Sobreviví un fin de semana con el estómago malfuncionando. Nada de lo que comiese pudo pasar más allá del estómago, y los líquidos bebidos nunca me quitaron la sed, sino que contribuyeron al bolo revuelto-de-comida-que-no-puede-bajar, y cuya única posibilidad era subir y salir (o seguir molestando). Parecía bulímica: vomitando lo que como, cada cosa; sólo el choclo se salvó, y... bueno... el pop corn también, y es que al fin y al cabo es choclo y sal, también. Me diagnosticaron gastroenteritis aguda, y (aparte de medicamentos) me dieron una linda lista de las cosas que puedo y que no puedo comer.
Dice que puedo comer ricotta, pero no puedo consumir yogur. Y me acuerdo de la lista de ingredientes del yogur sin gelatina (marca Nestlé, sin sabor)... la verdad no recuerdo que traigan algo distinto.
Dice que puedo comer carnes desgrasadas. Más abajo dice que no puedo comer carnes. Dice que puedo comer jamón, pero luego dice que no puedo comer cecinas.
Dice que puedo comer pan blanco, sin miga, tostado. O sea, ¿comer corteza tostada de pan?
Dice que puedo comer galletas de soda. Abajo dice que no coma grasas. ¿Se ha fijado la gente en la cantidad de grasa que contiene una galleta de soda? Parece que no.
¿Cómo puedo freír con agua? (me dice que coma huevo, pero frito en agua; eso no es frito)
Ahora veo que si sigo las instrucciones al pie de la letra voy a entrar en un problema: necesitaré Activia o Next o alguna cosa por el estilo y con urgencia. Pero no puedo tomar yogur.
La comida para enfermos no es mala: el problema está en la imaginación de nutricionistas y cocineros. Igual que la comida de mi hermanita veggie. En estos momentos tengo un bol con crema de choclo (hecha con choclos de verdad pq a la instantánea no le hago), en la que nada endibia (todavía me quedan) en hilitos y trocitos de tomate roma (el larguito), que juntos constituyen mi almuerzo de hoy. Le habría puesto albóndigas de pavo, pero se me acabó la carne molida. Un diente de ajo se paseó por la cacerola durante menos de un minuto, y luego se fue a la basura. Una pizca de orégano (menos de diez hojitas) le quitó el sabor a fome. Un chorrito de aceite la dejó suave. Y la sal... bueno, ya sabemos todos para qué sirve la sal. Listo. Comida a prueba de estómagos malos, y vegana, y comestible de verdad, y... hecha con lo que había no más.
Resumen para la posteridad:
En agua hirviendo, poner choclo rallado y endibias en juliana. Cocido el choclo, que entren los trocitos de tomate (sin abusar: recuerda la acidez del tomate) y que pase un diente de ajo a darse una vuelta, o dos. Sacar el ajo (a patadas si es necesario), poner una pizca de orégano, sal y un poquito de aceite. Que el aliño se note, pero que no se destaque. Nunca se sabe...
Obviamente la lista de comidas permitidas, no permitidas y sus formas de preparación... se va... a... la basura. No quiero que se atasque en el WC ni por accidente.
Estoy de vacaciones de Sofi.
La gente inteligente no se aburre
...se angustia (Maitena)
A ver cómo nos va...