20110917

Oh my... blog!

Puchas... tenía ganas de escribir no más. Y las sigo teniendo mientras decido de qué hablar.

Bueno, aún no muerdo empanada ni carne a la parrilla... pero sí me tocó meter las manos al ajo y a la cebolla... para hacer... ejem... pino... para rellenar... ehhh... sí, empanadas. No es que haya revuelto ajo y cebolla con las manos, pero es consabido que el sólo hecho de tocar esos bulbos picaditos hace que esos compuestos azufrados de alilos se queden pegados en mis dedos, con énfasis en las puntas (¿aprovechando de meterse bajo las uñas?) Por otra parte, he visto demasiada fonda/ramada de casa por aquí en el barrio, y todavía no es 18 (¡uy! el próximo año es bisiesto...). En todo caso, estoy empezando a sentir un poco de comprensión por la gente que tiene ganas de celebrar estas fiestas. Por cierto, las empanadas que haremos en casa son una tradición medio creada por mi madre, que jamás llega con las manos vacías a las reuniones familiares viñamarinas, y para la reunión de septiembre en vez de llevar ingredientes y comidas chinas en abundacia, lleva empanadas en abundancia (bueno, y costillas adobadas). Yo ya me aburrí de hacer tanta empanada de una sola vez, así es que últimamente sólo aporto haciendo el relleno, y por fortuna a la Sofi le gusta envolver empanadas, y con el tiempo lo hace cada vez mejor... y sí, me estoy acordando de las primeras empanadas que trató de hacer cuando pequeña.

Hoy dediqué varias horas a jugar. Anoche mi hermana dejó un mouse enchufado a mi laptop, y recordé que cuando solía usar el compu sobre una mesa -en vez de tenerlo sobre mis piernas, conmigo sentada/acostada en la cama-, también solía jugar bastante Bejeweled Blitz (en facebook). Empecé bien lento, y después se fue volviendo más automática la cosa, hasta que llegué a jugar re-bien mientras hablaba por teléfono, cosa nueva para mí. Entre medio, pasaron varias horas de juego, aunque tampoco fue una sesión continua. Cuando por fin me cansé de jugar, cerraba los ojos y veía piedritas... horror. Da miedo que un juego sea tan adictivo y enviciante (si es que existe esa palabra)... me hace sentir ludópata automáticamente, aun cuando pienso que el juego debe haber sido diseñado para eso: como cada juego dura sólo un minuto, da la sensación de que se puede intentar jugar otra vez, y que un juego más no hará daño... pero sé que no es posible jugar sólo un juego más, y así... Menos mal que no gasto dinero -directamente- en jugarlo. Menos mal... aunque pensándolo un poco, si tuviera que pagar probablemente no jugaría tanto.

También he llegado -por ejemplo- a ver ropa o zapatos tras cerrar los ojos después de un día de vitrineo intensivo. Sobre todo si la compra es por obligación (es lo peor). Igual me tinca que no soy la única que ha sufrido de aquello.

De un día para otro, pasé de dormir entre mucho, profundo y demasiado (por las noches), a dormir mal, despertarme demasiado temprano y no poder volver a conciliar el sueño salvo cuando se acerca la hora en que los demás despiertan. Dicho de otra forma, ando medio insomne otra vez... pero espero que se pase. Siempre pasa... o casi siempre ("casi siempre" es más sincero).

Los días se están volviendo más cálidos, pero yo tengo los pies fríos ¿será mala circulación por tener el computador encima? Bueno, las noches siguen frescas, y puedo imaginar que algo de invierno queda.


Me gustan las frambuesas más que las frutillas, pero normalmente prefiero comer frutillas.