...lo admito. Tengo problemas para decidir. Si no hay un buen motivo que incline la balanza hacia algún lado, no hay decisión. Y según la Ley de Murphy, es probable que en casos así, mi forzada decisión hiperazarosa no sea la correcta. Sigo sin decidir entre psiquiatra conocido y psiquiatra por conocer. Será más fácil de lo que me parece?
Así pues... hoy me siento... extraña. Ando un poco enojona, dormilona, algo irritable también (o sea... paciencia en bajada). Y ni sé por qué. Que el auto de mi mamá esté malo debe influir en algo, porque tenía ganas de ir al supermercado (después de todo, también soy mujer), y también me quita la posibilidad de salir en la noche, aunque no tenga ganas de salir.
El jueves pasé a ver a una amiga, es vendedora en una farmacia, y por ser el día del joven combatiente -bien publicitado- la calle estaba semidesierta, y para qué decir cuánta gente esperaba ser atendida en la farmacia: nadie. Así que nos pusimos a conversar... y otra vez esta amiga me hace pensar en mi necesidad de compañía -entiéndase como pareja- y... mi respuesta fue... no tengo ganas! Más bien, no tengo ganas de buscar sin buscar (o sea, salir y conocer gente nueva). Si me cruzo con un príncipe azul, bien. Pero no quiero hacer esfuerzos por socializar de más. Igual extraño los abrazos. Tampoco yo lo entiendo bien; sólo siento mis ganas de no-salir.
Demonios!! Tengo sueño... y eso que me dormí una siesta bastante larga para ser siesta. Y aún es temprano. Así han sido los últimos tres días. Es como si quisiera evitar algo, y no creo que sea el estar despierta.
Siento que esta casa me queda chica. No porque sea chica... es que a veces con sólo mirar o pensar en mi familia me siento... ahogada.
Odio a mi madre cuando es tan atadosa... como cuando algo se echa a perder e inventa una solución temporaria pensando en que va a ser para siempre. Son soluciones del tipo "ok, esta llave está mala, pero podemos usar una manguera que cruce toda la casa en su lugar, aunque para que salga agua caliente cerramos esta llave y abrimos la otra, a la que le ponemos una manguera chica que vaya a otra llave que conecta por detrás con aquella en donde está la manguera larga, y así tenemos agua caliente pa la ducha, pero si alguien necesita agua fría entonces tiene que cerrar (o abrir) las llaves que estaban abiertas (o cerradas)". Tal vez exageré, pero por poco. Para qué hacerlo fácil, si se puede hacer difícil?? Mi mamá siempre tiene soluciones eficaces... que no suelen ser tan eficaces: ni son tolerables a largo plazo, ni son la mejor solución, aunque ella siempre está convencida de que sí, porque siempre tiene un motivo para justificar. Oh! Eso también! siempre se justifica por todo... siempre da grandes explicaciones, que no solucionan el problema. Estoy convencida de que mi madre tiene un extraño gusto por lo difícil, por trabajar de más, por quedar bien con todos. No puede subir precios en 10$ por kilo porque entonces "nadie compra"... Pero mamá!! son sólo 10$, nadie los va a notar!!! "No, pero es que... (algo que complete la justificación, siempre en favor del comprador)". Y cuando más me gustaría que mi mamá exagere... es cuando no le da importancia a cosas como... que me sienta mal, porque o me dice que me tome una aspirina, o hace alguna pregunta y posterior comentario que me sindique como la responsable de mi padecer, o bien un comentario que dice que mi dolencia no tiene importancia. Para colmo lo dice en tono de molesta. Sí, claro... "Oh, tengo ganas de molestar a mi mamá!! ...Mamá, me duele la garganta". Arrrggghhh... también me gustaría que me cuidara un poco. Mis 25 años no me hacen inmune, independiente, perfecta e inmortal, o sí??
Ahp! Anoche soñé que recibíamos visitas: dos representantes del SII bien cuicas, vestidas topísimamente como estudiantes de derecho en práctica. Mis viejos se hacían los lesos, pero estas tipas se asomaban patudamente por la ventana. What was that? Ni idea. ¿Pronóstico de visitas indeseables?
Sigo indecidiendo... probablemente envíe un mail que no comunique decisión.
20070331
20070328
En francés
Ouiiii... esto es nuevo!! Mi subconciencia (¿o mi inconciencia?) andaba anoche en algún hotel que quedaba quién sabe dónde, en donde hablaban francés. Andábamos con mi sister y su friend -la Nico- y... andábamos medio perdidas. Era igualito que con los manuales de toooodos los juguetes nuevos que se compra la gente hoy en día: se aprende al tanteo, y el manual sólo se lee si la tecnología nos supera. Así pues, estábamos en este hotel medio laberíntico... no porque fuera graaaande, sino porque las escaleras... uhhh... habían varias escaleras, y para llegar a un piso en particular, no sólo había que subir, sino también bajar. Así, para llegar al piso 2, es posible que tuviesemos que subir dos pisos y luego bajar uno. Y nosotras... andábamos perdidas... entre que buscábamos a quienes venían con nosotras, que no sabíamos si nos habían registrado ya, y que la gente hablaba francés... puro enredo... entrábamos y salíamos a cada rato, buscando a alguien. Y de pronto atiné: senciallamente pregunté en la recepción -que era atendida por cualquier empleado del hotel- ...y resulta que estábamos registradas. Me pasaron las llaves de tres habitaciones -una para cada una- y subí con los bolsos de todas, al piso 5, en ascensor. El ascensor era algo más normal... por lo menos paraba en los pisos que decía. Una vez en el piso 5, había otro mesón de recepción, y una señora que también hablaba francés. Y yo, con las contadas palabras en francés que guardo en mi RAM -alias cerebro- le trato de decir que no hablo francés, pero sí español (casi digo inglés primero), e inglés. Surprise! Ella habla español.
Los llaveros eran graaaaandes... como las fichas de custodia de supermercado chico (o supermercado viejo), si hasta me costaba tenerlos en la mano. Hay un montón de puertas que podrían ser nuestras habitaciones. Después de abrir una con mucho esfuerzo (es que puchas que costó girar la llave), me di cuenta de que las puertas tienen haaartos números, entre grabados y tallados, más un letrerito al lado, en la pared, ¡Y otro número más marcado en la pared! Algunos números grandes, algunos chicos, algunos sucesivos... OK, lo asumo, hay que ir a preguntar qué onda. Pero ahora llega más gente. Hay un individuo que no se ve muy amable, junto a toda su familia... y resulta que de las llaves que él tiene, hay dos que tienen los mismos números que dos de las mías! (mi tercera llave es de una habitación en otro piso... o en otro local?) Yo estoy segura de que estoy en el piso correcto, y ya veo que este hombre tiene ganas de reclamar. En fin, le pregunto a la señora de la recepción del piso por el número de las habitaciones... y se pone a pensar. Piensa unos segundos, y muestra sorpresa cuando se acuerda: "ah, sí, de veras... es que los números..." no recuerdo muy bien la frase, pero... era algo como que mientras más se avanza, el número no puede ser más grande, sino más pequeño. Me acordé de Dante y el paseo por el purgatorio. Plop! En fn, con los números algo más claros, me fui a buscar las puertas de nuestras habitaciones, acompañada por Madame Gil, cuando vienen llegando la Fanny y la Nico, por el ascensor, con cara de "aquí estabas... sabía que sabías".
Le he dado vueltas al asunto del loquero... y por un día estuve segura de lo que quería hacer. Pero se me pasó. Había pensado que este es mi último semestre como estudiante, y cambiar de psiquiatra por un semestre no era muy provechoso salvo que nos veamos como diez veces en lo que queda de semestre, mientras que seguir con mi psiquiatra de siempre implicaría un máximo de tres sesiones en el mismo período, y como una consulta no puede ser exorbitantemente cara, entonces la segunda alternativa podría ser mejor. Pero en estos días me han invadido las ganas de cambiar... cosas chicas como andar en jeans y no en pijama por la casa cuando no salgo, como querer un corte (un retoque en verdad) de pelo; y cosas menos chicas, como este blog nuevo, o hacer proyecto de título en vez de dar examen de grado. Y de pronto me encuentro pensando en la posibilidad de cambiar de loquero, al menos durante este semestre. Y me quedo pegada porque no decido nada. Porque no sé qué esperar ni en el caso de escoger un cambio temporal. Es como una invitación subconciente para ir de visita a la dimensión desconocida... tan desconocida que ni de visita me atrevo a ir. Ni siquiera estoy segura de que tenga que esperar algo del cambio. También existe la opción de que sea tanto el cariño que le tengo a mi psiquiatra que no quiero que se aparezca la posibilidad del cambio permanente. Y llevo 5 minutos releyendo la afirnación anterior. ¿Está claro que el tema ya no es "elegir" un nuevo médico, sino decidirme entre hacerlo o no?
Pocas veces en la vida he podido estar sin pensar. Extraño esas veces.
Los llaveros eran graaaaandes... como las fichas de custodia de supermercado chico (o supermercado viejo), si hasta me costaba tenerlos en la mano. Hay un montón de puertas que podrían ser nuestras habitaciones. Después de abrir una con mucho esfuerzo (es que puchas que costó girar la llave), me di cuenta de que las puertas tienen haaartos números, entre grabados y tallados, más un letrerito al lado, en la pared, ¡Y otro número más marcado en la pared! Algunos números grandes, algunos chicos, algunos sucesivos... OK, lo asumo, hay que ir a preguntar qué onda. Pero ahora llega más gente. Hay un individuo que no se ve muy amable, junto a toda su familia... y resulta que de las llaves que él tiene, hay dos que tienen los mismos números que dos de las mías! (mi tercera llave es de una habitación en otro piso... o en otro local?) Yo estoy segura de que estoy en el piso correcto, y ya veo que este hombre tiene ganas de reclamar. En fin, le pregunto a la señora de la recepción del piso por el número de las habitaciones... y se pone a pensar. Piensa unos segundos, y muestra sorpresa cuando se acuerda: "ah, sí, de veras... es que los números..." no recuerdo muy bien la frase, pero... era algo como que mientras más se avanza, el número no puede ser más grande, sino más pequeño. Me acordé de Dante y el paseo por el purgatorio. Plop! En fn, con los números algo más claros, me fui a buscar las puertas de nuestras habitaciones, acompañada por Madame Gil, cuando vienen llegando la Fanny y la Nico, por el ascensor, con cara de "aquí estabas... sabía que sabías".
Le he dado vueltas al asunto del loquero... y por un día estuve segura de lo que quería hacer. Pero se me pasó. Había pensado que este es mi último semestre como estudiante, y cambiar de psiquiatra por un semestre no era muy provechoso salvo que nos veamos como diez veces en lo que queda de semestre, mientras que seguir con mi psiquiatra de siempre implicaría un máximo de tres sesiones en el mismo período, y como una consulta no puede ser exorbitantemente cara, entonces la segunda alternativa podría ser mejor. Pero en estos días me han invadido las ganas de cambiar... cosas chicas como andar en jeans y no en pijama por la casa cuando no salgo, como querer un corte (un retoque en verdad) de pelo; y cosas menos chicas, como este blog nuevo, o hacer proyecto de título en vez de dar examen de grado. Y de pronto me encuentro pensando en la posibilidad de cambiar de loquero, al menos durante este semestre. Y me quedo pegada porque no decido nada. Porque no sé qué esperar ni en el caso de escoger un cambio temporal. Es como una invitación subconciente para ir de visita a la dimensión desconocida... tan desconocida que ni de visita me atrevo a ir. Ni siquiera estoy segura de que tenga que esperar algo del cambio. También existe la opción de que sea tanto el cariño que le tengo a mi psiquiatra que no quiero que se aparezca la posibilidad del cambio permanente. Y llevo 5 minutos releyendo la afirnación anterior. ¿Está claro que el tema ya no es "elegir" un nuevo médico, sino decidirme entre hacerlo o no?
Pocas veces en la vida he podido estar sin pensar. Extraño esas veces.
20070323
Con ganas de no sé qué
Sueño... sueños... sueños!!
Ni me pregunten qué soñé. Me acuerdo de quiénes estaban en este sueño, pero no me acuerdo de lo que pasaba. Me acuerdo de que soñé unas tres o cuatro veces casi lo mismo... siempre cambiaba algo, y siempre me despertaba casi de un salto, asustada. Una vez casi grité. Al final seguí durmiendo como tronco pesado... y me aplasté la pierna derecha por mucho rato... y amanecí con ese cosquilleo parestésico desagradable hasta la punta del pie (hormigueo desgraciado!). Y cansada... aún.
O sea... yo creía que cansada, pero en verdad parece que era desgano... y algo de odio contra el mundo, y no sé qué cresta hacer en la vida, y mejor me voy a dormir de nuevo, y... mis pezones dicen que están hinchados. Mi poca memoria confirma que esto sólo se trata de otro episodio premenstrual. Si no hubiera aparecido la razón, seguramente ni yo me soportaba.
Aún no tengo agenda, pero para algo tengo que haber conseguido la palm. Y dice: 16:00=Psikiatra. Puajjj... y yo que quería simular estado vegetal por un rato!! Pero bueno, ¿Qué le voy a hacer?? Creo que me demoré como tres horas en estar lista para salir. Finalmente tuve ganas de salir, de verdad-verdad, pese a que mi día funcionó en cámara leeeeenta. Llegué atrasada... pero por poco.
Mientras iba en el metro se me ocurrió que quiero un blog nuevo. A esta hora creo que ya empiezo a entender esa manía adolescente de hacer fotologs nuevos y casillas de e-mail con direcciones nuevas. Aún no lo termino de entender. Ni termino de entenderme yo, pero veamos...
Quiero empezar otro blog... que sea diferente. Que sea un poco más de mí, y menos de... ehmmm... ¿Cómo puedo definir mi blog antiguo? ¿Habrán sido quejas contra el mundo? ¿Críticas? ¿Yo pienso-pienso-pienso (y tengo la razón)? No sé... algo así, pero sin exagerar, supongo. Y este blog, tal vez termine siendo como el anterior. Y seré como mi prima ultra-adolescente que cambia y cambia su fotolog, para hacer uno que finalmente será como el anterior.
Surprise!! Mi doc renunció hace rato, y a mí ni me avisó. O sea... me dijo hoy. Suficiente como para quedar de una pieza, en un estado como... What?! Y ahora qué hago?! Quería preguntar por qué, pero en verdad no me interesaba la respuesta, así que me quedé callada. Por un rato sentí otra vez que me habían dejado botada. Mal día para recibir una noticia así. Pero se me pasó... mientras continuaba con mi plan de la tarde: ir a Patronato, a defender mi cartera y vitrinear, aunque en verdad no tuviera muchas ganas de comprar. Es re-fácil cambiar de médico... cuando no tienes una gran historia detrás. Ahora tengo que decidir entre dos personas que no conozco... bueno, deciden por mí, pero en base a lo que prefiera yo. Y no sé qué quiero pues! Cómo podría saber, si a mí con este señor me tocó de pura suerte?? (yo ni tenía pensado ir al loquero). Supongo que en pensar eso se me va a ir este fin de semana. Depresión desgraciada... no podría haber durado menos?? No hay algo que quiera o que no quiera en un psiquiatra, aparte de lo obvio: que me escuche atentamente (total, no suelo tener mucho que decir), sin salir con esas subjetivas críticas tipo yo-tengo-la-razón-y-todo-es-fácil de los amigos gratuitos. De repente me imagino que sería más fácil describir a mi hombre ideal (una vez lo hice a pedido de una prima... y no estoy segura de haber terminado de enumerar los requisitos).
Seguiré con los pies en la Tierra... y la cabeza en todas partes.
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