Hoy me duele todo... si supiera los nombres de cada músculo que me duele... Bueh, en realidad no me duele todo. Sólo los brazos, parte de la espalda, y mis abdominales. Había olvidado lo que se sentía ejercitar los abdminales; eso sí, no anduve haciendo ejercicio típico abdominal sino patinando una hora, en hielo. La Sofi demanda entretención en sus vacaciones de verano antes de que se vaya de viaje al invierno del otro hemisferio, y aunque suene contradictorio, quiso ir a patinar en hielo. Han pasado más de 30 horas desde tal evento, y mis brazos se sienten mal. Ni siquiera sé qué hice para que me dolieran así. Supongo que el dolor en abdominales se debe al equilibrio que costó mantener después de tanto tiempo sin andar en patines... y de andar en patines que no son míos, pero los brazos... ni idea. No creo que haya sido la caída (segunda caída memorable, la primera en hielo) que me dejó unos cuantos moretones, una herida chica y el recuerdo de la tendinitis... la cosa es que me duelen los brazos y no entiendo aún por qué. Ése es el problema: no entiendo. Y mañana la Sofi quiere jugar bowling... ahí sí que me hago mierda un brazo... si es que juego. Definitivamente, necesito un masaje en los brazos, y en la guata tb!
Tengo la sensación de que mis padres desean encontrarme un trabajo... y siempre tienen que pensar en mí como secretaria... como si la única wevada que puediera hacer bien fuera escribir cartas, enviar e-mails, contestar el teléfono, imprimir documentos, averiguar el procedimiento de trámites varios... Agghhh! Me canso... pero de la gente. ¿Se nota? (En este minuto la Sofi se queja de lo mal que lo va a pasar en su ida a China y las vacaciones que va a perder acá). Y me duele la cabezota, también.
Otro cambio de tema. En los últimos días he visto como tres sofás tirados a la calle. ¿Qué onda? ¿Seré la única que piensa en que un sofá no se tira así como así? Yo pienso que primero debieran sacarse todas sus partes blandas para ver si la estructura aún sirve de algo. Si no sirve pa otro sofá, al menos sería bueno desarmar el armazón y dejarlo reducido a palos sin mayor gracia que servirán para otra cosa, si no a mí, entonces a otro.
A veces pienso en el síndrome de Diógenes... y me siento algo identificada.