20100102

Happy new year

Cuando era una niña chica, el día de mi cumpleaños era... ¡¡¡guauuu!!! Era el gran evento del año. No había una gran celebración, pero era MI día, era el día en que YO contaba un año más de vida, era el día dedicado a (y para) MÍ. Mi mamá invitaba a sus amigas a mi cumpleaños, y los hijos de los amigos de mi mamá pasaban a ser mis amigos durante dos días al año: en mis cumpleaños, y en sus cumpleaños; nunca invité a mis compañeros de curso ni nada parecido... amigos del barrio casi ni tuve, y en verdad daba lo mismo quién llegara, lo importante era que -obvio- me trajeran un regalo, y que no asistiese alguien desagradable. Como a los 13 se me metió entre ceja y ceja que yo haría mi propia torta de cumpleaños... y el día de mi cumpleaños ya no sólo escogía mi torta: la hacía a mi manera. Con el tiempo mi cumpleaños se sentía cada vez menos importante, después de todo, parece que eso de cumplir veintisiempre es cierto: desde los... desde los 22 que parece que el tiempo se estanca, y yo no crezco mucho. ¿Qué tan importante será seguir cumpliendo años?

De una forma parecida se han ido des-importantizado los años nuevos... los de calendario: pasar del 31 de diciembre al 1º de enero. Antes era... era... ay, no sé qué era el año nuevo para Layz-niña. Era un día muy especial para mucha-mucha gente, y para mí se volvía más especial aún, porque mis papás trabajaban en esa noche. Los clientes celebraban, garzonas y cocineros se lamentaban no poder estar con sus familias (aunque siempre había una mesa dispuesta para esas familias, no eran muchos los que iban), y mis papás... mis papás sólo trabajaban. La gracia de año nuevo era que me podía ir a dormir tarde (era muy raro que estuviese despierta después de las 22h), porque mi mamá no tenía tiempo de hacer una pausa y llevarme a dormir. Añitos después apareció el asunto de los juegos artificiales, o fuegos pirotécnicos (como una vez me dijo una señora de muchas arrugas y aliento bien alcohólico), y el año nuevo tenía un objetivo que no era sino el de mirar esas bengalitas que parecían tener vida propia... al menos por unos pocos segundos.

Hasta que me aburrí de tooodo año nuevo. Para el año nuevo 2000, tuve una idea genial: hacer algo que no recordaba haber hecho en año nuevo: dormir. Sí, pasar el cambio de día/mes/año/década/milenio/o-lo-que-haya-sido, durmiendo... En verdad estaba un poco aburrida de esperar tan atentamente algo que no tenía mayor gracia que la víspera de feriado que es. Y así, parece que la noche de todo 31/dic se vuelve tanto o más normal que cualquier otra noche.

Pero de vez en cuando, tengo ganas de celebrar mi cumpleaños, aunque más que celebrar mi cumpleaños, estoy buscando un pretexto para salir con unos pocos amigos, y juntarnos a conversar de la vida, disfrutando de un trago y algo que comer. Aún no encuentro pretextos para celebrar año nuevo. Pero anteanoche sí hice algo que nunca había hecho: ir al centro, a ver la lluvia de pólvora prendida que sale desde la torre Entel. Hummm... después de todo, parece que sí uso la noche de año nuevo para celebrar, aunque de celebración tiene poco: hacer algo nuevo, sea o no sea parecido al actuar del ser humano ordinario. Fui a ver la pirotecnia, pero no entre la gran masa carretera de la Alameda; encontramos una callecita con una vista suficientemente genial, a una cuadra de la torre; había mucha gente, pero en ningún caso era demasiada, y lo mejor de todo: no es necesario llegar con horas de anticipación.

Cosa aparte es eso de los deseos para el año nuevo. Con todo lo chilena que soy, las buenas intenciones siempre se diluyen en el exceso de tiempo que se tiene para llevarlas a cabo. Cuando en el colegio las profes dejaron de decir "dibujen lo que hicieron en las vacaciones", también comenzaron a invitarnos a pensar en lo que pretendíamos lograr durante el año escolar que comenzaba. La respuesta típica era subir las notas, aunque tb habían quienes agregaban portarme bien (seguramente se vieron decepcionados ante el regalo pascuero que no querían). Mi subir las notas se olvidaba en cinco minutos, y no creo que a alguien le haya durado más que eso. Por otra parte, en el mundo de los grandes, todas las tarjetas desean próspero año nuevo... ¿Será idea mía o eso suena a materialismo puro?

A la hora de pensar en cosas para el año que viene, no suelo pensar en algo concreto, no suelo esperar algo. Este año espero querer algo y espero hacer algo. No sé qué, sólo sé que quisiera poder querer algo, quisiera poner una meta para llegar a ella. Quiero tener un objetivo, no necesariamente algo evidente (como acabar aquél proyecto de título), pero sí algo que nazca de mí, de adentro; da lo mismo si viene de la guata, de la cabeza o del alma... la cosa es que sea algo que quiera yo, sin importarme si es lo que espera de mí alguien más. A veces siento que eso es mucho querer.

A la hora de los deseos y autocompromisos de año nuevo, envidio a los gringos (y extiéndase a toda la "extranja" del hemisferio norte): sus deseos de año nuevo no se manifiestan exactamente al mismo tiempo que los deseos para el año escolar o laboral... si están de vacaciones en julio, como que el año se les divide, y se pueden plantear compromisos cada seis meses, en los que es menos probable que se diluyan las buenas intenciones. OK, esta cosa chilena de todo a última hora influye de sobremanera en aquella dilución, pero por eso mismo, poder plantearse cosas dos veces al año suena beneficioso. Pero estoy en el hemisferio sur, y el año se termina en diciembre: se termina el calendario, se terminan las clases, se hacen las pausas para vacaciones de verano (ergo, se termina el año laboral... o eso es lo que se siente)... se cierra todo, se siente que un año gastado o malgastado fue una oportunidad perdida, salvo que haya sido próspero en demasía (lo que no le ocurre a la mayoría)... Definitivamente, siento que la página es más gruesa y pesada en este lado del Globito. Creo que seguiré prefiriendo bajarle la importancia al cambio de folio-calendario. ¿Y podré distribuir mis eventuales planes-deseos-compromisos a lo largo del año? Difícil... tendría que inventar marquitas para inventar años nuevos dentro del año... ¿Y en base a qué? ¡¡Mierrrdaaa!! ¿¿Podré omitir los ciclos-calendario?? Creo que su existencia me complica un poquito... mucho.


Aggg... Me duele el cuello desde que abrí cierto archivo que contiene ciertas cosas relacionadas con cierto experimento... algo entre polen y uvas. Y ya estoy dejando de creer que sea una coincidencia.