20100216

Noquieroná

Mañana sumo un año de vida y no tengo idea de lo que haré. Hasta el momento Fan-tá-Light ha ofrecido hacerme una torta. Dice que primero se le ocurrió la idea (y preguntarme), luegó soñó que me preguntaba si podía hacerme la torta, y finalmente me hizo la pregunta despierta y en persona... Nice! Hoy tengo flojera otra vez, después de varios días tratando de colaborar en labores domésticas. Mañana vence mi licencia de conducir... lata. ¿Por qué no las hacen vencer el día antes o el día después del cumpleaños? Una cosa es que la fecha de vencimiento sea recordable, pero... el día de cumpleaños no será como mucho?? Claramente quien tuvo esa ocurrencia cumple años entre marzo y diciembre, y en un día no festivo. Porque no tiene idea de lo que adoramos nuestros cumpleaños quienes nacimos en verano. Y como se me olvidó ir hoy... tendré que ir mañana. Yo lo tenía hiperpresente... hasta que me puse a cocinar, y se vino también la modorra post almuerzo. Claramente no voy a poder renovar ná a las 5 de la tarde. El próximo año le toca al carnet.

Ideas que no prendieron: Una junta (por tercer año consecutivo) en el Platipus, o una en La Casa en el Aire con sus cuentacuentos de miércoles (de día miercoles) a los que no voy hace como dos años... pero el local está en remodelación. Un asado, o una salida a comer... noooo!! acabo de sobrevivir a la comida de año nuevo... sigo en desintoxicación. De todas formas no tengo ganas de juntarme con nadiennn... pero no esconderé mi fecha de cumpleaños en facebóok. El año pasado el experimento resultó en unos tres saludos por facebook, pero varios por teléfono (la mayoría preguntó antes si acaso estaba yo de cumpleaños... porque tenían la sensación de que sí, pero no pudieron confirmarlo con el facebook que les avisó el día antes).

Cuando yo iba al colegio, dependíamos o de una agenda o de nadie pa recordar una fecha de cumpleaños (según la importancia de quien estuviese de aniversario). Lo mismo pasaba con los números de teléfono. Ahora, resulta que cada uno tiene más de un número telefónico: uno principal y todos los demás para el amigo Justin (que se apellida Case: just in case), y nadie en su sano juicio trata de aprenderse todos los números de todos sus conocidos. Ya ni se puede confiar en la agenda del teléfono, porque después de un par de años de no hablar con Juanito, no podemos estar seguros de que el número que tenemos sea efectivamente el número de Juanito. Si hasta el e-mail quedó relegado por facebook... la gente cambia de teléfono, luego de dirección, luego el mail o el messenger, y al último está el cambio de facebook. Hay quienes tratan de tener una segunda cuenta más privada, pero facebook viene y le cuenta a todos que hay alguien a quien podríamos conocer, a quien en realidad ya conocemos y ya teníamos en facebook... y luego de darse cuenta de que no nos han eliminado de la lista de amigos, podemos concluir que alguien se ahogó entre tanto contacto y quería respirar un poco de amistad real.

Parece ser que mientras más años se tienen, menos proclive se es a cambiar números y direcciones (y reenviar cadenas y chistes). Hace muchos años que dejé de crear cuentas de e-mail en cada servidor de correo existente, y parece que mi número de celular se va a quedar así como es. Aún no tengo un nuevo acosador que me haga querer cambiarlo, aunque... pensándolo bien, de poco me serviría un número nuevo, porque el mundo es cada vez más chico, y somos cada vez menos difíciles de encontrar. También dejé de googlear mi nombre o mi fecha de cumpleaños (ya olvidé qué personajes cumplen años el mismo día que yo), aunque sí confieso que puse "feb 17" en Wolfram|Alpha. Y ya los únicos nombres que busco son los de gente famosa que no conozco ni reconozco. Ya no reenvío chistes, ni cadenas, ni fotos... graciosas, y no sólo porque no quiera, sino también porque ya ni llegan cosas buenas para reenviar, lo cual viene a demostrar que no soy sólo yo la que dejó de WEBear.


Siento que viene un nuevo receso para mis ganas de tipear...