20100529

Evolución

Creo que ya llevo al menos una semana con una cuestión en la cabeza: ¿Cuándo se volvió cool saber de comida? ...como que vino con la onda del vino, ¿o no?

La Layz-chica, creció (ad)mirando la cocina del restaurant, regodiona para comer, y curiosa. Muy curiosa. Un día, se aburrió de sólo mirar, de pedir permiso para jugar con las masas, de preguntar si podía ayudar (y que le respondieran que no, gracias), y de sólo poder mezclar helados y frutas en conserva. Ese día exigió hacer galletas... había que jugar con los moldes de juguete, y con los que traían de regalo los paquetes de harina... y su mamá improvisó una masa cualquiera que resultó en galletas duras y desabridas. ¡Problemón! Mamá no sabía hacer las cosas que a la hija se le ocurría hacer. Pero la primera vez que improvisó haciendo empanadas resultó mejor: sólo faltó el comino, que no sabía que existía -con suerte teníamos orégano- y que al fin y al cabo es lo que le da a la empanada su sabor a empanada... según yo en ese entonces.

Después, vino otro día, en que Layz-chica se aburrió de leer recetas de cocina que encontraba por ahí, porque sólo las podía imaginar. No un aburrimiento que dijera "no quiero leer más", sino uno que de vez en cuando decía "pero esto no es difícil!!, yo puedo hacer esto"; ante ello, surgía la necesidad de comprobar ese pensamiento, y la niña se puso a batir huevos y hacer bizcochos (que la mamá ponía y sacaba del horno) y armar tortas. Unas pocas recetas después, podía imaginar la preparación y el resultado sin necesidad de cocinar nada. Llegar al colegio un día cualquiera y contarle a tus amigos que hiciste una torta para un cumpleaños... oh, demonios... resulta que nadie tiene idea de cocina, resulta que no saber cocinar -y sólo comer- es lo cool, porque el que se mete en la cocina es un bicho raro, ligeramente admirable, pero un ser extraño.

Luego, vendría el momento de jugar. Jugar con cuidado: a freír masas, trocitos de carne, fideos... lo que se me ocurriera. Para eso siempre hubo aceite caliente listo. Lo mismo en la vaporera. Me parecía impresionante lo que el vapor podía hacerle a un spaghetti. Y fue impresionante descubrir que un fideo de arroz se podía freír y comer como snack. Cuando el aceite caliente se junta con otra cosa, pareciera que habla. No sé qué es más impresionante: que alguien descubriera el aceite, o que alguien descubriera lo que hace el aceite caliente.

Después, aprendi a cocinar comida de verdad. Después de mucho mirar, de escuchar a mi mamá describir cada cosa que hacía, explicar el porqué del orden de los ingredientes, del para qué de cada cosa... sencillamente me puse a cocinar. Daba lo mismo qué cosa quisiera poner en el wok, siempre sentía que sabía cómo hacerlo. ¿Invitar a mis amigas a almorzar? Sí. A veces cocinaba yo, otras veces mi mamá, pero todas las veces mis amigas se dedicaban a hablar de lo que sus madres hacían al almuerzo: que siempre estaba servido cuando llegaban a la casa, que la carne sin nervio y sin grasa, que el repollo finito (y la técnica de abrazar al repollo)... parecían demasiado orgullosas de poder llegar a la casa y sólo sentarse a comer. Y yo... a la hora de cenar recibía casi todos los días la misma pregunta: ¿Qué quieres comer? Supongo que mis problemas para decidir provienen desde que empecé a ir al colegio (y me tenía que dormir temprano, y no alcanzaba a comer con mis papás) y había que decidir qué comer. No sólo tenía toda la carta del restaurant para elegir: también podía inventar y mezclar a mi gusto por haber siempre disponible carnes -vacuno, pollo, cerdo, pescado-, camarones, verduras varias, y fideos -normales, de arroz, al huevo (frescos)-, y papas, y huevos, y... además, siempre podía haber algo diferente. No me gustaba tener tanto para escoger. A veces pedía que me fueran a comprar un completo; con mayor frecuencia respondía a la pregunta diciendo "lo mismo de ayer", sólo para no pensar otra vez en todas las posibilidades que tenía. La chica regodiona nunca comió algo que no le gustara.

Da la impresión de que todos los orientales tienen un sibarita escondido cuando se trata de comida. Siempre saben si el pescado estaba fresco (o sea, antes de ser transformado formalmente en lo que se conoce comúnmente como... comida!), y nunca lo disfrutarán si no estaba fresco. Incluso, un individuo que jamás haya probado la carne de langosta podría darse cuenta de su frescura previa (la de la langosta!). Siempre detectan un mal punto de cocción (falta o exceso), un frito mal hecho, un plato recalentado. El gusto por los aliños es variable, pero todos están muy seguros de lo que falte o lo que sobre; el gusto varía mucho, pero parece haber un "rango" para el aliñado correcto. Difícilmente un oriental se conforma con sólo tener comida: necesita disfrutarla, por muy sencilla que ésta sea. Nada que ver con el chileno común... hasta ahora.

Tráiganme por favor a un sociólogo foodie pa que me explique por qué ahora todo el mundo quiere saber de cocina. ¿Qué pasó que tanta gente está dejando de sentir que cualquier comida es rica? No, no es malo. Pero para mí es raro notar el cambio. Yo creo que pasaron dos cosas: primero la moda del vino... pasó el mundo chilensis del tinto/blanco a notar que existen cepajes dentro de cada color. Pasó que se volvió signo de estatus el saber de cepas, el saber catar, saber diferenciar un vino de otro.

Pero saber de vinos es saber en vano si no hay comida que acompañar. Hacer que un choripán se acompañe por un vino alfa (por no dar publicidad gratis) que vale muchos pesos, es como lavarse los dientes con gaseosa. Si vamos a disfrutar el vino, disfrutemos también la comida... pero la comida más rica también es cara (hasta ahora, el que no sabe cocinar se cree admirable)... y así... el mundo se ha dado cuenta de que vale la pena pagar algo más por un buen vino, y que vale la pena pagar por buena comida... pero ambas cosas al mismo tiempo pueden afectar seriamente las finanzas personales. Y ese mismo mundo, que gusta del vino, que aprende a comer bien, se da cuenta de que no puede producir vino, pero sí puede preparar comida, y que puede ahorrar plata aprendiendo a cocinar... se da cuenta también de lo beneficiada que sale su vida social si sabe cocinar... OK, me está dando sueño (por fin), pero creo que ya se entiende que ha aparecido el beneficio de la cocina, se ha notado que lo genial es ser diferente, que en realidad son pocos los que saben cocinar (y muchos los que aprenden a tomar vino).

Eso aparte de la gente que prefiere vivir sola, solteramente... sin bichitos que alimentar y vestir, con tiempo y dinero para disfrutar de placeres poco culpables. Me voy a dormir. La historia de Layz-chica y los destilados queda para otra ocasión.


Al final, la mayoría cree que sabe, pero en realidad no tiene idea de nada. Como yo.

20100526

Hummm...

Esto de estar reconcilíandose con el mundo exterior trae un par de desventajas: no implica -ni de lejos- renacimiento motivacional, y la constante búsqueda (o intento de búsqueda) de algo que me mueva me está provocando problemas estomacales. Si alguna vez fue todo el cuello la parte de mi cuerpecito la que se quejaba de la vida, hoy es el intestino. Yo creía que era mentira que esas cosas pasaban... también creía que era imposible desmayarse por ver sangre, hasta que me (casi) pasó.

La semana pasada pasé cuatro días con un celular touch-screen. Como juguete, sirve para jugar. Como herramienta... paso. Prefiero los teléfonos con botones de verdad. Prefiero teléfono, cámara y PDA por separado, aunque ocupen más espacio. Prefiero mi vieja Palm TX con su pantalla gastada antes que el lindo celular multifuncional que sólo quiero vender... pero no puedo. No es fácil vender lo que me han regalado.

Vi el último capítulo de la temporada de Grey's Anatomy, y fue tan increíble como Romano y los helicópteros en ER. Vi el último capítulo de la temporada de House, y... ¡¿Cómo me vienen a hacer esto?! ...estaba entretenido eso de que existiera Lucas. Terminamos de ver la segunda temporada de Los Simuladores (originales, argentinos) y... bueno... era el capítulo final de la serie, no de la temporada, así es que sólo puedo decir que lo pasé bien mientras la veía... e igual me la compraría en DVD si es que existe.

Mi hermana me propone usar visión de corto plazo para moverme por el mundo. ¿Qué tan corto es el corto plazo? ¿Quién decía que el corto plazo está a la vuelta de la esquina? Mi ánimo se ha revuelto en el último par de semanas; he estado feliz, he estado triste... ahora mismo tengo ganas de llorar y no sé por qué. Tal vez lloraría si supiese por qué. Creo que se necesita cierta estabilidad anímica para poder hacer las cosas que se quieran. Ni sé qué quiero, ni sé si puedo. Hoy, según yo, el corto plazo está en todas partes y en todo momento. Y en ninguna parte, y en cualquier momento. Quiero dejar de sentir que las cosas nunca son lo suficientemente buenas. No es lo mismo saber que eso es falso, que dejar de sentirlo. ¿Quién puede controlar bien lo que siente? Si es que se puede, no ha de ser instantáneo. ¿Alguien que me salve?

Mis dedos sienten frío. ¿Y ahora, qué?


Me gustan los tazones blancos, son lindos así... También se pueden pintar.

20100524

Lunes, 24 de Mayo

Querido diario, claramente esto es una broma. Ni mi diario de vida es diario, ni es querido. Bueno, tal vez sea querido, de vez en cuando deseado, y otras veces parece que es la costumbre lo que le da valor. Sí, querida yo. Hoy tienes ganas de escribir y no sabes qué.

Algo de ansiedad traigo, así es que apretar botoncitos es una solución parcial. En realidad no creo que sea solución, sino entretención, pasatiempo... pasansiedad!! (y he inventado una nueva palabra para mi mundo). Pero la ansiedad que traigo hoy es algo distinta a la habitual, aunque algo parecida también. Me siento bien y me siento perdida a la vez. Me siento sola, pero me siento querida. Soñé que dormí con alguien que no era mi pololo, pero no me sentía mal por ello. Por algo este blog tiene el título que tiene, y su URL empieza por lo que empieza.

Me siento tranquila, con esa sensación de reconciliación con el mundo, lentamente, otra vez. ¿Tendrá algo que ver el invierno con todo esto? Quiero que llueva otra vez, de verdad. Miro el pronóstico del tiempo, y más que otras veces, quiero ver que me digan que va a llover.

Ay, la lluvia... aire caliente, aire frío, milloooooones de gotas de agua que caen, suenan, mojan, preocupan, deleitan, inundan. Las nubes gruesas llaman al abrigo, dicen frío, hacen pedir chocolate, buscar luz, encender el horno o calentar aceite, compartir... incluso compartir conmigo misma. Cuando hace frío, me quiero querer más, hasta no sentir frío, pero necesito el frío de afuera, porque sin su presencia el calor pierde su gracia. Con frío, los abrazos son más ricos, y... ¡Hasta tomar un helado se hace más rico con frío afuera!: se derrite más lento, se toma más lento, se disfruta más tiempo (y sus calorías sirven más que en verano), y la lluvia... entonces la lluvia es la guinda de la torta, poco importante (pero muy especial).

Ahora, que venga alguien a hacerme pensar en quienes sufren con la lluvia. Pues no importa si es un día de empatía y solidaridad, o un día de egoísmo y apatía, la lluvia sólo me hará disfrutar más de lo que tenga. Mal de muchos, consuelo de TODOS, para bien o para mal.

Cuando deja de llover, el cielo se vuelve azul de verdad, contrastando con nubes muy grandes, muy blancas, que se mueven tranquilas; la luz parece más brillante -a veces molesta-, el horizonte vuelve a estar lejos, el paisaje vuelve a ser grande y reaparecen las montañas, que extrañamente me hacen sentir protegida. Luego el mundo obviará lo bello, y olvidará la lluvia.


Ni tantos días de lluvia, ni tantos días de sol. Que el cambio no sea tan repentino.
Por ahí anda mi gusto.

20100517

+TV!

Hoy tuve un día que no sé qué fue. Y hace rato que no veo TV... salvo por un capítulo de Grey's... mandado a hacer pal día que tuve. Se titula "Shiny Happy People", y comienza así:

It’s a common belief that positive thinking leads to a happier healthier life.
As children, we are told to smile, be cheerful, and put on a happy face.
As adults, we are told to look on the bright side, to make lemonade, and see glasses as half full.
Sometimes reality can get in the way of our ability to act the happy part though.
Your hope can fail, boyfriends can cheat, friends can disappoint.
It’s in these moments when you just want to get real, to drop the act, and be your true scared unhappy self.


...y termina así:

Ask most people what they want out of life and the answer is simple: to be happy.
Maybe it’s this expectation though of wanting to be happy that just keeps us from ever getting there.
Maybe the more we try to will ourselves to state's of bliss, the more confused we get... to the point where we don't recognize ourselves.

Instead we just keep smiling, trying like hell to be the happy people we wish we were.
Until eventually it hits us, it’s been there all along.
Not in our dreams or our hopes but in the known, the comfortable, the familiar.



Y yo, hoy me siento cansada... y perdida.

20100511

Unexpected

Cuando te ponen frenillos, sabes que hay cosas que serán difíciles de morder por un tiempo, otras serán imposibles todo el tiempo... pero si tienes buena suerte, puede que te toque ser de esas personas que sufren por un par de días y nada más. Eso es más o menos lo que sabía yo, antes de portar braces en los dientes.

Pero hay algo que no sabía: esa poca movilidad que pierde mi cara al hablar, hace que pronunciar idiomas extranjeros sea algo difícil. O sea, todavía se me entiende lo que diga, pero cuesta pronunciar bien. Vi que mi hermana veía una película que ya terminaba, y -como yo no vi los primeros 9/10 de la película- pregunté "¿Quién es Gracie?"... pero sonó como "¿Quién es Crazy?" (plop!) y ante la imposibilidad de pronunciar fácil y correctamente, opté por cambiar la pregunta a "¿Quién es Grace?"... y la falta de i ayudó a minimizar la confusión. Esa misma hermana mía dice que hablo inglés raro, y que no me entiende nada (y yo siento que ella pronuncia inglés como chilena que se come las consonantes y susurra tdo rapidito sin modular!). También es difícil diferenciar entre hole y hall... porque la boca no se mueve lo suficientemente rápido cuando hay brackets entre medio. Así, a la primera, me salen las dos igual; si me concentro y esfuerzo, puedo decir cada una de esas palabras, pero ya me cansé: no hay forma de que salgan naturalmente a la primera.

Puede ser que termine yendo a algún pub para gringos, a ver si conversando se me quita un poco, pero más allá, siento que se me van atrofiando todos los músculos del habla, porque hace años que no puedo pronunciar francés en bonito, y porque cuando pregunté cómo se dice por favor en alemán, no me atreví a pronunciar Bitte... me pareció marciano!! Tampoco he podido diferenciar todas las consonantes del chino mandarín. A los doce años, creía que podía pronunciar todos los idiomas del mundo. Hace unos pocos años que ya no lo creo.


Finalmente pololo pudo ponerse a pensar y empezar a descifrarse a sí mismo.

20100510

Viendo Grey's...

Estoy esperando que cargue un capítulo de Grey's Anatomy. Lo veo ilegalmente por internet desde que me aburrí de ver capítulos repetidos en el cable. Lo mismo con House. Y gracias a esto de ver series por internet, encontré la segunda temporada de Los Simuladores (tanto me gustó la primera, que me la compré cuando fui a Baires, pero no tenían la segunda), y ya que no la dieron acá, y yo me quedé con las ganas... bueno, la veo de vez en cuando también. La vería más seguido si no me sintiera culpable por verla sola en vez de verla con Sergio, pq tb le encantaba. ¿Qué debe tener una serie para que me guste? Uy... no sé.

En las series de médicos, lo que tengo claro es que el hospital y el paciente son lo de menos. Pero en CSI... no, ahí sí que tienen alguna importancia las víctimas y victimarios... y -curiosamente- que el examen de ADN esté listo en sólo un ratito, me importa bastante poco.

Creo que me gustan las series que me gustan porque me caen bien sus personajes. Pregunta derivada: ¿Por qué me caen bien ciertos personajes? Ahp. Ni idea. Hace unos días leí que la literatura infantil y juvenil enganchaba a su público con protagonistas que les hicieran sentir identificados. Si asocio eso y las series que me han gustado... supongo que Meredith Grey tenía una relación lejana con su madre, pero Rory Gilmore tenía lo contrario (el ideal platónico). Y Abby Lockhart... ese personaje tiene que haber sido parte inspiradora de Meredith!! Gregory House es como Cristina Yang con más poder (y con el poder de no enamorarse del que sabe más). Es entretenido el personaje de House, y envidiable también... sabe mucho, parece que dice lo que quiere, no abre la boca si no va a dejar a su interlocutor con cara de sorpresa o duda (para empezar). Pero en la vida no se puede ser House... creo. Lo más parecido que he visto se llama Anthony Bourdain, que después de unos pocos capítulos me empezó a caer mal.

A veces creo que House y Wilson son los únicos personajes de la serie, y que los demás vienen sólo de adorno. Mal que mal, durante una toda una temporada pudieron prescindir casi completamente de Chase, Cameron y Foreman... y muy poco los extrañé.

Dejé de ver E.R. cuando las vueltas de la vida de los personajes se volvieron tan raras y fomes como desagradablemente impredecibles. No me gustó Abby+Kovac, y cada vez me gustaba menos. Por ahí me encontré sin querer viendo parte del capítulo final-final, y en cada escena dentro del hospital, me sentía como si estuviera viendo una serie extraña, y fome. Yo creo que si no fuera por los enfermeros que poco cambiaron durante la serie, no habría reconocido lo que veía. ¿Qué serie habrá tenido más personajes muertos o con pérdida de partes del cuerpo? ¿E.R. o Law&Order?

Solía ver Felicity, hasta que se cortó el pelo... En verdad el pelo no tuvo mucho que ver... pero coincidió con mi desencanto por la serie, y es lo que recuerdo. Pero, Rory se pudo cortar el pelo, dejar de ser casi perfecta, no tener un novio ideal, congelar el college, pelearse con su mamá, llevarse bien con el enemigo, irse a vivir con su enamorado (nieto de un dueño del mundo)... y Lorelai no se casó con Luke, y Luke de pronto tenía una hija por ahí, y... no dejé de ver Gilmore Girls.

Sergio descubrió ayer que The Big Bang Theory es buenísima, y yo descubrí que Penny en realidad no es tonta sino normal, y encantadora. Creo que cuando pienso en que me gustaría ser tonta no estoy pensando en ser tonta de verdad, sino en ser normal (¡y encantadora!).


Me voy a ver Grey's...

20100506

Quiero un masaje

Sí, no es chiste. Quiero un masaje. Hoy salí del cuarto de baño, estornudé justo cuando mi cuerpo resentía el cambio de temperatura entre la vaporera en que se transformó el baño, y el refrigerador que parecía ser el resto de la casa. Y el estornudo fuerte-fuerte, me dejó doblada... con una exquisita contracción en el tercio superior de la espalda. Doce horas después del estornudo, me sigue doliendo. Recién se me ocurrió tomar un analgésico. También olvidé mis medicinas habituales. Cuento aparte es que mientras me duchaba se cortó la luz. Precavida yo, sabiendo que desde la noche anterior que la electricidad venía con poco power, dejé cerca una linterna encendida.

Con pololo hemos conversado bastante últimamente. Hay cosas en las cuales no coincidimos, ni nos entendemos. Y no hay cómo entendernos... ni aceptarnos de corazón y buena gana. Le pedí que me acompañara al "psikiatraka", a ver si alguien nos podía ayudar a traducir las cosas que piensa cada uno. Fracaso uno: no lo entiendo mucho mejor que antes (y mucho peor tampoco). Fracaso dos: él salió de la consulta como si nada. Nada.

Admito que pienso mucho, y que lo paso mejor pensando que no-pensando. Y siento que una sesión fue productiva cuando salgo de ahí... pensando. A veces me distraigo un poco, como tomando un momento de recreo antes de seguir pensando; normalmente llamo a Sergio y le pregunto cómo ha estado su mañana. Pero inevitablemente, el recreo acaba, y yo vuelvo a pensar. Así es que no me agrada mucho hacer el esfuerzo de buscar orientación (y pagar por ella), y que mi acompañante haya salido de ahí como si nada hubiera pasado. Cero crítica. No dijo "tiene razón", no dijo "no me gustó", no dijo "no me parece". Tampoco creo que él me entienda un poco más a mí.

Finalmente, le recomiendan darme un poco de espacio, hacer un esfuerzo para no girar tan cerca (y constantemente) de mí. Pero -conociéndolo- parece que es una ofensa pedirle eso. Y bueno, si el esfuerzo no funciona, le recomiendan ir a ver un psicólogo; "eres más ansioso de lo que crees", le dijeron. Y se defendió: él no cree necesitar un psicólogo; sabe que los alcohólicos no creen ser alcohólicos, pero él dice no ser así; él dice que sabe que no necesita un psicólogo.

Mientras caminábamos por el centro, tratamos de conversar algo. Quise saber qué pensaba, qué opinaba... pero nada. Le di opciones, y dijo que si, "de todo eso, un poco".

A esta hora, no sé qué me moleste más: tener un pololo que me necesita demasiado, o tener por pololo a alguien que no tiene interés en conocerse y entenderse a sí mismo. Y cada cosa me molesta un poco más cuando tomo en cuenta ese detalle... lo quiero muchísimo.


Quetiapina... otra vez.