!! más!!!). Las palabras pueden ser distintas, pero en el fondo, la clasificación es la misma.
Cambiando tema: Estoy empezando a odiar las vacaciones de invierno... es que me sacan de mis vacaciones meditativas permanentes y me llevan a pasear con las niñitas a lugares plagados de más niños... muuuuchos niños, y peorrr: vienen incluidos con sus respectivos padres. A los niños los aguanto (a los padres... ehhh... no gracias) y las filas... hay filas más largas que de costumbre, en todooo. Es terrible ir al mall si no quiero vitrinear, y llevo dos idas a Parque Arauco en dos días. Esto sólo se compara con la vez en que perdí las llaves del auto (en ese entonces nuevo) de mi mamá. Al menos esa vez paseaba feliz porque no supe que perdí las llaves sino hasta que me quise ir. No quiero imaginar cómo va a estar el mall durante este fin de semana, pero ya lo estoy imaginando... y lo odio.
Me duele la cabezota, y ya es hora de (tratar de) dormir.
Buenas noches.
20100703
Qué manera de soñar
Otra vez mis sueños y yo. Sueños de aquellos que se sueñan sin querer imaginar nada, cuando se duerme profundamente, el cuerpo parece que se tensa y la voluntad parece que no funciona... a veces dan ganas de controlar algo, de moverse, de respirar, de despertar, y no hay caso: no se puede.
La ventana de mi antiiiiiiiiguo dormitorio tenía el marco chueco, la madera estaba húmeda, y afuera llovía y llovía y llovía. Necesitaba cerrar bien la ventana, pero al mismo tiempo quería seguir mirando p'afuera... cosa que no se puede hacer si el vidrio no es transparente.
Me miré al espejo y sonreí. Mis dientes eran perfectos (ni muy grandes ni muy chicos, de colorcito A1) y uniformes, y sentí que eso era de lo más normal del mundo.
Me perdí en un barrio antiguo de Santiago, buscando el local de mi mamá. Dejé el auto más lejos de lo que creía, y mi primita no es buena para caminar. Pasé por plazas, iglesias y museos, en uno de ellos hacían recreaciones históricas... me recordó una escena de "Hannibal". Al final encontré por dónde ir y odié devolverme y encontrarme con la gente que ya se había cruzado en mi camino.
Volví al colegio, otra vez. Y faltaba a clases por la tarde porque a veces no tenía ganas de ir, y otras veces porque olvidaba ir. Subía y bajaba escaleras, recorría patios y pasillos... todo laberíntico. Dejé de dar pruebas porque olvidaba ir por las tardes y la negligencia terminó por ganar, aunque le había pedido ayuda a mis amigas para recordar que tenía pruebas y clases por las tardes, la verdad es que no resultó. Al final-final, renuncio: no voy más al colegio porque no tiene sentido estar ahí.
Anduve de paseo con mi ex. En verdá era la pura cara, pq en todo lo demás, me sentía como paseando con el actual. Estaba en un lugar como el CEAT, con los cabros haciend prácticas de verano y todo eso. Vi un árbol de pumelos gigantes (como un racimo de uvas dado vuelta, donde las bayas eran pumelos), unos higos dobles grandes, largos como paltas florentinas, y con una pulpa que parecía tinta de plumón. Salimos a almorzar, saltamos de Talagante a Santiago en dos cuadras... hasta me pregunté si nos habremos metido en uno de esos míticos pasadizos espaciotemporales, porque no entendía nada-nada. Almorzamos donde primero encontramos, y al final, una señora -la dueña- me agarra como gitana embaucando escolares ilusas (y yo me portaba como adolescente ilusa, que la dejó hacer lo que quisiera). Tomó un montón de papeles grandotes como planos y mapas, y me los empezó a corchetear en la espalda... del cuello a las caderas... uno y otro papel, algunos doblados, otros menos doblados, otros estirados. Hasta un par de alfileres de gancho me puso... atravesó carne, dejó sangre... En realidad la sangre la vi cuando me fui de ahí, y empezamos a correr. No escapando, sino corriendo por gusto. No me sentía cómoda con todas esas cosas corcheteadas sobre mí, así es que me las traté de sacar, mientras recordaba el día en que me corcheteé un dedo por andar disparando corchetes al aire. Quitados todos los corchetes, me quedaba el par de alfileres, que no eran chicos. Cuando me saqué los alfileres, los vi ensangrentados y con un montón de sangre coagulada sobre ellos, como sacada de la utilería de CSI. Mientras tanto, mi acompañante siguió corriendo; en un principio creo que me ayudaba a quitarme las cosas ésas, pero luego volvió a correr solo. Ahí dejé de sentir que era Sergio, porque se portaba como J. y su complejo de Forrest Gump: corre Forrest, corre.
Hay días en que me gustaría ser tonta. Hay noches en que me gustaría no soñar.
La ventana de mi antiiiiiiiiguo dormitorio tenía el marco chueco, la madera estaba húmeda, y afuera llovía y llovía y llovía. Necesitaba cerrar bien la ventana, pero al mismo tiempo quería seguir mirando p'afuera... cosa que no se puede hacer si el vidrio no es transparente.
Me miré al espejo y sonreí. Mis dientes eran perfectos (ni muy grandes ni muy chicos, de colorcito A1) y uniformes, y sentí que eso era de lo más normal del mundo.
Me perdí en un barrio antiguo de Santiago, buscando el local de mi mamá. Dejé el auto más lejos de lo que creía, y mi primita no es buena para caminar. Pasé por plazas, iglesias y museos, en uno de ellos hacían recreaciones históricas... me recordó una escena de "Hannibal". Al final encontré por dónde ir y odié devolverme y encontrarme con la gente que ya se había cruzado en mi camino.
Volví al colegio, otra vez. Y faltaba a clases por la tarde porque a veces no tenía ganas de ir, y otras veces porque olvidaba ir. Subía y bajaba escaleras, recorría patios y pasillos... todo laberíntico. Dejé de dar pruebas porque olvidaba ir por las tardes y la negligencia terminó por ganar, aunque le había pedido ayuda a mis amigas para recordar que tenía pruebas y clases por las tardes, la verdad es que no resultó. Al final-final, renuncio: no voy más al colegio porque no tiene sentido estar ahí.
Anduve de paseo con mi ex. En verdá era la pura cara, pq en todo lo demás, me sentía como paseando con el actual. Estaba en un lugar como el CEAT, con los cabros haciend prácticas de verano y todo eso. Vi un árbol de pumelos gigantes (como un racimo de uvas dado vuelta, donde las bayas eran pumelos), unos higos dobles grandes, largos como paltas florentinas, y con una pulpa que parecía tinta de plumón. Salimos a almorzar, saltamos de Talagante a Santiago en dos cuadras... hasta me pregunté si nos habremos metido en uno de esos míticos pasadizos espaciotemporales, porque no entendía nada-nada. Almorzamos donde primero encontramos, y al final, una señora -la dueña- me agarra como gitana embaucando escolares ilusas (y yo me portaba como adolescente ilusa, que la dejó hacer lo que quisiera). Tomó un montón de papeles grandotes como planos y mapas, y me los empezó a corchetear en la espalda... del cuello a las caderas... uno y otro papel, algunos doblados, otros menos doblados, otros estirados. Hasta un par de alfileres de gancho me puso... atravesó carne, dejó sangre... En realidad la sangre la vi cuando me fui de ahí, y empezamos a correr. No escapando, sino corriendo por gusto. No me sentía cómoda con todas esas cosas corcheteadas sobre mí, así es que me las traté de sacar, mientras recordaba el día en que me corcheteé un dedo por andar disparando corchetes al aire. Quitados todos los corchetes, me quedaba el par de alfileres, que no eran chicos. Cuando me saqué los alfileres, los vi ensangrentados y con un montón de sangre coagulada sobre ellos, como sacada de la utilería de CSI. Mientras tanto, mi acompañante siguió corriendo; en un principio creo que me ayudaba a quitarme las cosas ésas, pero luego volvió a correr solo. Ahí dejé de sentir que era Sergio, porque se portaba como J. y su complejo de Forrest Gump: corre Forrest, corre.
Hay días en que me gustaría ser tonta. Hay noches en que me gustaría no soñar.
20100614
Algo que decir
Esta sensación es nueva... se parece a la ansiedad, pero no me hace descuerar mis labios ni rascar un punto específico en mi cuero cabelludo. Puede que al final sea más de lo mismo. Está claro que hace rato que dejé de sentir "reconciliación" con el mundo, y no importa lo que sienta, no me agrada. Esta vez siento que tengo algo que decir, pero este algo se parece a una moneda de 5 pesos en el fondo de una cartera-modelo de mujer que siempre sale: la cartera está llena de cosas que sirven y llena de cosas que no sirven, y todas las cosas fueron puestas ahí "por si acaso". Ergo, es imposible encontrar fácilmente esa moneda de 5 pesos, por mucho que la quiera encontrar, o por mucho que la necesite.
¿Qué tan exclusivamente femenino será eso de tener cosas porsiaca'? Mi cartera suele contener portacarnet, billetera, a veces lápiz, y muchas boletas... de lo que sea. Recuerdo facturas y guías de despacho cuyo papel tenía impresa "infinitamente" la misma secuencia de palabras: su boleta es beneficio para todos exíjala"... creo que eso sumado al "conserve su boleta" han hecho efecto. En mi cartera no tengo espejo porque no me maquillo... y por eso mismo no llevo set de cosméticos, ni cremas pa la cara ni pa las manos. Odio el olor del esmalte de uñas (y el del quitaesmalte también). Sí llevo en la cartera lo que a veces no puedo llevar en los bolsillos (celu, llaves, vicky). Definitivamente, los papeles inútiles son lo que abunda en mi cartera.
Se me acaba de ocurrir que no es lo mismo guardar cosas porsiaca' que llevarlas porsiaca', porque sólo en el segundo caso se piensa de verdad.
Al otro lado están los machos que botan todo lo que les parece inservible. Es como si tuvieran la capacidad de ver basura en todas partes. Lo más simpático es que también botan cosas que no son suyas, que son de otra persona, y que a esa persona sí le sirven.
Creo que yo aún no encuentro un equilibrio entre guardar y botar. Quisiera que fuese más difícil guardar sin pensar y que fuese más fácil pensar menos antes de botar. ¿Cómo se hace eso?
Parece que la sensación rara ya pasó :)
¿Qué tan exclusivamente femenino será eso de tener cosas porsiaca'? Mi cartera suele contener portacarnet, billetera, a veces lápiz, y muchas boletas... de lo que sea. Recuerdo facturas y guías de despacho cuyo papel tenía impresa "infinitamente" la misma secuencia de palabras: su boleta es beneficio para todos exíjala"... creo que eso sumado al "conserve su boleta" han hecho efecto. En mi cartera no tengo espejo porque no me maquillo... y por eso mismo no llevo set de cosméticos, ni cremas pa la cara ni pa las manos. Odio el olor del esmalte de uñas (y el del quitaesmalte también). Sí llevo en la cartera lo que a veces no puedo llevar en los bolsillos (celu, llaves, vicky). Definitivamente, los papeles inútiles son lo que abunda en mi cartera.
Se me acaba de ocurrir que no es lo mismo guardar cosas porsiaca' que llevarlas porsiaca', porque sólo en el segundo caso se piensa de verdad.
Al otro lado están los machos que botan todo lo que les parece inservible. Es como si tuvieran la capacidad de ver basura en todas partes. Lo más simpático es que también botan cosas que no son suyas, que son de otra persona, y que a esa persona sí le sirven.
Creo que yo aún no encuentro un equilibrio entre guardar y botar. Quisiera que fuese más difícil guardar sin pensar y que fuese más fácil pensar menos antes de botar. ¿Cómo se hace eso?
Parece que la sensación rara ya pasó :)
20100610
A ver...
A ver, ¿por dónde empiezo? (nota mental: aún no tengo idea de dónde está el principio). Así queee... la primera cosa que caiga por su propio peso...
(...)
Anoche soñé mil wevadas. Soñé conmigo en un estado "ultradepresivo-mayor", como si se hubiera multiplicado la desesperanza de los peores días de los últimos años, y eso se sumara a la multiplicación de la intensidad de todas mis emociones y ultrasensibilidades premenstruales. No sé si soñaba que soñaba, o soñaba que olvidaba. O las dos cosas. En mi sueño me enojé con mis dos viejas amigas cercanas del colegio, mis papás no me entendían, mis tíos no me entendían (con suerte hacían caso de mi presencia), y mis hermanas sólo querían cuidarme, sin saber cómo. Habría saltado de cualquier edificio, sentía la necesidad de salirme del cuerpo. Mientras, comía unos bocaditos con forma de pescaditos (nótese el exceso de diminutivos) que venían en unos palitos como de cocktail, pero con forma de pinches... que al final decidí coleccionar, como recuerdo de lo único que pude disfrutar.
También soñé con mis dientes sueltos. Veía mis encías muy delgadas, de un color rosado muy pálido, mis incisivos superiores todos chicos y sueltos; era algo que no tenía por qué estar pasando pero pasaba, y sentía miedo de perder mis dientes. También sentía las ganas de cuidarlos de cualquier forma.
Soñé con la eliminación masiva de gatos. Masivo por la cantidad, no por el método. Había alguien que mostraba las técnicas existentes para matar gatos, y mostraba su técnica mejorada. Gato por gato mostraba y explicaba el qué hacía y cómo funcionaba. Y nuestro gato estaba entre los moribundos... y nosotras sólo nos preguntábamos cómo diablos revertir el procedimiento.
Y creo que eso es todo lo que recuerdo que vi mientras dormía.
Hace frío. Y sólo hay una cosa que aborrezco cuando hace frío: mis dedos. Parece que fueron hechos para congelarse. Si bien es rico poder "abrazar" con ellos una taza de té (o café o chocolate o lo que sea), el efecto dura poco y no me permite hacer otras cosas que quiera hacer, como escribir. Ahora mismo tengo los dedos congelados pero quiero escribir. Y no se calientan escribiendo. Tendrán que disfrutar del tazón y del teclado por separado. Creo que mis dedos de los pies se enfrían más, pero así como no sirven de mucho, no dan mayor preocupación.
Psicoloco le preguntó a Layzcita: "Si tú fueras un computador, ¿Qué parte crees que tienes mala?". Y Layzcita respondió "RAM". Pero habiéndolo pensado un rato más, creo que esa respuesta es sólo una de las caras del asunto. Es que también creo que esta computadora tiene un SO demasiado especial: está claro que funciona, que sirve, pero no lo entendemos. Algo tengo de PalmOS, en que puedo hacer muchas cosas, y -en el fondo- todos los programas se quedan abiertos y listos para volver a ellos, pese a que nunca se usarán todos al mismo tiempo. He ahí un conflicto con mi RAM: sea lo que sea, me cuesta empezar. Tengo la sensación de que mi afición a las metáforas se ha vuelto más que evidente.
Cambiando de tema, voy a terminar con la idea del post sobre evolución foodie, misma que no pude terminar debido a la llegada de Morpheus. Hablaba de comida y vino. La moda del vino, vino antes. ¿Qué sentido tenía saber de vinos y conformarse con cualquier comida? Pues, hubo que continuar la educación del paladar y aprender a comer bien. En paralelo, vamos desarrollando el gusto: "¿Qué vino me gusta? ¿Qué comida me gusta?". Y finalmente ocurre... que hay una forma de comer exactamente lo que quiera... más encima cuesta menos que salir a comer (cosa que tampoco garantizaba en un 100% el placer buscado), y mejor aún: no cualquiera lo hace. He aquí mi teoría de cómo el país aprendió a (comer y) cocinar.
Los días de lluvia son estimulantes. Los días nublados, no.
(...)
Anoche soñé mil wevadas. Soñé conmigo en un estado "ultradepresivo-mayor", como si se hubiera multiplicado la desesperanza de los peores días de los últimos años, y eso se sumara a la multiplicación de la intensidad de todas mis emociones y ultrasensibilidades premenstruales. No sé si soñaba que soñaba, o soñaba que olvidaba. O las dos cosas. En mi sueño me enojé con mis dos viejas amigas cercanas del colegio, mis papás no me entendían, mis tíos no me entendían (con suerte hacían caso de mi presencia), y mis hermanas sólo querían cuidarme, sin saber cómo. Habría saltado de cualquier edificio, sentía la necesidad de salirme del cuerpo. Mientras, comía unos bocaditos con forma de pescaditos (nótese el exceso de diminutivos) que venían en unos palitos como de cocktail, pero con forma de pinches... que al final decidí coleccionar, como recuerdo de lo único que pude disfrutar.
También soñé con mis dientes sueltos. Veía mis encías muy delgadas, de un color rosado muy pálido, mis incisivos superiores todos chicos y sueltos; era algo que no tenía por qué estar pasando pero pasaba, y sentía miedo de perder mis dientes. También sentía las ganas de cuidarlos de cualquier forma.
Soñé con la eliminación masiva de gatos. Masivo por la cantidad, no por el método. Había alguien que mostraba las técnicas existentes para matar gatos, y mostraba su técnica mejorada. Gato por gato mostraba y explicaba el qué hacía y cómo funcionaba. Y nuestro gato estaba entre los moribundos... y nosotras sólo nos preguntábamos cómo diablos revertir el procedimiento.
Y creo que eso es todo lo que recuerdo que vi mientras dormía.
Hace frío. Y sólo hay una cosa que aborrezco cuando hace frío: mis dedos. Parece que fueron hechos para congelarse. Si bien es rico poder "abrazar" con ellos una taza de té (o café o chocolate o lo que sea), el efecto dura poco y no me permite hacer otras cosas que quiera hacer, como escribir. Ahora mismo tengo los dedos congelados pero quiero escribir. Y no se calientan escribiendo. Tendrán que disfrutar del tazón y del teclado por separado. Creo que mis dedos de los pies se enfrían más, pero así como no sirven de mucho, no dan mayor preocupación.
Psicoloco le preguntó a Layzcita: "Si tú fueras un computador, ¿Qué parte crees que tienes mala?". Y Layzcita respondió "RAM". Pero habiéndolo pensado un rato más, creo que esa respuesta es sólo una de las caras del asunto. Es que también creo que esta computadora tiene un SO demasiado especial: está claro que funciona, que sirve, pero no lo entendemos. Algo tengo de PalmOS, en que puedo hacer muchas cosas, y -en el fondo- todos los programas se quedan abiertos y listos para volver a ellos, pese a que nunca se usarán todos al mismo tiempo. He ahí un conflicto con mi RAM: sea lo que sea, me cuesta empezar. Tengo la sensación de que mi afición a las metáforas se ha vuelto más que evidente.
Cambiando de tema, voy a terminar con la idea del post sobre evolución foodie, misma que no pude terminar debido a la llegada de Morpheus. Hablaba de comida y vino. La moda del vino, vino antes. ¿Qué sentido tenía saber de vinos y conformarse con cualquier comida? Pues, hubo que continuar la educación del paladar y aprender a comer bien. En paralelo, vamos desarrollando el gusto: "¿Qué vino me gusta? ¿Qué comida me gusta?". Y finalmente ocurre... que hay una forma de comer exactamente lo que quiera... más encima cuesta menos que salir a comer (cosa que tampoco garantizaba en un 100% el placer buscado), y mejor aún: no cualquiera lo hace. He aquí mi teoría de cómo el país aprendió a (comer y) cocinar.
Los días de lluvia son estimulantes. Los días nublados, no.
20100607
Fines de semana
Muchas veces me preguntan qué haré el próximo fin de semana, pero normalmente no tengo respuesta. Mis fines de semana suelen ser una ventana abierta. Muchas veces le pregunto a Sergio qué haremos el fin de semana, pero suele ser porque tengo ganas de preguntarle algo. Otras varias veces, le pregunto qué tiene pensado hacer el fin de semana. Pero sus fines de semana aún parecen regidos al deber, porque la respuesta parte con un "no sé" ...y siempre sigue con una versión del "tengo que ayudar", que parece ser producto de la culpabilidad que producen las palabras de su padre que se queja de no recibir ayuda (en lugar de pedirla) en el negocio. Así las cosas, el viejo debiera estar feliz, porque recibe más ayuda de la que pide.
El viernes recién pasado anduvimos de paseo por Bellavista. Hace rato que no salíamos a compartir con los pocos amigos en común. Y fueron menos los amigos que llegaron, porque... bueno... puede ser esa otra costumbre chilena: la de decir que sí, sin intención de cumplir. Por cierto, a mí se me hace más fácil decir que no y cambiar de opinión después, que decir que sí, y cambiar de opinión después. Debe ser que suelo avisar cuando cambio de opinión (también suelo avisar si voy a llegar notablemente tarde). Pero yo estaba escribiendo algo acerca del viernes!!
Yo quería ir al Dublin. Nunca he ido y siempre quiero entrar, pero está llenísimo. Creo que lo dejaré para un día de semana, porque olor a cigarro sí aguanto, pero no las neblinas que produce. Así que fuimos al Budapest. Y apenas nos pasan la carta, empiezo a sentir por qué Dublín está lleno y Budapest está vacío. Obvio, si te reciben preguntando si vas a comer algo... porque no pueden vender alcohólicas sin comida, luego ves que la carta no trae mucho para escoger, hay sólo dos tipos de cerveza disponible, y eso sumado a la ausencia de happy hour creo que termina de explicarlo todo. Una conversación liviana, y un reencuentro después de no verse por meses... rico igual. Ah, y una tabla de frutos secos es de lo más agradable del mundo, y no se encuentra en cualquier parte. Y eso que me gusta hacer a mí: en vez de pedir "algo más", prefiero irme a otro local, y pedir "de nuevo".
Segunda parada: La Casa en el Aire, local antiguo. Hace más de un año que no iba. Me gusta porque se siente simpático el ambiente (y la doble altura del interior permite que el humo no moleste tan rápido), y me gustaban las sopaipillas. Sí, sí: me gustaban, porque las que comimos el viernes estaban horribles... eran como las de carrito de calle, y fritas dos veces, y más chicas de lo que recordaba (ya eran tamaño cocktail). Nada que ver con los viejos tiempos, en que eran suaves como las que hago en la casa. La yuca venía dura y casi fría... de nuevo como frita dos veces (sólo que la vez 1 fue hace muuuuucho rato). En ese entonces no me molestaba que se demorasen un mundo en servir una tabla, porque el resultado final hacía olvidar la espera. Ahora no. Ahora me hacen pensar en escribir sobre todo lo que puedo odiar cuando salgo a comer. Creo que ese será el próximo post. Remodelaron los baños y quedaron lindos (en realidad sólo uso el de las mujeres). Siempre me parecerá simpática toda esa onda popular y anti-imperialista que venden... porque sí que la venden! (y no es barata).
Resto del fin de semana: cocina/comida, poda, conversación, televisión, bowling, comida chatarra, un dormir desordenado. Hoy con sueño y los pies fríos-fríos, con ganas de nada.
Fluoxeta en 60 mg... otra vez.
El viernes recién pasado anduvimos de paseo por Bellavista. Hace rato que no salíamos a compartir con los pocos amigos en común. Y fueron menos los amigos que llegaron, porque... bueno... puede ser esa otra costumbre chilena: la de decir que sí, sin intención de cumplir. Por cierto, a mí se me hace más fácil decir que no y cambiar de opinión después, que decir que sí, y cambiar de opinión después. Debe ser que suelo avisar cuando cambio de opinión (también suelo avisar si voy a llegar notablemente tarde). Pero yo estaba escribiendo algo acerca del viernes!!
Yo quería ir al Dublin. Nunca he ido y siempre quiero entrar, pero está llenísimo. Creo que lo dejaré para un día de semana, porque olor a cigarro sí aguanto, pero no las neblinas que produce. Así que fuimos al Budapest. Y apenas nos pasan la carta, empiezo a sentir por qué Dublín está lleno y Budapest está vacío. Obvio, si te reciben preguntando si vas a comer algo... porque no pueden vender alcohólicas sin comida, luego ves que la carta no trae mucho para escoger, hay sólo dos tipos de cerveza disponible, y eso sumado a la ausencia de happy hour creo que termina de explicarlo todo. Una conversación liviana, y un reencuentro después de no verse por meses... rico igual. Ah, y una tabla de frutos secos es de lo más agradable del mundo, y no se encuentra en cualquier parte. Y eso que me gusta hacer a mí: en vez de pedir "algo más", prefiero irme a otro local, y pedir "de nuevo".
Segunda parada: La Casa en el Aire, local antiguo. Hace más de un año que no iba. Me gusta porque se siente simpático el ambiente (y la doble altura del interior permite que el humo no moleste tan rápido), y me gustaban las sopaipillas. Sí, sí: me gustaban, porque las que comimos el viernes estaban horribles... eran como las de carrito de calle, y fritas dos veces, y más chicas de lo que recordaba (ya eran tamaño cocktail). Nada que ver con los viejos tiempos, en que eran suaves como las que hago en la casa. La yuca venía dura y casi fría... de nuevo como frita dos veces (sólo que la vez 1 fue hace muuuuucho rato). En ese entonces no me molestaba que se demorasen un mundo en servir una tabla, porque el resultado final hacía olvidar la espera. Ahora no. Ahora me hacen pensar en escribir sobre todo lo que puedo odiar cuando salgo a comer. Creo que ese será el próximo post. Remodelaron los baños y quedaron lindos (en realidad sólo uso el de las mujeres). Siempre me parecerá simpática toda esa onda popular y anti-imperialista que venden... porque sí que la venden! (y no es barata).
Resto del fin de semana: cocina/comida, poda, conversación, televisión, bowling, comida chatarra, un dormir desordenado. Hoy con sueño y los pies fríos-fríos, con ganas de nada.
Fluoxeta en 60 mg... otra vez.
20100529
Evolución
Creo que ya llevo al menos una semana con una cuestión en la cabeza: ¿Cuándo se volvió cool saber de comida? ...como que vino con la onda del vino, ¿o no?
La Layz-chica, creció (ad)mirando la cocina del restaurant, regodiona para comer, y curiosa. Muy curiosa. Un día, se aburrió de sólo mirar, de pedir permiso para jugar con las masas, de preguntar si podía ayudar (y que le respondieran que no, gracias), y de sólo poder mezclar helados y frutas en conserva. Ese día exigió hacer galletas... había que jugar con los moldes de juguete, y con los que traían de regalo los paquetes de harina... y su mamá improvisó una masa cualquiera que resultó en galletas duras y desabridas. ¡Problemón! Mamá no sabía hacer las cosas que a la hija se le ocurría hacer. Pero la primera vez que improvisó haciendo empanadas resultó mejor: sólo faltó el comino, que no sabía que existía -con suerte teníamos orégano- y que al fin y al cabo es lo que le da a la empanada su sabor a empanada... según yo en ese entonces.
Después, vino otro día, en que Layz-chica se aburrió de leer recetas de cocina que encontraba por ahí, porque sólo las podía imaginar. No un aburrimiento que dijera "no quiero leer más", sino uno que de vez en cuando decía "pero esto no es difícil!!, yo puedo hacer esto"; ante ello, surgía la necesidad de comprobar ese pensamiento, y la niña se puso a batir huevos y hacer bizcochos (que la mamá ponía y sacaba del horno) y armar tortas. Unas pocas recetas después, podía imaginar la preparación y el resultado sin necesidad de cocinar nada. Llegar al colegio un día cualquiera y contarle a tus amigos que hiciste una torta para un cumpleaños... oh, demonios... resulta que nadie tiene idea de cocina, resulta que no saber cocinar -y sólo comer- es lo cool, porque el que se mete en la cocina es un bicho raro, ligeramente admirable, pero un ser extraño.
Luego, vendría el momento de jugar. Jugar con cuidado: a freír masas, trocitos de carne, fideos... lo que se me ocurriera. Para eso siempre hubo aceite caliente listo. Lo mismo en la vaporera. Me parecía impresionante lo que el vapor podía hacerle a un spaghetti. Y fue impresionante descubrir que un fideo de arroz se podía freír y comer como snack. Cuando el aceite caliente se junta con otra cosa, pareciera que habla. No sé qué es más impresionante: que alguien descubriera el aceite, o que alguien descubriera lo que hace el aceite caliente.
Después, aprendi a cocinar comida de verdad. Después de mucho mirar, de escuchar a mi mamá describir cada cosa que hacía, explicar el porqué del orden de los ingredientes, del para qué de cada cosa... sencillamente me puse a cocinar. Daba lo mismo qué cosa quisiera poner en el wok, siempre sentía que sabía cómo hacerlo. ¿Invitar a mis amigas a almorzar? Sí. A veces cocinaba yo, otras veces mi mamá, pero todas las veces mis amigas se dedicaban a hablar de lo que sus madres hacían al almuerzo: que siempre estaba servido cuando llegaban a la casa, que la carne sin nervio y sin grasa, que el repollo finito (y la técnica de abrazar al repollo)... parecían demasiado orgullosas de poder llegar a la casa y sólo sentarse a comer. Y yo... a la hora de cenar recibía casi todos los días la misma pregunta: ¿Qué quieres comer? Supongo que mis problemas para decidir provienen desde que empecé a ir al colegio (y me tenía que dormir temprano, y no alcanzaba a comer con mis papás) y había que decidir qué comer. No sólo tenía toda la carta del restaurant para elegir: también podía inventar y mezclar a mi gusto por haber siempre disponible carnes -vacuno, pollo, cerdo, pescado-, camarones, verduras varias, y fideos -normales, de arroz, al huevo (frescos)-, y papas, y huevos, y... además, siempre podía haber algo diferente. No me gustaba tener tanto para escoger. A veces pedía que me fueran a comprar un completo; con mayor frecuencia respondía a la pregunta diciendo "lo mismo de ayer", sólo para no pensar otra vez en todas las posibilidades que tenía. La chica regodiona nunca comió algo que no le gustara.
Da la impresión de que todos los orientales tienen un sibarita escondido cuando se trata de comida. Siempre saben si el pescado estaba fresco (o sea, antes de ser transformado formalmente en lo que se conoce comúnmente como... comida!), y nunca lo disfrutarán si no estaba fresco. Incluso, un individuo que jamás haya probado la carne de langosta podría darse cuenta de su frescura previa (la de la langosta!). Siempre detectan un mal punto de cocción (falta o exceso), un frito mal hecho, un plato recalentado. El gusto por los aliños es variable, pero todos están muy seguros de lo que falte o lo que sobre; el gusto varía mucho, pero parece haber un "rango" para el aliñado correcto. Difícilmente un oriental se conforma con sólo tener comida: necesita disfrutarla, por muy sencilla que ésta sea. Nada que ver con el chileno común... hasta ahora.
Tráiganme por favor a un sociólogo foodie pa que me explique por qué ahora todo el mundo quiere saber de cocina. ¿Qué pasó que tanta gente está dejando de sentir que cualquier comida es rica? No, no es malo. Pero para mí es raro notar el cambio. Yo creo que pasaron dos cosas: primero la moda del vino... pasó el mundo chilensis del tinto/blanco a notar que existen cepajes dentro de cada color. Pasó que se volvió signo de estatus el saber de cepas, el saber catar, saber diferenciar un vino de otro.
Pero saber de vinos es saber en vano si no hay comida que acompañar. Hacer que un choripán se acompañe por un vino alfa (por no dar publicidad gratis) que vale muchos pesos, es como lavarse los dientes con gaseosa. Si vamos a disfrutar el vino, disfrutemos también la comida... pero la comida más rica también es cara (hasta ahora, el que no sabe cocinar se cree admirable)... y así... el mundo se ha dado cuenta de que vale la pena pagar algo más por un buen vino, y que vale la pena pagar por buena comida... pero ambas cosas al mismo tiempo pueden afectar seriamente las finanzas personales. Y ese mismo mundo, que gusta del vino, que aprende a comer bien, se da cuenta de que no puede producir vino, pero sí puede preparar comida, y que puede ahorrar plata aprendiendo a cocinar... se da cuenta también de lo beneficiada que sale su vida social si sabe cocinar... OK, me está dando sueño (por fin), pero creo que ya se entiende que ha aparecido el beneficio de la cocina, se ha notado que lo genial es ser diferente, que en realidad son pocos los que saben cocinar (y muchos los que aprenden a tomar vino).
Eso aparte de la gente que prefiere vivir sola, solteramente... sin bichitos que alimentar y vestir, con tiempo y dinero para disfrutar de placeres poco culpables. Me voy a dormir. La historia de Layz-chica y los destilados queda para otra ocasión.
Al final, la mayoría cree que sabe, pero en realidad no tiene idea de nada. Como yo.
La Layz-chica, creció (ad)mirando la cocina del restaurant, regodiona para comer, y curiosa. Muy curiosa. Un día, se aburrió de sólo mirar, de pedir permiso para jugar con las masas, de preguntar si podía ayudar (y que le respondieran que no, gracias), y de sólo poder mezclar helados y frutas en conserva. Ese día exigió hacer galletas... había que jugar con los moldes de juguete, y con los que traían de regalo los paquetes de harina... y su mamá improvisó una masa cualquiera que resultó en galletas duras y desabridas. ¡Problemón! Mamá no sabía hacer las cosas que a la hija se le ocurría hacer. Pero la primera vez que improvisó haciendo empanadas resultó mejor: sólo faltó el comino, que no sabía que existía -con suerte teníamos orégano- y que al fin y al cabo es lo que le da a la empanada su sabor a empanada... según yo en ese entonces.
Después, vino otro día, en que Layz-chica se aburrió de leer recetas de cocina que encontraba por ahí, porque sólo las podía imaginar. No un aburrimiento que dijera "no quiero leer más", sino uno que de vez en cuando decía "pero esto no es difícil!!, yo puedo hacer esto"; ante ello, surgía la necesidad de comprobar ese pensamiento, y la niña se puso a batir huevos y hacer bizcochos (que la mamá ponía y sacaba del horno) y armar tortas. Unas pocas recetas después, podía imaginar la preparación y el resultado sin necesidad de cocinar nada. Llegar al colegio un día cualquiera y contarle a tus amigos que hiciste una torta para un cumpleaños... oh, demonios... resulta que nadie tiene idea de cocina, resulta que no saber cocinar -y sólo comer- es lo cool, porque el que se mete en la cocina es un bicho raro, ligeramente admirable, pero un ser extraño.
Luego, vendría el momento de jugar. Jugar con cuidado: a freír masas, trocitos de carne, fideos... lo que se me ocurriera. Para eso siempre hubo aceite caliente listo. Lo mismo en la vaporera. Me parecía impresionante lo que el vapor podía hacerle a un spaghetti. Y fue impresionante descubrir que un fideo de arroz se podía freír y comer como snack. Cuando el aceite caliente se junta con otra cosa, pareciera que habla. No sé qué es más impresionante: que alguien descubriera el aceite, o que alguien descubriera lo que hace el aceite caliente.
Después, aprendi a cocinar comida de verdad. Después de mucho mirar, de escuchar a mi mamá describir cada cosa que hacía, explicar el porqué del orden de los ingredientes, del para qué de cada cosa... sencillamente me puse a cocinar. Daba lo mismo qué cosa quisiera poner en el wok, siempre sentía que sabía cómo hacerlo. ¿Invitar a mis amigas a almorzar? Sí. A veces cocinaba yo, otras veces mi mamá, pero todas las veces mis amigas se dedicaban a hablar de lo que sus madres hacían al almuerzo: que siempre estaba servido cuando llegaban a la casa, que la carne sin nervio y sin grasa, que el repollo finito (y la técnica de abrazar al repollo)... parecían demasiado orgullosas de poder llegar a la casa y sólo sentarse a comer. Y yo... a la hora de cenar recibía casi todos los días la misma pregunta: ¿Qué quieres comer? Supongo que mis problemas para decidir provienen desde que empecé a ir al colegio (y me tenía que dormir temprano, y no alcanzaba a comer con mis papás) y había que decidir qué comer. No sólo tenía toda la carta del restaurant para elegir: también podía inventar y mezclar a mi gusto por haber siempre disponible carnes -vacuno, pollo, cerdo, pescado-, camarones, verduras varias, y fideos -normales, de arroz, al huevo (frescos)-, y papas, y huevos, y... además, siempre podía haber algo diferente. No me gustaba tener tanto para escoger. A veces pedía que me fueran a comprar un completo; con mayor frecuencia respondía a la pregunta diciendo "lo mismo de ayer", sólo para no pensar otra vez en todas las posibilidades que tenía. La chica regodiona nunca comió algo que no le gustara.
Da la impresión de que todos los orientales tienen un sibarita escondido cuando se trata de comida. Siempre saben si el pescado estaba fresco (o sea, antes de ser transformado formalmente en lo que se conoce comúnmente como... comida!), y nunca lo disfrutarán si no estaba fresco. Incluso, un individuo que jamás haya probado la carne de langosta podría darse cuenta de su frescura previa (la de la langosta!). Siempre detectan un mal punto de cocción (falta o exceso), un frito mal hecho, un plato recalentado. El gusto por los aliños es variable, pero todos están muy seguros de lo que falte o lo que sobre; el gusto varía mucho, pero parece haber un "rango" para el aliñado correcto. Difícilmente un oriental se conforma con sólo tener comida: necesita disfrutarla, por muy sencilla que ésta sea. Nada que ver con el chileno común... hasta ahora.
Tráiganme por favor a un sociólogo foodie pa que me explique por qué ahora todo el mundo quiere saber de cocina. ¿Qué pasó que tanta gente está dejando de sentir que cualquier comida es rica? No, no es malo. Pero para mí es raro notar el cambio. Yo creo que pasaron dos cosas: primero la moda del vino... pasó el mundo chilensis del tinto/blanco a notar que existen cepajes dentro de cada color. Pasó que se volvió signo de estatus el saber de cepas, el saber catar, saber diferenciar un vino de otro.
Pero saber de vinos es saber en vano si no hay comida que acompañar. Hacer que un choripán se acompañe por un vino alfa (por no dar publicidad gratis) que vale muchos pesos, es como lavarse los dientes con gaseosa. Si vamos a disfrutar el vino, disfrutemos también la comida... pero la comida más rica también es cara (hasta ahora, el que no sabe cocinar se cree admirable)... y así... el mundo se ha dado cuenta de que vale la pena pagar algo más por un buen vino, y que vale la pena pagar por buena comida... pero ambas cosas al mismo tiempo pueden afectar seriamente las finanzas personales. Y ese mismo mundo, que gusta del vino, que aprende a comer bien, se da cuenta de que no puede producir vino, pero sí puede preparar comida, y que puede ahorrar plata aprendiendo a cocinar... se da cuenta también de lo beneficiada que sale su vida social si sabe cocinar... OK, me está dando sueño (por fin), pero creo que ya se entiende que ha aparecido el beneficio de la cocina, se ha notado que lo genial es ser diferente, que en realidad son pocos los que saben cocinar (y muchos los que aprenden a tomar vino).
Eso aparte de la gente que prefiere vivir sola, solteramente... sin bichitos que alimentar y vestir, con tiempo y dinero para disfrutar de placeres poco culpables. Me voy a dormir. La historia de Layz-chica y los destilados queda para otra ocasión.
Al final, la mayoría cree que sabe, pero en realidad no tiene idea de nada. Como yo.
20100526
Hummm...
Esto de estar reconcilíandose con el mundo exterior trae un par de desventajas: no implica -ni de lejos- renacimiento motivacional, y la constante búsqueda (o intento de búsqueda) de algo que me mueva me está provocando problemas estomacales. Si alguna vez fue todo el cuello la parte de mi cuerpecito la que se quejaba de la vida, hoy es el intestino. Yo creía que era mentira que esas cosas pasaban... también creía que era imposible desmayarse por ver sangre, hasta que me (casi) pasó.
La semana pasada pasé cuatro días con un celular touch-screen. Como juguete, sirve para jugar. Como herramienta... paso. Prefiero los teléfonos con botones de verdad. Prefiero teléfono, cámara y PDA por separado, aunque ocupen más espacio. Prefiero mi vieja Palm TX con su pantalla gastada antes que el lindo celular multifuncional que sólo quiero vender... pero no puedo. No es fácil vender lo que me han regalado.
Vi el último capítulo de la temporada de Grey's Anatomy, y fue tan increíble como Romano y los helicópteros en ER. Vi el último capítulo de la temporada de House, y... ¡¿Cómo me vienen a hacer esto?! ...estaba entretenido eso de que existiera Lucas. Terminamos de ver la segunda temporada de Los Simuladores (originales, argentinos) y... bueno... era el capítulo final de la serie, no de la temporada, así es que sólo puedo decir que lo pasé bien mientras la veía... e igual me la compraría en DVD si es que existe.
Mi hermana me propone usar visión de corto plazo para moverme por el mundo. ¿Qué tan corto es el corto plazo? ¿Quién decía que el corto plazo está a la vuelta de la esquina? Mi ánimo se ha revuelto en el último par de semanas; he estado feliz, he estado triste... ahora mismo tengo ganas de llorar y no sé por qué. Tal vez lloraría si supiese por qué. Creo que se necesita cierta estabilidad anímica para poder hacer las cosas que se quieran. Ni sé qué quiero, ni sé si puedo. Hoy, según yo, el corto plazo está en todas partes y en todo momento. Y en ninguna parte, y en cualquier momento. Quiero dejar de sentir que las cosas nunca son lo suficientemente buenas. No es lo mismo saber que eso es falso, que dejar de sentirlo. ¿Quién puede controlar bien lo que siente? Si es que se puede, no ha de ser instantáneo. ¿Alguien que me salve?
Mis dedos sienten frío. ¿Y ahora, qué?
Me gustan los tazones blancos, son lindos así... También se pueden pintar.
La semana pasada pasé cuatro días con un celular touch-screen. Como juguete, sirve para jugar. Como herramienta... paso. Prefiero los teléfonos con botones de verdad. Prefiero teléfono, cámara y PDA por separado, aunque ocupen más espacio. Prefiero mi vieja Palm TX con su pantalla gastada antes que el lindo celular multifuncional que sólo quiero vender... pero no puedo. No es fácil vender lo que me han regalado.
Vi el último capítulo de la temporada de Grey's Anatomy, y fue tan increíble como Romano y los helicópteros en ER. Vi el último capítulo de la temporada de House, y... ¡¿Cómo me vienen a hacer esto?! ...estaba entretenido eso de que existiera Lucas. Terminamos de ver la segunda temporada de Los Simuladores (originales, argentinos) y... bueno... era el capítulo final de la serie, no de la temporada, así es que sólo puedo decir que lo pasé bien mientras la veía... e igual me la compraría en DVD si es que existe.
Mi hermana me propone usar visión de corto plazo para moverme por el mundo. ¿Qué tan corto es el corto plazo? ¿Quién decía que el corto plazo está a la vuelta de la esquina? Mi ánimo se ha revuelto en el último par de semanas; he estado feliz, he estado triste... ahora mismo tengo ganas de llorar y no sé por qué. Tal vez lloraría si supiese por qué. Creo que se necesita cierta estabilidad anímica para poder hacer las cosas que se quieran. Ni sé qué quiero, ni sé si puedo. Hoy, según yo, el corto plazo está en todas partes y en todo momento. Y en ninguna parte, y en cualquier momento. Quiero dejar de sentir que las cosas nunca son lo suficientemente buenas. No es lo mismo saber que eso es falso, que dejar de sentirlo. ¿Quién puede controlar bien lo que siente? Si es que se puede, no ha de ser instantáneo. ¿Alguien que me salve?
Mis dedos sienten frío. ¿Y ahora, qué?
Me gustan los tazones blancos, son lindos así... También se pueden pintar.
20100524
Lunes, 24 de Mayo
Querido diario, claramente esto es una broma. Ni mi diario de vida es diario, ni es querido. Bueno, tal vez sea querido, de vez en cuando deseado, y otras veces parece que es la costumbre lo que le da valor. Sí, querida yo. Hoy tienes ganas de escribir y no sabes qué.
Algo de ansiedad traigo, así es que apretar botoncitos es una solución parcial. En realidad no creo que sea solución, sino entretención, pasatiempo... pasansiedad!! (y he inventado una nueva palabra para mi mundo). Pero la ansiedad que traigo hoy es algo distinta a la habitual, aunque algo parecida también. Me siento bien y me siento perdida a la vez. Me siento sola, pero me siento querida. Soñé que dormí con alguien que no era mi pololo, pero no me sentía mal por ello. Por algo este blog tiene el título que tiene, y su URL empieza por lo que empieza.
Me siento tranquila, con esa sensación de reconciliación con el mundo, lentamente, otra vez. ¿Tendrá algo que ver el invierno con todo esto? Quiero que llueva otra vez, de verdad. Miro el pronóstico del tiempo, y más que otras veces, quiero ver que me digan que va a llover.
Ay, la lluvia... aire caliente, aire frío, milloooooones de gotas de agua que caen, suenan, mojan, preocupan, deleitan, inundan. Las nubes gruesas llaman al abrigo, dicen frío, hacen pedir chocolate, buscar luz, encender el horno o calentar aceite, compartir... incluso compartir conmigo misma. Cuando hace frío, me quiero querer más, hasta no sentir frío, pero necesito el frío de afuera, porque sin su presencia el calor pierde su gracia. Con frío, los abrazos son más ricos, y... ¡Hasta tomar un helado se hace más rico con frío afuera!: se derrite más lento, se toma más lento, se disfruta más tiempo (y sus calorías sirven más que en verano), y la lluvia... entonces la lluvia es la guinda de la torta, poco importante (pero muy especial).
Ahora, que venga alguien a hacerme pensar en quienes sufren con la lluvia. Pues no importa si es un día de empatía y solidaridad, o un día de egoísmo y apatía, la lluvia sólo me hará disfrutar más de lo que tenga. Mal de muchos, consuelo de TODOS, para bien o para mal.
Cuando deja de llover, el cielo se vuelve azul de verdad, contrastando con nubes muy grandes, muy blancas, que se mueven tranquilas; la luz parece más brillante -a veces molesta-, el horizonte vuelve a estar lejos, el paisaje vuelve a ser grande y reaparecen las montañas, que extrañamente me hacen sentir protegida. Luego el mundo obviará lo bello, y olvidará la lluvia.
Ni tantos días de lluvia, ni tantos días de sol. Que el cambio no sea tan repentino.
Por ahí anda mi gusto.
Algo de ansiedad traigo, así es que apretar botoncitos es una solución parcial. En realidad no creo que sea solución, sino entretención, pasatiempo... pasansiedad!! (y he inventado una nueva palabra para mi mundo). Pero la ansiedad que traigo hoy es algo distinta a la habitual, aunque algo parecida también. Me siento bien y me siento perdida a la vez. Me siento sola, pero me siento querida. Soñé que dormí con alguien que no era mi pololo, pero no me sentía mal por ello. Por algo este blog tiene el título que tiene, y su URL empieza por lo que empieza.
Me siento tranquila, con esa sensación de reconciliación con el mundo, lentamente, otra vez. ¿Tendrá algo que ver el invierno con todo esto? Quiero que llueva otra vez, de verdad. Miro el pronóstico del tiempo, y más que otras veces, quiero ver que me digan que va a llover.
Ay, la lluvia... aire caliente, aire frío, milloooooones de gotas de agua que caen, suenan, mojan, preocupan, deleitan, inundan. Las nubes gruesas llaman al abrigo, dicen frío, hacen pedir chocolate, buscar luz, encender el horno o calentar aceite, compartir... incluso compartir conmigo misma. Cuando hace frío, me quiero querer más, hasta no sentir frío, pero necesito el frío de afuera, porque sin su presencia el calor pierde su gracia. Con frío, los abrazos son más ricos, y... ¡Hasta tomar un helado se hace más rico con frío afuera!: se derrite más lento, se toma más lento, se disfruta más tiempo (y sus calorías sirven más que en verano), y la lluvia... entonces la lluvia es la guinda de la torta, poco importante (pero muy especial).
Ahora, que venga alguien a hacerme pensar en quienes sufren con la lluvia. Pues no importa si es un día de empatía y solidaridad, o un día de egoísmo y apatía, la lluvia sólo me hará disfrutar más de lo que tenga. Mal de muchos, consuelo de TODOS, para bien o para mal.
Cuando deja de llover, el cielo se vuelve azul de verdad, contrastando con nubes muy grandes, muy blancas, que se mueven tranquilas; la luz parece más brillante -a veces molesta-, el horizonte vuelve a estar lejos, el paisaje vuelve a ser grande y reaparecen las montañas, que extrañamente me hacen sentir protegida. Luego el mundo obviará lo bello, y olvidará la lluvia.
Ni tantos días de lluvia, ni tantos días de sol. Que el cambio no sea tan repentino.
Por ahí anda mi gusto.
20100517
+TV!
Hoy tuve un día que no sé qué fue. Y hace rato que no veo TV... salvo por un capítulo de Grey's... mandado a hacer pal día que tuve. Se titula "Shiny Happy People", y comienza así:
It’s a common belief that positive thinking leads to a happier healthier life.
As children, we are told to smile, be cheerful, and put on a happy face.
As adults, we are told to look on the bright side, to make lemonade, and see glasses as half full.
Sometimes reality can get in the way of our ability to act the happy part though.
Your hope can fail, boyfriends can cheat, friends can disappoint.
It’s in these moments when you just want to get real, to drop the act, and be your true scared unhappy self.
...y termina así:
Ask most people what they want out of life and the answer is simple: to be happy.
Maybe it’s this expectation though of wanting to be happy that just keeps us from ever getting there.
Maybe the more we try to will ourselves to state's of bliss, the more confused we get... to the point where we don't recognize ourselves.
Instead we just keep smiling, trying like hell to be the happy people we wish we were.
Until eventually it hits us, it’s been there all along.
Not in our dreams or our hopes but in the known, the comfortable, the familiar.
Y yo, hoy me siento cansada... y perdida.
It’s a common belief that positive thinking leads to a happier healthier life.
As children, we are told to smile, be cheerful, and put on a happy face.
As adults, we are told to look on the bright side, to make lemonade, and see glasses as half full.
Sometimes reality can get in the way of our ability to act the happy part though.
Your hope can fail, boyfriends can cheat, friends can disappoint.
It’s in these moments when you just want to get real, to drop the act, and be your true scared unhappy self.
...y termina así:
Ask most people what they want out of life and the answer is simple: to be happy.
Maybe it’s this expectation though of wanting to be happy that just keeps us from ever getting there.
Maybe the more we try to will ourselves to state's of bliss, the more confused we get... to the point where we don't recognize ourselves.
Instead we just keep smiling, trying like hell to be the happy people we wish we were.
Until eventually it hits us, it’s been there all along.
Not in our dreams or our hopes but in the known, the comfortable, the familiar.
Y yo, hoy me siento cansada... y perdida.
20100511
Unexpected
Cuando te ponen frenillos, sabes que hay cosas que serán difíciles de morder por un tiempo, otras serán imposibles todo el tiempo... pero si tienes buena suerte, puede que te toque ser de esas personas que sufren por un par de días y nada más. Eso es más o menos lo que sabía yo, antes de portar braces en los dientes.
Pero hay algo que no sabía: esa poca movilidad que pierde mi cara al hablar, hace que pronunciar idiomas extranjeros sea algo difícil. O sea, todavía se me entiende lo que diga, pero cuesta pronunciar bien. Vi que mi hermana veía una película que ya terminaba, y -como yo no vi los primeros 9/10 de la película- pregunté "¿Quién es Gracie?"... pero sonó como "¿Quién es Crazy?" (plop!) y ante la imposibilidad de pronunciar fácil y correctamente, opté por cambiar la pregunta a "¿Quién es Grace?"... y la falta de i ayudó a minimizar la confusión. Esa misma hermana mía dice que hablo inglés raro, y que no me entiende nada (y yo siento que ella pronuncia inglés como chilena que se come las consonantes y susurra tdo rapidito sin modular!). También es difícil diferenciar entre hole y hall... porque la boca no se mueve lo suficientemente rápido cuando hay brackets entre medio. Así, a la primera, me salen las dos igual; si me concentro y esfuerzo, puedo decir cada una de esas palabras, pero ya me cansé: no hay forma de que salgan naturalmente a la primera.
Puede ser que termine yendo a algún pub para gringos, a ver si conversando se me quita un poco, pero más allá, siento que se me van atrofiando todos los músculos del habla, porque hace años que no puedo pronunciar francés en bonito, y porque cuando pregunté cómo se dice por favor en alemán, no me atreví a pronunciar Bitte... me pareció marciano!! Tampoco he podido diferenciar todas las consonantes del chino mandarín. A los doce años, creía que podía pronunciar todos los idiomas del mundo. Hace unos pocos años que ya no lo creo.
Finalmente pololo pudo ponerse a pensar y empezar a descifrarse a sí mismo.
Pero hay algo que no sabía: esa poca movilidad que pierde mi cara al hablar, hace que pronunciar idiomas extranjeros sea algo difícil. O sea, todavía se me entiende lo que diga, pero cuesta pronunciar bien. Vi que mi hermana veía una película que ya terminaba, y -como yo no vi los primeros 9/10 de la película- pregunté "¿Quién es Gracie?"... pero sonó como "¿Quién es Crazy?" (plop!) y ante la imposibilidad de pronunciar fácil y correctamente, opté por cambiar la pregunta a "¿Quién es Grace?"... y la falta de i ayudó a minimizar la confusión. Esa misma hermana mía dice que hablo inglés raro, y que no me entiende nada (y yo siento que ella pronuncia inglés como chilena que se come las consonantes y susurra tdo rapidito sin modular!). También es difícil diferenciar entre hole y hall... porque la boca no se mueve lo suficientemente rápido cuando hay brackets entre medio. Así, a la primera, me salen las dos igual; si me concentro y esfuerzo, puedo decir cada una de esas palabras, pero ya me cansé: no hay forma de que salgan naturalmente a la primera.
Puede ser que termine yendo a algún pub para gringos, a ver si conversando se me quita un poco, pero más allá, siento que se me van atrofiando todos los músculos del habla, porque hace años que no puedo pronunciar francés en bonito, y porque cuando pregunté cómo se dice por favor en alemán, no me atreví a pronunciar Bitte... me pareció marciano!! Tampoco he podido diferenciar todas las consonantes del chino mandarín. A los doce años, creía que podía pronunciar todos los idiomas del mundo. Hace unos pocos años que ya no lo creo.
Finalmente pololo pudo ponerse a pensar y empezar a descifrarse a sí mismo.
20100510
Viendo Grey's...
Estoy esperando que cargue un capítulo de Grey's Anatomy. Lo veo ilegalmente por internet desde que me aburrí de ver capítulos repetidos en el cable. Lo mismo con House. Y gracias a esto de ver series por internet, encontré la segunda temporada de Los Simuladores (tanto me gustó la primera, que me la compré cuando fui a Baires, pero no tenían la segunda), y ya que no la dieron acá, y yo me quedé con las ganas... bueno, la veo de vez en cuando también. La vería más seguido si no me sintiera culpable por verla sola en vez de verla con Sergio, pq tb le encantaba. ¿Qué debe tener una serie para que me guste? Uy... no sé.
En las series de médicos, lo que tengo claro es que el hospital y el paciente son lo de menos. Pero en CSI... no, ahí sí que tienen alguna importancia las víctimas y victimarios... y -curiosamente- que el examen de ADN esté listo en sólo un ratito, me importa bastante poco.
Creo que me gustan las series que me gustan porque me caen bien sus personajes. Pregunta derivada: ¿Por qué me caen bien ciertos personajes? Ahp. Ni idea. Hace unos días leí que la literatura infantil y juvenil enganchaba a su público con protagonistas que les hicieran sentir identificados. Si asocio eso y las series que me han gustado... supongo que Meredith Grey tenía una relación lejana con su madre, pero Rory Gilmore tenía lo contrario (el ideal platónico). Y Abby Lockhart... ese personaje tiene que haber sido parte inspiradora de Meredith!! Gregory House es como Cristina Yang con más poder (y con el poder de no enamorarse del que sabe más). Es entretenido el personaje de House, y envidiable también... sabe mucho, parece que dice lo que quiere, no abre la boca si no va a dejar a su interlocutor con cara de sorpresa o duda (para empezar). Pero en la vida no se puede ser House... creo. Lo más parecido que he visto se llama Anthony Bourdain, que después de unos pocos capítulos me empezó a caer mal.
A veces creo que House y Wilson son los únicos personajes de la serie, y que los demás vienen sólo de adorno. Mal que mal, durante una toda una temporada pudieron prescindir casi completamente de Chase, Cameron y Foreman... y muy poco los extrañé.
Dejé de ver E.R. cuando las vueltas de la vida de los personajes se volvieron tan raras y fomes como desagradablemente impredecibles. No me gustó Abby+Kovac, y cada vez me gustaba menos. Por ahí me encontré sin querer viendo parte del capítulo final-final, y en cada escena dentro del hospital, me sentía como si estuviera viendo una serie extraña, y fome. Yo creo que si no fuera por los enfermeros que poco cambiaron durante la serie, no habría reconocido lo que veía. ¿Qué serie habrá tenido más personajes muertos o con pérdida de partes del cuerpo? ¿E.R. o Law&Order?
Solía ver Felicity, hasta que se cortó el pelo... En verdad el pelo no tuvo mucho que ver... pero coincidió con mi desencanto por la serie, y es lo que recuerdo. Pero, Rory se pudo cortar el pelo, dejar de ser casi perfecta, no tener un novio ideal, congelar el college, pelearse con su mamá, llevarse bien con el enemigo, irse a vivir con su enamorado (nieto de un dueño del mundo)... y Lorelai no se casó con Luke, y Luke de pronto tenía una hija por ahí, y... no dejé de ver Gilmore Girls.
Sergio descubrió ayer que The Big Bang Theory es buenísima, y yo descubrí que Penny en realidad no es tonta sino normal, y encantadora. Creo que cuando pienso en que me gustaría ser tonta no estoy pensando en ser tonta de verdad, sino en ser normal (¡y encantadora!).
Me voy a ver Grey's...
En las series de médicos, lo que tengo claro es que el hospital y el paciente son lo de menos. Pero en CSI... no, ahí sí que tienen alguna importancia las víctimas y victimarios... y -curiosamente- que el examen de ADN esté listo en sólo un ratito, me importa bastante poco.
Creo que me gustan las series que me gustan porque me caen bien sus personajes. Pregunta derivada: ¿Por qué me caen bien ciertos personajes? Ahp. Ni idea. Hace unos días leí que la literatura infantil y juvenil enganchaba a su público con protagonistas que les hicieran sentir identificados. Si asocio eso y las series que me han gustado... supongo que Meredith Grey tenía una relación lejana con su madre, pero Rory Gilmore tenía lo contrario (el ideal platónico). Y Abby Lockhart... ese personaje tiene que haber sido parte inspiradora de Meredith!! Gregory House es como Cristina Yang con más poder (y con el poder de no enamorarse del que sabe más). Es entretenido el personaje de House, y envidiable también... sabe mucho, parece que dice lo que quiere, no abre la boca si no va a dejar a su interlocutor con cara de sorpresa o duda (para empezar). Pero en la vida no se puede ser House... creo. Lo más parecido que he visto se llama Anthony Bourdain, que después de unos pocos capítulos me empezó a caer mal.
A veces creo que House y Wilson son los únicos personajes de la serie, y que los demás vienen sólo de adorno. Mal que mal, durante una toda una temporada pudieron prescindir casi completamente de Chase, Cameron y Foreman... y muy poco los extrañé.
Dejé de ver E.R. cuando las vueltas de la vida de los personajes se volvieron tan raras y fomes como desagradablemente impredecibles. No me gustó Abby+Kovac, y cada vez me gustaba menos. Por ahí me encontré sin querer viendo parte del capítulo final-final, y en cada escena dentro del hospital, me sentía como si estuviera viendo una serie extraña, y fome. Yo creo que si no fuera por los enfermeros que poco cambiaron durante la serie, no habría reconocido lo que veía. ¿Qué serie habrá tenido más personajes muertos o con pérdida de partes del cuerpo? ¿E.R. o Law&Order?
Solía ver Felicity, hasta que se cortó el pelo... En verdad el pelo no tuvo mucho que ver... pero coincidió con mi desencanto por la serie, y es lo que recuerdo. Pero, Rory se pudo cortar el pelo, dejar de ser casi perfecta, no tener un novio ideal, congelar el college, pelearse con su mamá, llevarse bien con el enemigo, irse a vivir con su enamorado (nieto de un dueño del mundo)... y Lorelai no se casó con Luke, y Luke de pronto tenía una hija por ahí, y... no dejé de ver Gilmore Girls.
Sergio descubrió ayer que The Big Bang Theory es buenísima, y yo descubrí que Penny en realidad no es tonta sino normal, y encantadora. Creo que cuando pienso en que me gustaría ser tonta no estoy pensando en ser tonta de verdad, sino en ser normal (¡y encantadora!).
Me voy a ver Grey's...
20100506
Quiero un masaje
Sí, no es chiste. Quiero un masaje. Hoy salí del cuarto de baño, estornudé justo cuando mi cuerpo resentía el cambio de temperatura entre la vaporera en que se transformó el baño, y el refrigerador que parecía ser el resto de la casa. Y el estornudo fuerte-fuerte, me dejó doblada... con una exquisita contracción en el tercio superior de la espalda. Doce horas después del estornudo, me sigue doliendo. Recién se me ocurrió tomar un analgésico. También olvidé mis medicinas habituales. Cuento aparte es que mientras me duchaba se cortó la luz. Precavida yo, sabiendo que desde la noche anterior que la electricidad venía con poco power, dejé cerca una linterna encendida.
Con pololo hemos conversado bastante últimamente. Hay cosas en las cuales no coincidimos, ni nos entendemos. Y no hay cómo entendernos... ni aceptarnos de corazón y buena gana. Le pedí que me acompañara al "psikiatraka", a ver si alguien nos podía ayudar a traducir las cosas que piensa cada uno. Fracaso uno: no lo entiendo mucho mejor que antes (y mucho peor tampoco). Fracaso dos: él salió de la consulta como si nada. Nada.
Admito que pienso mucho, y que lo paso mejor pensando que no-pensando. Y siento que una sesión fue productiva cuando salgo de ahí... pensando. A veces me distraigo un poco, como tomando un momento de recreo antes de seguir pensando; normalmente llamo a Sergio y le pregunto cómo ha estado su mañana. Pero inevitablemente, el recreo acaba, y yo vuelvo a pensar. Así es que no me agrada mucho hacer el esfuerzo de buscar orientación (y pagar por ella), y que mi acompañante haya salido de ahí como si nada hubiera pasado. Cero crítica. No dijo "tiene razón", no dijo "no me gustó", no dijo "no me parece". Tampoco creo que él me entienda un poco más a mí.
Finalmente, le recomiendan darme un poco de espacio, hacer un esfuerzo para no girar tan cerca (y constantemente) de mí. Pero -conociéndolo- parece que es una ofensa pedirle eso. Y bueno, si el esfuerzo no funciona, le recomiendan ir a ver un psicólogo; "eres más ansioso de lo que crees", le dijeron. Y se defendió: él no cree necesitar un psicólogo; sabe que los alcohólicos no creen ser alcohólicos, pero él dice no ser así; él dice que sabe que no necesita un psicólogo.
Mientras caminábamos por el centro, tratamos de conversar algo. Quise saber qué pensaba, qué opinaba... pero nada. Le di opciones, y dijo que si, "de todo eso, un poco".
A esta hora, no sé qué me moleste más: tener un pololo que me necesita demasiado, o tener por pololo a alguien que no tiene interés en conocerse y entenderse a sí mismo. Y cada cosa me molesta un poco más cuando tomo en cuenta ese detalle... lo quiero muchísimo.
Quetiapina... otra vez.
Con pololo hemos conversado bastante últimamente. Hay cosas en las cuales no coincidimos, ni nos entendemos. Y no hay cómo entendernos... ni aceptarnos de corazón y buena gana. Le pedí que me acompañara al "psikiatraka", a ver si alguien nos podía ayudar a traducir las cosas que piensa cada uno. Fracaso uno: no lo entiendo mucho mejor que antes (y mucho peor tampoco). Fracaso dos: él salió de la consulta como si nada. Nada.
Admito que pienso mucho, y que lo paso mejor pensando que no-pensando. Y siento que una sesión fue productiva cuando salgo de ahí... pensando. A veces me distraigo un poco, como tomando un momento de recreo antes de seguir pensando; normalmente llamo a Sergio y le pregunto cómo ha estado su mañana. Pero inevitablemente, el recreo acaba, y yo vuelvo a pensar. Así es que no me agrada mucho hacer el esfuerzo de buscar orientación (y pagar por ella), y que mi acompañante haya salido de ahí como si nada hubiera pasado. Cero crítica. No dijo "tiene razón", no dijo "no me gustó", no dijo "no me parece". Tampoco creo que él me entienda un poco más a mí.
Finalmente, le recomiendan darme un poco de espacio, hacer un esfuerzo para no girar tan cerca (y constantemente) de mí. Pero -conociéndolo- parece que es una ofensa pedirle eso. Y bueno, si el esfuerzo no funciona, le recomiendan ir a ver un psicólogo; "eres más ansioso de lo que crees", le dijeron. Y se defendió: él no cree necesitar un psicólogo; sabe que los alcohólicos no creen ser alcohólicos, pero él dice no ser así; él dice que sabe que no necesita un psicólogo.
Mientras caminábamos por el centro, tratamos de conversar algo. Quise saber qué pensaba, qué opinaba... pero nada. Le di opciones, y dijo que si, "de todo eso, un poco".
A esta hora, no sé qué me moleste más: tener un pololo que me necesita demasiado, o tener por pololo a alguien que no tiene interés en conocerse y entenderse a sí mismo. Y cada cosa me molesta un poco más cuando tomo en cuenta ese detalle... lo quiero muchísimo.
Quetiapina... otra vez.
20100415
Cosas
Anteayer arreglé las bisagras de mi laptop... es que estaban sueltas. Desde el resfrío que me molestaba que la pantalla del compu se moviera tanto: cada vez que tosía, creía que hacía cóctel de pantalla. En youtube no encontré nada que me ayudara mucho, pero en hp.com encontré las instrucciones oficiales para desarmar un Presario serie v3000 (oh! como el que tengo!!), y... manos a la obra!!! Quitar tornillos, clasificarlos por tamaño, desenchufar las antenas de la tarjeta (wireless), quitar el teclado, desenchufarlo, desconectar micrófono y no me acuerdo qué más, para por fin sacar el "monitor", quitarle su marco y por fiiiin!! llegar a las bisagras. Qué suerte! No estaban rotas, sólo sueltas. Las atornillo bien, y proceso inverso. En realidad las instrucciones no eran del todo precisas, pero todos los dibujos se correspondían con lo que mis ojos observaban. Sergio desatornillaba... pero curiosamente los tormillos que parecían pegados los quité yo, con fuerza, pero no de bruta. Mis hermanas se asustaron, mis primas también: creyeron que mi compu no prendería nunca más, pero aquí está: prende la pantalla, windows OK, se conecta a internet inalámbrico, funciona todo lo que desenchufé... aunque aún no pruebo los micrófonos, pero hasta el momento funciona como siempre. Ahora tengo ganas de abrir el compu de mi prima... que sólo es más viejo que el mío; hace años que no prende, así es que difícilmente quedará más inutilizable, no?? Creo que mis ganas de aprender mecánica de autos se pueden quedar tranquilas por un buen rato... mientras me entretengo desarmando laptops :D
Mis dientes tienen juguete nuevo... Más bien dicho, mi boca tiene juguete nuevo (que juega con mis dientes): un lindo set de brackets con sus respectivos agarres varios. Llevo más de 30 horas con ellos y ni pan de molde puedo comer sin que me duela. Mi hermana dice que a ella le dolía hasta la nariz. Supongo que aún estoy dentro de lo normal entonces. Mi cabecita ya está planeando menú de niña sin dientes (dientes presentes y no disponibles). El menú solía consistir en puré con huevo frito y ensalada de tomates, pero nunca tuve que comer eso por más de un día, hasta hoy. Ahora recuerdo mejor que nunca que toda carne sobre-sobrecocida se vuelve muy blanda, y no hay necesidad de usar cuchillo. Recuerdo que aún puedo comer humitas, y hasta una especie de papilla de arroz que mi mamá nos hacía cuando bebés... Obviamente yo no me acuerdo de que me dieran eso a mí, pero sí me acuerdo de que cada vez que se lo preparaban a alguna de mis hermanas, era preciso cocinar un poco más; si tengo en mente las proporciones, la verdad es que yo me comía el 70% del total, así es que no sé qué es más correcto: decir que ese poco más era para la bebé de turno, o decir que había que cocinar mucho más porque yo adoraba esa comida para bebés. Creo que le pediré a mi mamá un poco de comida para bebés :D
El pastel de choclo también puede ser buena opción, y hay que recordar que se puede hacer puré con toda leguminosa. Oh! el arroz glutinoso... Pensándolo de nuevo, en realidad es posible cambiarle la textura a todo lo que se come, para evitar masticarlo, y manteniendo el sabor de las cosas. Ah... las hortalizas crudas pueden ser un problema... ¿Dónde estaría la gracia de una ensalada de lechuga si la licúo? Pero bueno, pierde parte de su gracia, pero no pierde el sabor. Para transformar golosinas crocantes en cosas no masticables habrá que pedirle ayuda a Adrià, porque a mí -que conozco el Boragó sólo por fuera- no se me ocurre. En todo caso, hoy comí Gatolates, que se disuelven facilito en la boca. Los pasteles de bizcocho tampoco causan problemas... siempre que el bizcocho sea decente, y no esos queques más duros que el pan de hace tres días, que se hacen pasar por bizcocho porque van cubiertos con crema y rellenos de mermelada. En todo caso, todavía existen cuchillos y tenedores, para ayudarme a no morder más de lo necesario. Quiero aprender a hacer masa phyllo... no tiene nada que ver con mis dientes, pero tengo ganas de ver cómo se hace esa masa; sé que es tan difícil que preferiré no hacerla (casi) nunca, pero quiero saber cómo se hace. Ya sé los ingredientes; lo que no sé es cómo hacer que quede taaaaaaaan delgada. Sueño con hacer un baklava gigante...
Ayer compré otro libro de Amy Tan. Ídola ella... me encanta. Es gringa, tiene más de 50 años, es descendiente de inmigrantes chinos (del norte)... y en sus libros siempre aparecen cosas que no sólo he observado en persona, sino que he sentido. Creo que en el mundo existe alguien que se parece a mí en algo importante: en sentir la diferencia entre dos mundos... y... en tener una relación no muy normal con nuestras respectivas madres. Cuando la leo me siento comprendida, aunque ella ni sepa que existo; no me siento identificada con la ficción, sino con sus observaciones sobre lo que dicen o hacen los chinos... puedo decir que comprendo muy bien esos guiños de realidad que para otros sólo son parte de una narración.
Mi hermana tiene una linda colección de libros lindos... que podrían caer en la sección de autoayuda. Pero son liiindos...
(página X)
¿Cuál es el primer día del año?
(página X+1)
El día de hoy.
...en Preguntario, de Jairo Aníbal Niño.
Mis dientes tienen juguete nuevo... Más bien dicho, mi boca tiene juguete nuevo (que juega con mis dientes): un lindo set de brackets con sus respectivos agarres varios. Llevo más de 30 horas con ellos y ni pan de molde puedo comer sin que me duela. Mi hermana dice que a ella le dolía hasta la nariz. Supongo que aún estoy dentro de lo normal entonces. Mi cabecita ya está planeando menú de niña sin dientes (dientes presentes y no disponibles). El menú solía consistir en puré con huevo frito y ensalada de tomates, pero nunca tuve que comer eso por más de un día, hasta hoy. Ahora recuerdo mejor que nunca que toda carne sobre-sobrecocida se vuelve muy blanda, y no hay necesidad de usar cuchillo. Recuerdo que aún puedo comer humitas, y hasta una especie de papilla de arroz que mi mamá nos hacía cuando bebés... Obviamente yo no me acuerdo de que me dieran eso a mí, pero sí me acuerdo de que cada vez que se lo preparaban a alguna de mis hermanas, era preciso cocinar un poco más; si tengo en mente las proporciones, la verdad es que yo me comía el 70% del total, así es que no sé qué es más correcto: decir que ese poco más era para la bebé de turno, o decir que había que cocinar mucho más porque yo adoraba esa comida para bebés. Creo que le pediré a mi mamá un poco de comida para bebés :D
El pastel de choclo también puede ser buena opción, y hay que recordar que se puede hacer puré con toda leguminosa. Oh! el arroz glutinoso... Pensándolo de nuevo, en realidad es posible cambiarle la textura a todo lo que se come, para evitar masticarlo, y manteniendo el sabor de las cosas. Ah... las hortalizas crudas pueden ser un problema... ¿Dónde estaría la gracia de una ensalada de lechuga si la licúo? Pero bueno, pierde parte de su gracia, pero no pierde el sabor. Para transformar golosinas crocantes en cosas no masticables habrá que pedirle ayuda a Adrià, porque a mí -que conozco el Boragó sólo por fuera- no se me ocurre. En todo caso, hoy comí Gatolates, que se disuelven facilito en la boca. Los pasteles de bizcocho tampoco causan problemas... siempre que el bizcocho sea decente, y no esos queques más duros que el pan de hace tres días, que se hacen pasar por bizcocho porque van cubiertos con crema y rellenos de mermelada. En todo caso, todavía existen cuchillos y tenedores, para ayudarme a no morder más de lo necesario. Quiero aprender a hacer masa phyllo... no tiene nada que ver con mis dientes, pero tengo ganas de ver cómo se hace esa masa; sé que es tan difícil que preferiré no hacerla (casi) nunca, pero quiero saber cómo se hace. Ya sé los ingredientes; lo que no sé es cómo hacer que quede taaaaaaaan delgada. Sueño con hacer un baklava gigante...
Ayer compré otro libro de Amy Tan. Ídola ella... me encanta. Es gringa, tiene más de 50 años, es descendiente de inmigrantes chinos (del norte)... y en sus libros siempre aparecen cosas que no sólo he observado en persona, sino que he sentido. Creo que en el mundo existe alguien que se parece a mí en algo importante: en sentir la diferencia entre dos mundos... y... en tener una relación no muy normal con nuestras respectivas madres. Cuando la leo me siento comprendida, aunque ella ni sepa que existo; no me siento identificada con la ficción, sino con sus observaciones sobre lo que dicen o hacen los chinos... puedo decir que comprendo muy bien esos guiños de realidad que para otros sólo son parte de una narración.
Mi hermana tiene una linda colección de libros lindos... que podrían caer en la sección de autoayuda. Pero son liiindos...
(página X)
¿Cuál es el primer día del año?
(página X+1)
El día de hoy.
...en Preguntario, de Jairo Aníbal Niño.
20100410
La sensación de estar viva
Yap. Ahora, con un paper revisado y la tos pasando (aunque sigo sintiendo mis calugas abdominales), vengo a escribir de verdad. Hmmm... ni que antes hubiese escrito de mentira. Bueno, los posteos de resfriada no valen mucho si no se dan vueltas y vueltas, como las cosas en mi cabeza. Y lo que ha dado vueltas hoy, es la sensación de estar viva.
Wow... hasta yo me sorprendo con ese título tan profundo. Y me sorprendo más al recordar cuándo le puse ese nombre. ¿Y qué diablos es esa sensación? Bueno, es de las cosas que la Sofi diría que se sienten rarito: es algo que aparecía cuando me ponía a pensar en que los seres se mueren, el Universo es re-grande, la Tierra que es chica en el Universo me parece grande (y por ende es probable que cada uno de nosotros sea más insignificante que hormiga al lado de un mamut), y las cosas, los objetos, el resto de las personas, me parecían todos extraños... algo entre Matrix, el genio maligno de Descartes y todo eso de que la realidad no existe... sentía cierta inquietud ante la posibilidad de que todo lo que me rodeaba no existiera... sentía que el mundo giraba a mi alrededor -literalmente, sin profesar egolatría-, y al mismo tiempo, la sensación de que todo el mundo era algo completamente ajeno se multiplicaba en forma exponencial... en menos de un segundo. Luego, por unos cuantos segundos más, sentía angustia, miedo, mareo, un vacío terrorífico por dentro y una distancia enorme entre el mundo y yo... todo al mismo tiempo. Para aliviar el susto, me concentraba en distraerme con la realidad (¿supuesta?) y pensar en otras cosas tan banales como "¿Se dice banana o plátano?"
No digamos que fuera algo muy frecuente, pero ocurría más que un par de veces al año. Tampoco pasó mucho tiempo para que le pusiera nombre a ese terror que me atacaba por un ratito: era la sensación de estar viva. Y yo... esteee... yo tenía como ocho años no más. ¿¡Qué diablos tenía en la cabeza!? Sea lo que haya sido, tengo la sensación de que sigue ahí, de cierta forma.
Recuerdo haber tratado de explicarle esa sensación a mi yunta del colegio... pero no me entendió ni jota... era como si le hablara en chino (o sea, que yo sí tenía alguna remota idea de lo que estaba tratando de decir, pero ella no).
Sí, cabe la posibilidad de que esté loca. Pero curiosamente estoy más preocupada de no sentir esa sensación rarífica hace un bueeen rato. No es exactamente que no la sienta, sino que parece estar presente todo el tiempo, pero en una forma disminuida... como al 2%. Vivo cada día lejos de lo que me rodea, sintiendo el sinsentido de estar en el mundo, sobreviviendo por si acaso y porque puedo.
¿En cuántas formas viene la locura? También cabe la posibilidad de que yo no esté loca, y -mejor aún- de que otras personas en el mundo se hayan sentido así alguna vez. Pero no lo sé. Siento que estoy en el cuento del elefante encadenado.
Alguien dejó un comentario por aquí: dice que mis escritos son terapia autoinducida. Aún no sé qué quiso decir.
Wow... hasta yo me sorprendo con ese título tan profundo. Y me sorprendo más al recordar cuándo le puse ese nombre. ¿Y qué diablos es esa sensación? Bueno, es de las cosas que la Sofi diría que se sienten rarito: es algo que aparecía cuando me ponía a pensar en que los seres se mueren, el Universo es re-grande, la Tierra que es chica en el Universo me parece grande (y por ende es probable que cada uno de nosotros sea más insignificante que hormiga al lado de un mamut), y las cosas, los objetos, el resto de las personas, me parecían todos extraños... algo entre Matrix, el genio maligno de Descartes y todo eso de que la realidad no existe... sentía cierta inquietud ante la posibilidad de que todo lo que me rodeaba no existiera... sentía que el mundo giraba a mi alrededor -literalmente, sin profesar egolatría-, y al mismo tiempo, la sensación de que todo el mundo era algo completamente ajeno se multiplicaba en forma exponencial... en menos de un segundo. Luego, por unos cuantos segundos más, sentía angustia, miedo, mareo, un vacío terrorífico por dentro y una distancia enorme entre el mundo y yo... todo al mismo tiempo. Para aliviar el susto, me concentraba en distraerme con la realidad (¿supuesta?) y pensar en otras cosas tan banales como "¿Se dice banana o plátano?"
No digamos que fuera algo muy frecuente, pero ocurría más que un par de veces al año. Tampoco pasó mucho tiempo para que le pusiera nombre a ese terror que me atacaba por un ratito: era la sensación de estar viva. Y yo... esteee... yo tenía como ocho años no más. ¿¡Qué diablos tenía en la cabeza!? Sea lo que haya sido, tengo la sensación de que sigue ahí, de cierta forma.
Recuerdo haber tratado de explicarle esa sensación a mi yunta del colegio... pero no me entendió ni jota... era como si le hablara en chino (o sea, que yo sí tenía alguna remota idea de lo que estaba tratando de decir, pero ella no).
Sí, cabe la posibilidad de que esté loca. Pero curiosamente estoy más preocupada de no sentir esa sensación rarífica hace un bueeen rato. No es exactamente que no la sienta, sino que parece estar presente todo el tiempo, pero en una forma disminuida... como al 2%. Vivo cada día lejos de lo que me rodea, sintiendo el sinsentido de estar en el mundo, sobreviviendo por si acaso y porque puedo.
¿En cuántas formas viene la locura? También cabe la posibilidad de que yo no esté loca, y -mejor aún- de que otras personas en el mundo se hayan sentido así alguna vez. Pero no lo sé. Siento que estoy en el cuento del elefante encadenado.
Alguien dejó un comentario por aquí: dice que mis escritos son terapia autoinducida. Aún no sé qué quiso decir.
20100408
¿No se acaba hasta que se acaba?
Agggh... ayer me sentía mejor. Con tos, pero mejor. Y creí que hoy sería el gran día en que me levantaría con cero malestar... y resulta que hoy amanecí peorrr... Me duelen ciertos músculos abdominales por toser tanto... y me duele todo lo que se llama espalda, con énfasis en la mitad de arriba. Mi observación del día: No hago abdominales, pero tengo tos; el resultado duele igual. En twitter lo puse en otras palabras, pero el punto es el mismo, supongo. Cambié el jarabe: del extracto natural (en cantidad variable) de Hedera helix pasé al viejo y conocido ambroxol clorhidrato. Mientras la tos no me despierte en la madrugada, será un aporte.
Pasé el día en cama. Y me aburro otra vez. Tuve un paréntesis porque Sergio me vino a ver... y obviamente terminó cuando se tuvo que ir. Recordé que no había comido desde el desayuno, y el tamaño de mi desayuno me recuerda que los franceses le dicen petit déjeuner (da lo mismo qué signifique déjeuner... yo estoy pensando en petit); recordé no haber comido desde el desayuno, así es que me propuse cenar. Y aqui estoy. Ya comí, y no sé en qué perder el tiempo hasta que me duerma.
¿Qué es el matrimonio? ¿Pa qué sirve el matrimonio? ¿Y tener hijos? (aparte del animalito que no sabe pero quiere mantener viva a su especie) ¿Cuándo se les ocurre eso? ¿Cómo se les ocurre todo eso?
Cuando chica nunca pensé en casarme. Sí me parecían lindas las ceremonias y posteriores fiestas, y los vestidos... pero nunca pensé en casarme. Sí he pensado en tener hijos, pero no los quiero aún. Y aun habiendo pensado en tener hijos, nunca he pensado en una familia entera: sea con o sin casarse, mi idea de yo-mamá trae niños pero no trae al papá, y creo que nunca lo ha traído. Ni idea por qué. Supongo entonces que por algo no me parece raro que hayan mujeres que pidan semen por correo y decidan tener un hijo sin padre conocido. Al parecer, la única función que veo para el padre es la de babysitter, porque estoy segura de que un bebé es capaz de quitarme toda la paciencia... y entonces no seré capaz de soportarme a mí.
Dicen que mis papás quieren nietos, pero mi hermana chica parece tener más ganas que yo de ser mamá... también quiere casarse y... todo eso. Tal vez me transforme en tía antes que en mamá. Que los sobrinos de Sergio me digan tía no cuenta como ser tía... es que creo que no es lo mismo. Tuvimos una simpática conversación sobre proyecciones a futuro. Siento que no nos entendemos, pero haremos un esfuerzo... antes de que me dejen otra vez, y por razones muuuuy similares. Esa sensación de tener 22 en vez de 28 se acentúa con aquél recuerdo. Yo -con suerte- veo el horizonte... y me parece muy ancho; mi compañero está convencido de que llegará a las Indias. Yo no he dicho que la Tierra no sea esférica.
Ay... mi hermana canta. Pero no taaan lindo :s
Pasé el día en cama. Y me aburro otra vez. Tuve un paréntesis porque Sergio me vino a ver... y obviamente terminó cuando se tuvo que ir. Recordé que no había comido desde el desayuno, y el tamaño de mi desayuno me recuerda que los franceses le dicen petit déjeuner (da lo mismo qué signifique déjeuner... yo estoy pensando en petit); recordé no haber comido desde el desayuno, así es que me propuse cenar. Y aqui estoy. Ya comí, y no sé en qué perder el tiempo hasta que me duerma.
¿Qué es el matrimonio? ¿Pa qué sirve el matrimonio? ¿Y tener hijos? (aparte del animalito que no sabe pero quiere mantener viva a su especie) ¿Cuándo se les ocurre eso? ¿Cómo se les ocurre todo eso?
Cuando chica nunca pensé en casarme. Sí me parecían lindas las ceremonias y posteriores fiestas, y los vestidos... pero nunca pensé en casarme. Sí he pensado en tener hijos, pero no los quiero aún. Y aun habiendo pensado en tener hijos, nunca he pensado en una familia entera: sea con o sin casarse, mi idea de yo-mamá trae niños pero no trae al papá, y creo que nunca lo ha traído. Ni idea por qué. Supongo entonces que por algo no me parece raro que hayan mujeres que pidan semen por correo y decidan tener un hijo sin padre conocido. Al parecer, la única función que veo para el padre es la de babysitter, porque estoy segura de que un bebé es capaz de quitarme toda la paciencia... y entonces no seré capaz de soportarme a mí.
Dicen que mis papás quieren nietos, pero mi hermana chica parece tener más ganas que yo de ser mamá... también quiere casarse y... todo eso. Tal vez me transforme en tía antes que en mamá. Que los sobrinos de Sergio me digan tía no cuenta como ser tía... es que creo que no es lo mismo. Tuvimos una simpática conversación sobre proyecciones a futuro. Siento que no nos entendemos, pero haremos un esfuerzo... antes de que me dejen otra vez, y por razones muuuuy similares. Esa sensación de tener 22 en vez de 28 se acentúa con aquél recuerdo. Yo -con suerte- veo el horizonte... y me parece muy ancho; mi compañero está convencido de que llegará a las Indias. Yo no he dicho que la Tierra no sea esférica.
Ay... mi hermana canta. Pero no taaan lindo :s
20100404
Pasó el fds...
Pasó el fin de semana, pero no han pasado por completo mis malestares. Tengo tos, y de vez en cuando me vuelve a doler algo. Estoy cansada casi todo el tiempo... Ayer -en un acto de valentía :s - fui a casa de Sergio, pero tuve que descansar después de llegar, después de almorzar, y después de comer, y después de ver una película. Y hoy, después de desayunar también quería descansar. Podamos lo que había que podar (aunque yo sólo escogí los puntos de corte), y dejamos algunas estacas y esquejes enraizando. De vuelta a casa y... no quería descansar exactamente, sino aliviar mi dolor de cabeza. ¿Por qué el efecto placebo se demora tanto en mí? A la Magda la fluoxeta le quitaba la ansiendad apenas se la tragaba, y yo... nooo... yo soy fiel representante del caso promedio que recién viene a oler algún resultado después de tres semanas... o después de 20 minutos si de paracetamol se trata. Y eso es sólo para empezar, porque de ahí a que declare mi dolor de cabeza por superado... necesito como 15 ó 20 minutos más. Ohhh... y las anestesias...
La Sofi tenía ganas de jugar golf hace tiempo :s . Y hoy, después del dolor de cabeza, la llevé al minigolf del intercriminal (Sergio insiste en que se llama intercomunal, y yo insisto en cambiarle el nombre). No es que haya estado analizando el comportamiento de mi hermana chica, pero creo de verdad que necesitaba a su otra hermana, la que anduvo ausente por un par de años. Incluso si salimos sólo la Sofi yo, me siento más tranquila que antes. En realidad, yo necesitaba que existiera alguien más que pase tiempo con la Sofi... y que la Sofi no se queje de ese alguien todo el tiempo. Es que se queja de una cosa/persona y aprovecha de quejarse por todas las demás... Siento que descanso... y no me refiero a lo mucho que duermo (o trato de dormir) en estos días. Siento que es agradable que las personitas dejen de padecer layzdependencia. Hoy estuve a punto de odiar mi nombre otra vez. El problema es que no encuentro más alternativas a mí para el resto de mis dependientes. Lay-3 se va a London en un mes... y serán ocho meses de des-descanso para mí. Ahora vuelvo a recordar por qué nunca me gustó hacer trabajos grupales: "Pucha Layz, ¿y ahora qué hacemos?" era la pregunta típica. Es cierto que no me gusta esto de haber crecido casi sola, pero... ¿Por qué se tienen que apoyar justo en mí (que no tengo mucho dónde apoyarme)? ¿Ley de Murphy? Bueno, como todos podemos ver, la Ley de Murphy es sólo una forma muy rebuscada de decir que tengo mala suerte: mis papás me hicieron tan independiente como pudieron, y ahora les resuelvo problemas a todos... menos a mí. Como si mis problemas no existieran.
Auch... ta temblando bien fuerte!!! Y me asusté!!! La porquería empezó muy de repente... Pero bueno, Sofi no despertó, nada cayó, puedo seguir escribiendo. Definitivamente me gustan los sismos que parten más lento... como que me avisan que tiembla, y nada suena TAN repentinamente fuerte. Hay temblores que me asustan, y seísmos que no me asustan. Todo depende de cómo empiezan.
De mis sueños de anoche sólo recuerdo mis dientes muy chuecos, cambiantes y caedizos, y una tina de agua casi fría. Creo que eran dos sueños distintos, sobre todo si tomo en cuenta todas las veces que desperté.
Ahora espero poder dormir.
La Sofi tenía ganas de jugar golf hace tiempo :s . Y hoy, después del dolor de cabeza, la llevé al minigolf del intercriminal (Sergio insiste en que se llama intercomunal, y yo insisto en cambiarle el nombre). No es que haya estado analizando el comportamiento de mi hermana chica, pero creo de verdad que necesitaba a su otra hermana, la que anduvo ausente por un par de años. Incluso si salimos sólo la Sofi yo, me siento más tranquila que antes. En realidad, yo necesitaba que existiera alguien más que pase tiempo con la Sofi... y que la Sofi no se queje de ese alguien todo el tiempo. Es que se queja de una cosa/persona y aprovecha de quejarse por todas las demás... Siento que descanso... y no me refiero a lo mucho que duermo (o trato de dormir) en estos días. Siento que es agradable que las personitas dejen de padecer layzdependencia. Hoy estuve a punto de odiar mi nombre otra vez. El problema es que no encuentro más alternativas a mí para el resto de mis dependientes. Lay-3 se va a London en un mes... y serán ocho meses de des-descanso para mí. Ahora vuelvo a recordar por qué nunca me gustó hacer trabajos grupales: "Pucha Layz, ¿y ahora qué hacemos?" era la pregunta típica. Es cierto que no me gusta esto de haber crecido casi sola, pero... ¿Por qué se tienen que apoyar justo en mí (que no tengo mucho dónde apoyarme)? ¿Ley de Murphy? Bueno, como todos podemos ver, la Ley de Murphy es sólo una forma muy rebuscada de decir que tengo mala suerte: mis papás me hicieron tan independiente como pudieron, y ahora les resuelvo problemas a todos... menos a mí. Como si mis problemas no existieran.
Auch... ta temblando bien fuerte!!! Y me asusté!!! La porquería empezó muy de repente... Pero bueno, Sofi no despertó, nada cayó, puedo seguir escribiendo. Definitivamente me gustan los sismos que parten más lento... como que me avisan que tiembla, y nada suena TAN repentinamente fuerte. Hay temblores que me asustan, y seísmos que no me asustan. Todo depende de cómo empiezan.
De mis sueños de anoche sólo recuerdo mis dientes muy chuecos, cambiantes y caedizos, y una tina de agua casi fría. Creo que eran dos sueños distintos, sobre todo si tomo en cuenta todas las veces que desperté.
Ahora espero poder dormir.
20100402
Demasiado aburrida como para pensar en un título
Me aburro. Me duele la cabeza. Me aburro. Me duele la garganta. Me aburro. Me duele el cuello. Me aburro. Me duelen los brazos, y también las piernas... siento como si hubiera bajado un cerro en bici. Me aburro. Y tengo tos. Y me aburro.
Obvio que no estoy aburrida porque me duela todo, sino por lo que no puedo hacer. Eso viene a ser más o menos... todo lo que... implique levantarse. Hoy iba a podar un par de limoneros y a hacer unas cuantas estacas de arbustos, pero siento que hoy ya no puedo podar. Sí puedo hacer las estacas, pero no puedo recorrer los 23 km que me separan de mis "víctimas".
Cosas simpáticas que he soñado en los últimos días:
- Que aprendo a (y puedo) tocar guitarra, y mi mano no se acalambra trantando de poner los dedos donde se debe. El detalle es que la toco al revés... digamos que es una guitarra pa zurdos... aunque en la vida real me parece que los zurdos sujetan la guitarra igualito que los dextros.
- Que hay una típica plaquita verde con su circuito integrado... que no me sirve. Pero resulta que se puede modificar el circuito con un dedo, como si fuera pantalla touch sacada de CSI-Miami.
- Que encuentro dos o tres volúmenes perdidos de un diccionario enciclopédico, pero no los guardo, sino que dejo que toda la colección se quede en la calle; la gente pasa y pasa, y nadie se la lleva. Como si estuvieran esperando que me la lleve yo. Rato después, voy bajando por una escalera de escalones grandes (largos, altos, anchos)... voy tan rápido que parece que me salto escalones, y una voz me habla ( :s escucho voces!) sobre libros, y sobre el fin... Cuando termino de bajar y (creo que) estoy en el fondo, la vocecita me dice que el fin no existe. Y parece que podría seguir bajando, aunque yo llego hasta ahí.
- Que voy a un lugar X, que queda en el centro, en un edificio más viejo que nuevo, pero que tiene estacionamiento subterráneo. Y voy en auto, bajando y bajando -sí, como en la escalera del sueño anterior- buscando estacionamiento disponible. Habían pisos que tenían estacionamientos reservados para ciertas personas y/o empresas, y -obvio- también estaban los espacios ocupados por otros visitantes. Finalmente, llego al octavo subterráneo para encontrar estacionamiento. Por otra parte, hay como tres tipos de ascensores: uno viejísimo, con rejas de fierro y todo eso, que llevaba a un jardín infantil en el subterráneo; y dos modernos-modernos... pero sólo uno era para uso público, y ni idea para qué era el otro.
La Sofi pasó por aquí a quejarse un rato. Cuando se queja y re-queja me aburro de escucharla. ¿Y si yo también soy así? Hummm... no, no soy tan así. No me quejo como si esperase que me arregen el problema: sólo espero descargarme un rato. Ayer estuvo de cumpleaños la linda... y pretende celebrar por varios días. De hecho, estamos en su fin de semana de cumpleaños. El próximo fin de semana es celebración con las amigas: picnic en el parque. Yo sólo sé que no lo quiero organizar.
Yupiii! Veré un nuevo capítulo de Grey's Anatomy :)
Obvio que no estoy aburrida porque me duela todo, sino por lo que no puedo hacer. Eso viene a ser más o menos... todo lo que... implique levantarse. Hoy iba a podar un par de limoneros y a hacer unas cuantas estacas de arbustos, pero siento que hoy ya no puedo podar. Sí puedo hacer las estacas, pero no puedo recorrer los 23 km que me separan de mis "víctimas".
Cosas simpáticas que he soñado en los últimos días:
- Que aprendo a (y puedo) tocar guitarra, y mi mano no se acalambra trantando de poner los dedos donde se debe. El detalle es que la toco al revés... digamos que es una guitarra pa zurdos... aunque en la vida real me parece que los zurdos sujetan la guitarra igualito que los dextros.
- Que hay una típica plaquita verde con su circuito integrado... que no me sirve. Pero resulta que se puede modificar el circuito con un dedo, como si fuera pantalla touch sacada de CSI-Miami.
- Que encuentro dos o tres volúmenes perdidos de un diccionario enciclopédico, pero no los guardo, sino que dejo que toda la colección se quede en la calle; la gente pasa y pasa, y nadie se la lleva. Como si estuvieran esperando que me la lleve yo. Rato después, voy bajando por una escalera de escalones grandes (largos, altos, anchos)... voy tan rápido que parece que me salto escalones, y una voz me habla ( :s escucho voces!) sobre libros, y sobre el fin... Cuando termino de bajar y (creo que) estoy en el fondo, la vocecita me dice que el fin no existe. Y parece que podría seguir bajando, aunque yo llego hasta ahí.
- Que voy a un lugar X, que queda en el centro, en un edificio más viejo que nuevo, pero que tiene estacionamiento subterráneo. Y voy en auto, bajando y bajando -sí, como en la escalera del sueño anterior- buscando estacionamiento disponible. Habían pisos que tenían estacionamientos reservados para ciertas personas y/o empresas, y -obvio- también estaban los espacios ocupados por otros visitantes. Finalmente, llego al octavo subterráneo para encontrar estacionamiento. Por otra parte, hay como tres tipos de ascensores: uno viejísimo, con rejas de fierro y todo eso, que llevaba a un jardín infantil en el subterráneo; y dos modernos-modernos... pero sólo uno era para uso público, y ni idea para qué era el otro.
La Sofi pasó por aquí a quejarse un rato. Cuando se queja y re-queja me aburro de escucharla. ¿Y si yo también soy así? Hummm... no, no soy tan así. No me quejo como si esperase que me arregen el problema: sólo espero descargarme un rato. Ayer estuvo de cumpleaños la linda... y pretende celebrar por varios días. De hecho, estamos en su fin de semana de cumpleaños. El próximo fin de semana es celebración con las amigas: picnic en el parque. Yo sólo sé que no lo quiero organizar.
Yupiii! Veré un nuevo capítulo de Grey's Anatomy :)
20100331
De niña
Cuando era yo una linda niñita que iba al colegio, existía una pregunta que odiaba responder, una pregunta que ni siquiera me gustaba escuchar: ¿Qué quieres ser cuando grande?
Es que por mucho que pensaba no sabía qué responder. Al final respondía, pero la respuesta cambiaba cada vez que me hacían la pregunta... al final, era más por responder algo que por responder en serio. Como a los cinco años, le pregunté a mi mamá "¿Qué voy a ser cuando grande?" y creo que mi mamá respondió preguntándome a mí. Luego dije "¿Qué quieres que yo sea cuando grande? Y la respuesta fue -obviamente- algo "que te haga tener mucho dinero". Y yo pregunté -lógicamente- cuáles eran esas cosas... y vino la respuesta con carreras hipertradicionales. Sólo sabía que la palabra "abogado" no me gustaba, y dejé de pensar en lo que sería cuando grande. Ahí fue cuando comencé a dar una respuesta cualquiera... lo primero que se me ocurriera en el momento. En el fondo, simplemente no quería elegir... ni en serio ni en broma (o juego).
Pasó el tiempo, y yo seguía sin saber qué me gustaría hacer cuando fuera grande. Pasó más tiempo, y me costaba decidir... cambiaba de opinión todo el tiempo, pero mis respuestas tendían a repetirse por un tiempo. El detalle es que al conjunto de respuestas se iban agregando más y más opciones. Ahora quería ser de todo, pero ya tenía alguna idea de lo que se trataban las cosas. De todas formas, me dije que decidiría más adelante... pero no resultó. Nunca elegí nada de verdad. Tan indecisa andaba por la vida que llegué a creer que cualquier motivo era bueno mientras ayudara a elegir. Mientras el resto del mundo se alegra con 750 puntos... yo tenía la sensación de que no servían para nada. En realidad sirven para hacer lo que uno quiera pero... ¿Y si no sé qué quiero? OK, bachillerato: algo y nada, al mismo tiempo, pero ayudó bastante poco en cuanto a decisión se trata. Carrera escogida, estudiada... y tiendo a creer que nada me puede gustar lo suficiente.
Oh! Me acordé del profe que decía "yo soy fotógrafo, e ingeniero... en mi tiempo libre". Creo que voy por algo del mismo estilo.
Ando un poco cansada... de pensar.
Es que por mucho que pensaba no sabía qué responder. Al final respondía, pero la respuesta cambiaba cada vez que me hacían la pregunta... al final, era más por responder algo que por responder en serio. Como a los cinco años, le pregunté a mi mamá "¿Qué voy a ser cuando grande?" y creo que mi mamá respondió preguntándome a mí. Luego dije "¿Qué quieres que yo sea cuando grande? Y la respuesta fue -obviamente- algo "que te haga tener mucho dinero". Y yo pregunté -lógicamente- cuáles eran esas cosas... y vino la respuesta con carreras hipertradicionales. Sólo sabía que la palabra "abogado" no me gustaba, y dejé de pensar en lo que sería cuando grande. Ahí fue cuando comencé a dar una respuesta cualquiera... lo primero que se me ocurriera en el momento. En el fondo, simplemente no quería elegir... ni en serio ni en broma (o juego).
Pasó el tiempo, y yo seguía sin saber qué me gustaría hacer cuando fuera grande. Pasó más tiempo, y me costaba decidir... cambiaba de opinión todo el tiempo, pero mis respuestas tendían a repetirse por un tiempo. El detalle es que al conjunto de respuestas se iban agregando más y más opciones. Ahora quería ser de todo, pero ya tenía alguna idea de lo que se trataban las cosas. De todas formas, me dije que decidiría más adelante... pero no resultó. Nunca elegí nada de verdad. Tan indecisa andaba por la vida que llegué a creer que cualquier motivo era bueno mientras ayudara a elegir. Mientras el resto del mundo se alegra con 750 puntos... yo tenía la sensación de que no servían para nada. En realidad sirven para hacer lo que uno quiera pero... ¿Y si no sé qué quiero? OK, bachillerato: algo y nada, al mismo tiempo, pero ayudó bastante poco en cuanto a decisión se trata. Carrera escogida, estudiada... y tiendo a creer que nada me puede gustar lo suficiente.
Oh! Me acordé del profe que decía "yo soy fotógrafo, e ingeniero... en mi tiempo libre". Creo que voy por algo del mismo estilo.
Ando un poco cansada... de pensar.
20100322
Hyper!
Cueeeeek!!! No sé qué me pasa... creo que tengo alguna idea de lo que me pasa, pero en ningun caso... ay, qué iba a decir??? Noooo... Bueno, ando aceleradita... ando como nerviosa... No me he movido de mi cama ni despegado del computador desde hace como media hora, pero siento que tirito todo el tiempo. Ansiedad? Sí! Eso es, ando ansiosa-ansiosa-ansiosa... creo que no más espressos dobles para mí cuando tengo el estómago vacío. Quiero saber cuánto dura el efecto de la Rita(lina)... Olvidé que Av Andrés Bello sólo tiene un sentido en hora peak (sí, me metí contra el tránsito de las 20 h, pero por diez o quince metro sno más :s) No me siento concentradísima al volante (como siempre), no veo a todos los peatones ni a todos los perros (sí, me toca frenar fuerte), me he puesto a conversar mirando a mi interlocutor-copiloto (yo no hacía eso!! cuando me doy cuenta me da sustooo), y hasta miro el paisaje como si fuera arquitecto extranjero que viene a Santiago por primera vez. Iwal eso último se ha vuelo menos frecuente... ojalá sea el efecto (placebo o no) de doña Rita.
Ehh... sí, así como iba contando, toi tomando esas cosas que le dan a los niños no tan niños que traen DAA. En realidad me cuesta establecer prioridades entre las cosas que tengo ganas de hacer. Efectos secundarios de haber tenido depre: la búsqueda de bienestar y sensación de felicidad se vuelve en contra. Hay cosas que hay que hacer, hay cosas que quiero hacer, hay cosas y cosas... todo se me mezcla en la cabeza, como si fuera un enjambre de abejas en campo de flores abiertas, y como si todas las flores fueran iguales. Normalmente no me cuesta mantener la atención (obviamente no al mismo nivel) en dos cosas, pero ahora último... ehhh... (...) Ah, sí... cuesta harto. O sea, en verdad no es que cueste, sino que molesta. Molesta tener muchas cosas dando vueltas y que ninguna pese más que otra, porque yo sí quiero elegir una por sobre las demás, o darle más valor a una que a otra... pero no puedo. Estoy entre lo que quiero hacer y lo que debería estar haciendo... y no sé qué cosa me importa más que la otra. La última vez que tuve a doña Rita en la lista de fármacos de Layzcita, era que se me olvidaban las cosas. Olvidaba lo que había hecho, y olvidaba lo que no había hecho (creyendo que sí había hecho). Horrible. Creer con toda y sincera confianza en algo, y que ese algo no exista... ¡y peor! ...que lo haya inventado yo, y sin querer!!! ¿Cómo se sentirán los cleptómanos al darse cuenta de que roban? ¿Y la gente que tiene alzheimer? Ay, pobre gente... yo sí me imagino cómo se sienten.
Volviendo al asunto de las abejas y las flores... ocurre que hay plantas con flores bieeeen rascas, pero que necesitan ser polinizadas sí o sí (hay casos en que el espíritu santo, o ciertas "hormonas" vegetales me transforman la flor en fruto; para el resto de los casos, necesitamos polen funcional en el momento y lugar correcto). Así pues, me siento como abeja en plantación de kiwis (durante floración, obvio), que no sabe si ir tras el abundante polen de kiwi que viene en flor fea y sin néctar, o ir tras el polen de la maleza circundante (será menos polen por flor, será más largo el recorrido, pero son flores bellas y con néctar... ñami! ...total, el polen no es pa mí).
Y siguiendo con temas relacionados... o algo relacionados... se me ocurrió podar un par de arbolitos (y algunos arbustitos) en casa de Sergio. Y resucitó la tendinitis. Viene de repente, y se va de repente. De hecho, no sé qué hago escribiendo aquí. Es que la ansiedad me decía que apretara botoncitos... en realidad la ansiedad no me decía mucho, pero apretar botoncitos sin tener que pensar mucho ha ayudado bastante: Ya no tiritan mis manos. Creo que ya me puedo ir a dormir.
Fui a una grabación de Los Improvisadores (ViaX). Estuvo genial.
Ehh... sí, así como iba contando, toi tomando esas cosas que le dan a los niños no tan niños que traen DAA. En realidad me cuesta establecer prioridades entre las cosas que tengo ganas de hacer. Efectos secundarios de haber tenido depre: la búsqueda de bienestar y sensación de felicidad se vuelve en contra. Hay cosas que hay que hacer, hay cosas que quiero hacer, hay cosas y cosas... todo se me mezcla en la cabeza, como si fuera un enjambre de abejas en campo de flores abiertas, y como si todas las flores fueran iguales. Normalmente no me cuesta mantener la atención (obviamente no al mismo nivel) en dos cosas, pero ahora último... ehhh... (...) Ah, sí... cuesta harto. O sea, en verdad no es que cueste, sino que molesta. Molesta tener muchas cosas dando vueltas y que ninguna pese más que otra, porque yo sí quiero elegir una por sobre las demás, o darle más valor a una que a otra... pero no puedo. Estoy entre lo que quiero hacer y lo que debería estar haciendo... y no sé qué cosa me importa más que la otra. La última vez que tuve a doña Rita en la lista de fármacos de Layzcita, era que se me olvidaban las cosas. Olvidaba lo que había hecho, y olvidaba lo que no había hecho (creyendo que sí había hecho). Horrible. Creer con toda y sincera confianza en algo, y que ese algo no exista... ¡y peor! ...que lo haya inventado yo, y sin querer!!! ¿Cómo se sentirán los cleptómanos al darse cuenta de que roban? ¿Y la gente que tiene alzheimer? Ay, pobre gente... yo sí me imagino cómo se sienten.
Volviendo al asunto de las abejas y las flores... ocurre que hay plantas con flores bieeeen rascas, pero que necesitan ser polinizadas sí o sí (hay casos en que el espíritu santo, o ciertas "hormonas" vegetales me transforman la flor en fruto; para el resto de los casos, necesitamos polen funcional en el momento y lugar correcto). Así pues, me siento como abeja en plantación de kiwis (durante floración, obvio), que no sabe si ir tras el abundante polen de kiwi que viene en flor fea y sin néctar, o ir tras el polen de la maleza circundante (será menos polen por flor, será más largo el recorrido, pero son flores bellas y con néctar... ñami! ...total, el polen no es pa mí).
Y siguiendo con temas relacionados... o algo relacionados... se me ocurrió podar un par de arbolitos (y algunos arbustitos) en casa de Sergio. Y resucitó la tendinitis. Viene de repente, y se va de repente. De hecho, no sé qué hago escribiendo aquí. Es que la ansiedad me decía que apretara botoncitos... en realidad la ansiedad no me decía mucho, pero apretar botoncitos sin tener que pensar mucho ha ayudado bastante: Ya no tiritan mis manos. Creo que ya me puedo ir a dormir.
Fui a una grabación de Los Improvisadores (ViaX). Estuvo genial.
20100312
Ahora tiemblo
Llevo días creyendo que tiembla. No creía que fuera pa tanto. Pensaba que estas cosas le pasaban sólo a la gente alharaca o angustiosa por naturaleza. No paso el día sintiendo temblores, pero por algunas horas, después de cada réplica fuerte, siento que tiembla... pero no es cierto que esté temblando.
No me asusté con el cuasiterremoto ni con sus réplicas inmediatas. No creo que los temblores me parezcan algo normal, porque sí me toman por sorpresa. La cosa es: me sorprendo, me dedico a sentirlo, y espero a que termine, eso es todo. Entre medio, la conciencia funciona a escondidas, recordando si hay o no hay algo que deba preocuparme porque puede caerse sobre mí.
Sólo una réplica me asustó hace poco, gracias a una sola sacudida fuerte, más encima en mi cama, medio sentada, recostada sobre la cabecera, con la cabeza apoyada en el respaldo de la cama... me pegué. Y como soy humana, en estos momentos estoy lista pa pegarme de nuevo si la tierra nos regala otra sacudida violenta (mi cabeza se apoya en el mismo respaldo de madera).
Hoy fue un día de adicción a internet. ¿O no tanto? La cosa es que estuve todo el día leyendo emol, facebook, y todos los links que salieran de ahí. Hasta desactivé el facebook filter que instalé pa no ver más wevadas de la cuenta. Hay días en que me pasa esto. Y cada vez que pasa lo odio más. Pareciera que el exceso de información es adictivo. Es cosa de mirar todos los papers sobre floración y polinización y todo lo que se relacione con ello... Hay gente que entrega sus proyectos de título con una bibliografía que no alcanza ocho fuentes, y yo tengo esas ocho multiplicadas como por siete. Ahora (tres segundos después) creo que no es exactamente el exceso de información lo adictivo, sino el hambre de saber; el exceso de info es sólo la forma en que aumenta la probabilidad de encontrar cosas que quiero saber.
Hace días que veo las noticias a cada rato. También van varios días de revisar facebook más de dos veces por día, y lo mismo con los e-mails. Parece que quiero saber algo... parece que es la misma ansiedad que arrastro desde antes de mi anterior posteo, y que se fue a toda página web que parezca interesante.
(minutos después)
En realidad ando terriblemente ansiosa. Yo creía que me estaba haciendo amiga de Morfeo, pero ya no lo creo: he dormido siesta dos días seguidos, o sea que Morfeo juega sucio. Mi manía oculta se ha hecho más presente. También he revisado las visitas que hemos recibido mi blog y yo, lo cual no es habitual (mucho menos dos veces en un día) pero me ha servido para descubrir que mi posteo estrella es aquél en que me pregunto por el significado de desapercibido (al parecer es la gran duda en México), y para saber que alguien busca la no-palabra destrellante (la cual se me ocurrió el día en que quise tener blog nuevo). También ha contribuido a la ansiedad, porque la personita que puso la no-palabra en google estaba conectada desde la FAIF, y me hace sentir un poquito perseguida, pero no tanto como cuando me perseguían de verdad.
Varias veces en la vida he pensado en que me gustaría ser tonta, para darle menos vueltas a las cosas, para preocuparme menos, para disfrutar más...
...Ignorance is bliss, aunque después cambie de opinión.
No me asusté con el cuasiterremoto ni con sus réplicas inmediatas. No creo que los temblores me parezcan algo normal, porque sí me toman por sorpresa. La cosa es: me sorprendo, me dedico a sentirlo, y espero a que termine, eso es todo. Entre medio, la conciencia funciona a escondidas, recordando si hay o no hay algo que deba preocuparme porque puede caerse sobre mí.
Sólo una réplica me asustó hace poco, gracias a una sola sacudida fuerte, más encima en mi cama, medio sentada, recostada sobre la cabecera, con la cabeza apoyada en el respaldo de la cama... me pegué. Y como soy humana, en estos momentos estoy lista pa pegarme de nuevo si la tierra nos regala otra sacudida violenta (mi cabeza se apoya en el mismo respaldo de madera).
Hoy fue un día de adicción a internet. ¿O no tanto? La cosa es que estuve todo el día leyendo emol, facebook, y todos los links que salieran de ahí. Hasta desactivé el facebook filter que instalé pa no ver más wevadas de la cuenta. Hay días en que me pasa esto. Y cada vez que pasa lo odio más. Pareciera que el exceso de información es adictivo. Es cosa de mirar todos los papers sobre floración y polinización y todo lo que se relacione con ello... Hay gente que entrega sus proyectos de título con una bibliografía que no alcanza ocho fuentes, y yo tengo esas ocho multiplicadas como por siete. Ahora (tres segundos después) creo que no es exactamente el exceso de información lo adictivo, sino el hambre de saber; el exceso de info es sólo la forma en que aumenta la probabilidad de encontrar cosas que quiero saber.
Hace días que veo las noticias a cada rato. También van varios días de revisar facebook más de dos veces por día, y lo mismo con los e-mails. Parece que quiero saber algo... parece que es la misma ansiedad que arrastro desde antes de mi anterior posteo, y que se fue a toda página web que parezca interesante.
(minutos después)
En realidad ando terriblemente ansiosa. Yo creía que me estaba haciendo amiga de Morfeo, pero ya no lo creo: he dormido siesta dos días seguidos, o sea que Morfeo juega sucio. Mi manía oculta se ha hecho más presente. También he revisado las visitas que hemos recibido mi blog y yo, lo cual no es habitual (mucho menos dos veces en un día) pero me ha servido para descubrir que mi posteo estrella es aquél en que me pregunto por el significado de desapercibido (al parecer es la gran duda en México), y para saber que alguien busca la no-palabra destrellante (la cual se me ocurrió el día en que quise tener blog nuevo). También ha contribuido a la ansiedad, porque la personita que puso la no-palabra en google estaba conectada desde la FAIF, y me hace sentir un poquito perseguida, pero no tanto como cuando me perseguían de verdad.
Varias veces en la vida he pensado en que me gustaría ser tonta, para darle menos vueltas a las cosas, para preocuparme menos, para disfrutar más...
...Ignorance is bliss, aunque después cambie de opinión.
20100310
Ay, cresta!
Me estoy poniendo ansiosa... no sé muy bien de qué o por qué. Algo relacionado con las ganas de hacer algo que no sé qué es. Perdí un día yendo a Copiapó, acompañando a papá. Al día siguiente, lo acompañé en trámites varios, firmas, inscripciones, visita al yacimiento, búsqueda de planta pa chancar... Y perdí otro día volviendo a Santiago, y taaan relajado que andaba mi padre: cero apuro, sobremesa tras desayunar, paseo por un yacimiento abandonado, sobremesa tras el almuerzo... evidentemente perdí mi cita con el loquero. Y de sólo imaginar la histeria que todavía padece la gente, supe que tampoco conseguiría otra hora para esta semana. ¿Y decirle "papá, apúrate q tengo hora con el psiquiatra"? Nah, en ese caso se habría demorado más todavía... o me habría vuelto a requete-repetir que no necesito ir al psiquiatra, que sólo pierdo la plata yendo p'allá, pa dejarme en la estación de metro más lejana que recuerde.
La gente (e incluyo a mi papá) disfruta cuando gasta plata... y mi papá se siente súper papá cuando me ofrece dinero, o cuando me dice que compre... ¿Y mi papá habla de perder plata? Ná que ver con mi mamá. Para ella todo es caro, y los gastos son sólo por necesidad... o por seminecesidad, cuando se trata de aprovechar la oferta. Así es como podemos tener carne -congelada- por meses, o ser el objeto de saqueo después de los almacenes y supermercados cercanos: si un Kg de carne cuesta 4 lucas en vez de 6, entonces mi madre comprará carne como si preparase un asado para 20 personas. Lo mismo con la salsa de tomates, el arroz, o los fideos. Todo porque se puede guardar.
Llegó mi mamá, llegó con Sofi, y volvió esa envidia que se tienen mi hermanita y mi pololo. David prácticamente no habla español, y a la Sofi le cae demasiado bien. Sergio habla español-castellano-de-Chile, y a la Sofi no le gusta que pase tiempo con él... con suerte lo saluda. Parece que la relación entre ellos nada tiene que ver con el idioma. La Sofi pide y pide que David venga a Chile, y lo pasa bien cuando Sergio se queda a alojar. No la entiendo mucho.
He pasado varias noches sin dormilinas. No me va perfecto, pero me va bastante bien... Ahora mismo tengo sueño.
La gente (e incluyo a mi papá) disfruta cuando gasta plata... y mi papá se siente súper papá cuando me ofrece dinero, o cuando me dice que compre... ¿Y mi papá habla de perder plata? Ná que ver con mi mamá. Para ella todo es caro, y los gastos son sólo por necesidad... o por seminecesidad, cuando se trata de aprovechar la oferta. Así es como podemos tener carne -congelada- por meses, o ser el objeto de saqueo después de los almacenes y supermercados cercanos: si un Kg de carne cuesta 4 lucas en vez de 6, entonces mi madre comprará carne como si preparase un asado para 20 personas. Lo mismo con la salsa de tomates, el arroz, o los fideos. Todo porque se puede guardar.
Llegó mi mamá, llegó con Sofi, y volvió esa envidia que se tienen mi hermanita y mi pololo. David prácticamente no habla español, y a la Sofi le cae demasiado bien. Sergio habla español-castellano-de-Chile, y a la Sofi no le gusta que pase tiempo con él... con suerte lo saluda. Parece que la relación entre ellos nada tiene que ver con el idioma. La Sofi pide y pide que David venga a Chile, y lo pasa bien cuando Sergio se queda a alojar. No la entiendo mucho.
He pasado varias noches sin dormilinas. No me va perfecto, pero me va bastante bien... Ahora mismo tengo sueño.
20100302
Después del gran temblor
Después de despertar -como la mitad del país- durante la madrugada del 27/feb/2010, me quedé acostada, disfrutando el vaivén. Cuando se hizo más fuerte, me senté en la cama y vi cómo se sacudían los muebles. Cuando acabó, me volví a acostar. Pero la histeria colectiva y ajena no me dejó dormir.
El 3 de marzo de 1985 yo tenía tres años. Recuerdo haber estado rayando (dibujando o escribiendo), agachada junto a una mesita de centro que era de fierros y vidrio grueso. Recuerdo que algo extraño pasaba, que todo sonaba raro, que vi el mundo como si estuviese un poco... muy mareada. Recuerdo el grito de susto de mi mamá, que estuvo más parecido a un suspiro fuerte que a un grito, recuerdo su preocupación, su miedo. Recuerdo que me tomó en brazos y me dejó en la entrada del restaurant, junto a un portón de fierro. Nada podía caerme encima. Recuerdo que los autos en la calle dejaron de seguir su línea recta habitual que transformaron en un zig-zag bien desordenado, y las bocinas adornando el ruido ambiente, y... seguía viendo todo como si estuviese mareada. Mi mamá volvió a entrar. No sabía por qué me había dejado sola (alguna vez me lo contó, pero ya lo olvidé). Sólo sabía que estaba bien; hubo algo que sentí más fuerte que el susto y que el miedo: sentía que mi mamá estaba segura de que hacía las cosas bien, y por mí, aunque yo no entendiera nada. El 3 de marzo de 1985 recibí mi "vacuna antisísmica".
Veinticinco años después, tengo la misma edad que tenía mi mamá en 1985, y siento como si tuviera muchos menos. Más aún cuando no resulta lo que no sé si quiero hacer y estoy segura de nada.
Veinticinco años después, ocurre que mi mamá no aterrizó en Chile porque su avión se devolvió, porque el aeropuerto se cerró, porque no estaba en condiciones de funcionar, porque sufrió daños, porque tembló bien fuerte el suelo de por aquí. La casa se quedó sin electricidad por 40 horas (y al prender la tv senti como si hubiese salido de un reality de encierro, viendo las imágenes del noticiero que no había podido ver). Se cayeron varios muebles, perdimos dos televisores, un accesorio de licuadora, varios vasos, platos, tazas... botellas de vidrio, de porcelana, la cubierta de una mesa de loza y uno de los pisos que hacen juego con la mesa (o lo hacían). Perdí el vinagre en que estaba transformando el Merlot Reserva 2006 de Santa Ema... ahora no encuentro ese vino en ninguna parte :( sólo está el de 2007 (me arrepiento de no haber comprado la otra botella que quedaba), y más pica me da cuando puedo sentir el olor del vinagre desparramado en algún rincón: olor a vinagre negro (pseudobalsámico, de arroz...), dulce, con toda la fruta que traía el vino, con ese aire tostado y chocolatoso que no se encuentra en cualquier parte... ayyy... yo quería ese vinagre :'( Seguramente los Merlot Reserva de Santa Ema seguirán siendo interesantes, pero sólo la cosecha 2006 la vinificó Sergio.
Sigo ordenando libros, revistas y papeles varios que botó la estantera al caer. También boto cosas que creo que no vale la pena tener. El problema es que me demoro en decidir qué sirve y qué no. Parece que todas las cosas merecieran la reconsideración de su valor, aunque sean revistas que nadie ha tocado hace años. El problema es que por algo las guardamos en vez de botarlas. El problema es que me enseñaron a guardar muchas cosas por si acaso. Al final siempre me arrepiento de (no) haber conservado algo.
Después del temblor grande, vienen los temblores pequeños.
El 3 de marzo de 1985 yo tenía tres años. Recuerdo haber estado rayando (dibujando o escribiendo), agachada junto a una mesita de centro que era de fierros y vidrio grueso. Recuerdo que algo extraño pasaba, que todo sonaba raro, que vi el mundo como si estuviese un poco... muy mareada. Recuerdo el grito de susto de mi mamá, que estuvo más parecido a un suspiro fuerte que a un grito, recuerdo su preocupación, su miedo. Recuerdo que me tomó en brazos y me dejó en la entrada del restaurant, junto a un portón de fierro. Nada podía caerme encima. Recuerdo que los autos en la calle dejaron de seguir su línea recta habitual que transformaron en un zig-zag bien desordenado, y las bocinas adornando el ruido ambiente, y... seguía viendo todo como si estuviese mareada. Mi mamá volvió a entrar. No sabía por qué me había dejado sola (alguna vez me lo contó, pero ya lo olvidé). Sólo sabía que estaba bien; hubo algo que sentí más fuerte que el susto y que el miedo: sentía que mi mamá estaba segura de que hacía las cosas bien, y por mí, aunque yo no entendiera nada. El 3 de marzo de 1985 recibí mi "vacuna antisísmica".
Veinticinco años después, tengo la misma edad que tenía mi mamá en 1985, y siento como si tuviera muchos menos. Más aún cuando no resulta lo que no sé si quiero hacer y estoy segura de nada.
Veinticinco años después, ocurre que mi mamá no aterrizó en Chile porque su avión se devolvió, porque el aeropuerto se cerró, porque no estaba en condiciones de funcionar, porque sufrió daños, porque tembló bien fuerte el suelo de por aquí. La casa se quedó sin electricidad por 40 horas (y al prender la tv senti como si hubiese salido de un reality de encierro, viendo las imágenes del noticiero que no había podido ver). Se cayeron varios muebles, perdimos dos televisores, un accesorio de licuadora, varios vasos, platos, tazas... botellas de vidrio, de porcelana, la cubierta de una mesa de loza y uno de los pisos que hacen juego con la mesa (o lo hacían). Perdí el vinagre en que estaba transformando el Merlot Reserva 2006 de Santa Ema... ahora no encuentro ese vino en ninguna parte :( sólo está el de 2007 (me arrepiento de no haber comprado la otra botella que quedaba), y más pica me da cuando puedo sentir el olor del vinagre desparramado en algún rincón: olor a vinagre negro (pseudobalsámico, de arroz...), dulce, con toda la fruta que traía el vino, con ese aire tostado y chocolatoso que no se encuentra en cualquier parte... ayyy... yo quería ese vinagre :'( Seguramente los Merlot Reserva de Santa Ema seguirán siendo interesantes, pero sólo la cosecha 2006 la vinificó Sergio.
Sigo ordenando libros, revistas y papeles varios que botó la estantera al caer. También boto cosas que creo que no vale la pena tener. El problema es que me demoro en decidir qué sirve y qué no. Parece que todas las cosas merecieran la reconsideración de su valor, aunque sean revistas que nadie ha tocado hace años. El problema es que por algo las guardamos en vez de botarlas. El problema es que me enseñaron a guardar muchas cosas por si acaso. Al final siempre me arrepiento de (no) haber conservado algo.
Después del temblor grande, vienen los temblores pequeños.
20100222
Yo (no) creo que...
Cuando digo "yo creo que...", parece que casi nadie me cree, y suelo molestarme. Básicamente porque yo no cuestiono ese tipo de afirmaciones. Cuando yo digo "yo creo que...", estoy diciendo lo que espero, lo que pretendo, lo que me gustaría, lo que me tinca... pero por alguna razón no estoy 100% segura de que aquello se cumpla. Esa razón puede existir y yo la he olvidado, o esa razón aún no existe, pero presiento que puede surgir, y no por obra mía.
Me siento ofendida. Si yo digo "yo creo que Dios existe", nadie -ni el ateo que parece estar seguro de ello- cuestiona. Pero si la afirmación es "yo creo que sí voy"... la cosa cambia radicalmente. ¡Y cuánta gente me exige responder de otra forma!: "¿Cómo que 'creo que sí voy'? ¿Sí o no?" (grrr... están desconfiando de mí!!! ...de mí, que no suelo mentir!!!). ¿Y si yo fuese por la vida cuestionando cada "yo creo que Dios existe"? ("¿Cómo que usté' cree...? ¿Ah? Dígame si existe o no existe, y decídase ya).
¿Hay cosas más creíbles que otras? A ver... complete la oración "Yo creo..."
...en el viejito pascuero.
...que no te conviene esa mina.
...q el wn tá chalao.
...en mí.
...q sí
...q no
...en ti.
...en la ciencia.
...que voy a almorzar.
...que el horóscopo sí le achunta.
...en que se puede.
...que no se puede.
...en duendes, y en hadas.
...que los mounstruoh no existen, pero los fantasmas sí.
...que los fantasmas no existen, pero los mounstruoh sí.
Creo que... después de este gran ejercicio creo varias cosas:
Parece que no se le puede creer a cualquiera. Parece que no se puede creer en cualquier cosa. Parece que hay quienes escogieron no creer en lo que otro sí cree. Parece que hay quienes escogieron no creer cierto tipo de cosas (y/o creer firmemente en otras). Parece que hay cosas en las que es bonito creer, y hay cosas en las que no es bonito creer (obviamente "bonito" es siempre un término relativo)...
...parece que las creencias debieran tener su propia Teoría de la Relatividad. Creo yo.
Me siento ofendida. Si yo digo "yo creo que Dios existe", nadie -ni el ateo que parece estar seguro de ello- cuestiona. Pero si la afirmación es "yo creo que sí voy"... la cosa cambia radicalmente. ¡Y cuánta gente me exige responder de otra forma!: "¿Cómo que 'creo que sí voy'? ¿Sí o no?" (grrr... están desconfiando de mí!!! ...de mí, que no suelo mentir!!!). ¿Y si yo fuese por la vida cuestionando cada "yo creo que Dios existe"? ("¿Cómo que usté' cree...? ¿Ah? Dígame si existe o no existe, y decídase ya).
¿Hay cosas más creíbles que otras? A ver... complete la oración "Yo creo..."
...en el viejito pascuero.
...que no te conviene esa mina.
...q el wn tá chalao.
...en mí.
...q sí
...q no
...en ti.
...en la ciencia.
...que voy a almorzar.
...que el horóscopo sí le achunta.
...en que se puede.
...que no se puede.
...en duendes, y en hadas.
...que los mounstruoh no existen, pero los fantasmas sí.
...que los fantasmas no existen, pero los mounstruoh sí.
Creo que... después de este gran ejercicio creo varias cosas:
Parece que no se le puede creer a cualquiera. Parece que no se puede creer en cualquier cosa. Parece que hay quienes escogieron no creer en lo que otro sí cree. Parece que hay quienes escogieron no creer cierto tipo de cosas (y/o creer firmemente en otras). Parece que hay cosas en las que es bonito creer, y hay cosas en las que no es bonito creer (obviamente "bonito" es siempre un término relativo)...
...parece que las creencias debieran tener su propia Teoría de la Relatividad. Creo yo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)