20070621

Quejas quejas quejas...

Seeeeeeeep. Sip. Quejas de nuevo. En el p'to ramo en cuestión me fue como el ajo. En todo caso, no me arrepiento de haber ido a jugar bowling el día antes: estudiar más no habría hecho que me fuera mejor. Es cuestión de que mis respuestas no coinciden con las de la pauta de corrección. Ni creo que estén malas del todo. Sólo siento que hay un problema de enfoque: el mío versus quien corrige.

El lunes tuve cita con el loquero. Yep, el nevo loquero. Más bien, el loquero de transición, porque una vez que deje de ser alumno regular (i.e., estudiante que le paga a la universidad), tendré que cambiar de psiquiatra otra vez. Y qué será de mí entonces?? Ni idea. Pero volviendo al asunto de la visita del lunes... wow, cómo lo explico?

A ver... partamos diciendo que no confiar verdaderamente en este caballero no significa que no le crea. Y hay dos cosas que me veo obligada a escuchar y pensar sí o sí: primero, es un hecho que soy yo quien está diciendo cómo va avanzando esta cosa, pero no lo había notado, hasta que me dijeron que soy yo quien más sabe de mi enfermedad (que espero estar dejando atrás). Segundo, hay que empezar a pensar que existe la posibilidad de que Efexor en su dosis mínima pueda ser el acompañamiento a mis desayunos (o su equivalente) por mucho, mucho tiempo. Supongo que así sería capaz de asumirlo antes, si me toca.

Por último... "le tengo" tendinitis. En la muñeca derecha, por el lado del meñique, pero en la muñeca. Hace como un mes y algo, pero me hacía la lesa, o tal vez le hacía el quite a la consulta (total, el dolor pasaba), hasta que me di por vencida: la molestia va y viene, va y viene, va... y viene. Y ahí sigue, se va menos -como cuando fui a consultar- y se queda más, como ahora que tengo que andar con muñequera inmovilizante, no puedo tipear si el teclado no tiene ángulo (antes el ángulo sólo era cómodo, ahora es necesario... tanto como para no poder usar el laptop si no le pongo algo atrás, bajo la base, pa que quede más alto), ni puedo cocinar porque no puedo mover la muñeca, ni puedo cocinar si me saco la muñequera porque me molesta mucho mover la mano. Y que conste para la posteridad: no estoy usando más PC que lo habitual, y tradicionalmente, mi tasa de uso de mouse es menor que la de la gente común, sólo porque por alguna razón sé para qué sirve la tecla de las contradicciones (Tab: tiene dos flechas en direcciones opuestas, no??). Que la muñequera que compré me quedara grande es otra historia que no pienso contar. Se lo debo a mis manitas flacas.

Busqué en internet (era que no) alguna imagen que indicara los tendones que hay en la muñeca a ver si identificaba el que me dolía, y fue imposible: imágenes habían, imágenes con flechas y nombres también existían; la cosa era que hay tantos "nervios" justo ahí, cruzados p'allá y p'acá, que no supe cuál podía ser el que me duele.

El jueves por la tarde fui a ver las presentaciones de Seminario de Título, con el alto auspicio de la Mili, a cambio de mi apoyo moral: me llevó un sandwich de pura palta pura pa que almorzara (q linda, ¿no?). A mi amigocha le salió todo bien, tan espontáneo que se le perdían las palabras para cerrar las frases (cosa que me pasa a mí... será pq se amarró el pelo con mi collet?), pero no importó. Habría sido bueno invitar a la Paula, mi partner de Seminario el año pasado. La pobre fue la única alma a la que le faltó tiempo para terminar de presentar, entre nervios, cuasitartamudeo y vueltas de más para explicar las cosas... aunque no quisiera, mejor exponía yo, pero el expositor se sorteaba en el momento. Este año, fueron varias las víctimas de los nervios que hacen que falte el tiempo.

Acabó todo con el "vino de honor" y todos los disfrazados de gente formal (yo no, pq la Mili me invitó como dos horas antes) y presentes dando jugo bajo los efectos del alcohol. Y gente sobria que daba jugo iwal. Para cuando me fui, Alonso aguantaba a los últimos tres jugosos, y quedaba aparte un sobrio serio (Víctor) que -a diferencia de otras ocasiones- no chacoteaba para nada, e insiste en hablar de Alonso como "ese caballero". Le he dicho unas cuantas varias muchas veces que "ese caballero" tiene nombre. Apuesto a que Víctor no le baja el ego a los médicos como yo, que me dirijo a ellos como al resto de las personas y no como a semidioses. Curiosamente, cuando el ego aterriza, se nota. También apuesto a que el respeto que llega a dar miedo también se nota. Si consigo convencer a los clones de que el caballero ése se llama Alonso y es mi profe de residencia, es probable que me compre un mokaccino gigante (helado o no) para celebrar. Si sólo consigo hacer que le digan "el profe", el mokaccino será normal. Y si le dicen "el profe" pq consiguieron tomar el ramo de Viti... creo que buscaré otro motivo para tomarme el mokaccino. Por cierto, el Pinot Noir estaba bastante bueno, pero no recuerdo de dónde salió la uva, y recuerdo menos desde que repetí la copa. El Carmenere estaba oxidado aunque la botella estaba casi llena, pero algo bueno se sentía por detrás, y el Chardonnay... ése venía malo de nacimiento. Que no me guste el Chardonnay es cuento aparte.

Ahora espero conocer un Sauvignon Blanc 2007, pero si viene con buena compañía y mejor conversa, el valle y la cosecha son lo de menos.

20070613

(Un)lucky girl

Habitualmente me resfrío un máximo de dos veces por temporada. Entiéndase temporada de resfríos: o sea, mientras hace frío, y las ventanas suelen estar cerradas, y los ya resfriados comparten la última versión del virus mutante que los atacó. Pues bien, si conté bien, y si mi mamá me enseñó a contar bien, este debe ser el tercero de la temporada. Y áun no es invierno.

Hoy decidí no salir. Ayer tuve un día suficientemente desagradable. La mala suerte se apareció más de una vez en el día. Primero cuando mis queridos (algunos más, algunos menos) compañeros de grupo llegaron temprano, completamente preocupados por el powerpoint que no han visto. Y me hablaban, y preguntaban, y proponían cosas nuevas para una presentación que yo no había visto aún, y que no sé si valía la pena seguir enchulando en vez de ponerse a estudiarla. Y yo... sólo quería llegar algo más temprano que ellos para poder escribir algo más en el informe. Yo quería terminar el informe... por lo menos quería ponerle todo lo que estuviera en mis manos, porque terminado-terminado, definitivamente no quedó. Y bueno, olvidé que el laptop de mi primix está recién formateado (ergo, no tiene MS Office, ni descompresores, ni nada de aquellos softwares que parecen obvios y resultan no serlo), así que sirve para menos cosas de lo que nos gustaría. Así que tampoco se deja utilizar por quienes quieren mostrar una y otra cosa que quieren poner en el famoso powerpoint. Y yo... bueno, dos días antes me dediqué pacientemente a comprimir los archivos del OpenOffice Portable, pa que ocuparan menos espacio en mi SD, y ahora no lo podía descomprimir.

Finalmente les pasé el archivo comprimido (en un 0%) que contenía la presentación del trabajo, y me dediqué a escribir aquello que pretendía escribir, para que cada pedazo de informe -plagiado y no plagiado, con sentido y sin sentido- se uniera con los demás, de una u otra forma, para conseguir una sola cosa uniforme, y no miles de conceptos separados que en sus espaldas llevan un objeto en común. A mis friends los mandé a la... cr... Crisol!

Cuando pude instalarme en un PC que no se pegara con mi Palm (los de las crisol se reinician, y luego no parten, y luego se vuelven a reiniciar... por gracia de los portables), pude escribir otro poco, terminar de enchular el informe y... bien, hasta q el mouse se puso idiota: el puntero se movía por toda la pantalla, pinchando barras, íconos, tratando de cerrar MS-Word... etc. Y se quedó quieto por fin. Pero el equipo ya no respondía. Lo reinicié, le cambié el mouse... y ni se asomó WinXP. En su lugar, la caja, torre, o CPU (o como se esté llamando ahora) empieza a chillar, y lo hace fuerte. Aaaaagggggghhh!!

Cambio de PC. Recuerdo que necesitamos los costos de las labores. Pero ya los neurotransmisores se me están bloqueando, y pa ganar tiempo le pido a algún otro integrante del grupo que los escriba. Y qué manera de haber gente que no atina!! Un paso más y me estarían preguntando de qué se trata el informe que vamos a entregar en media hora. Sali a tomar aire. Me descargué un rato. Volví. E hice la tabla yo misma.

11:30. Estamos en clase. Presenta un grupo, y seguimos nosotros. La profe y su instinto de comodidad llegan tarde. Soy una sinfonía de tos y mocos. Y la presentación se alarga tanto, que quedamos pa presentar en la tarde. Y no es en la sala, sino en el auditorio.

13:30. La profe y su instinto de comodidad llegan tarde. Había pedido que estuviéramos presentando a las 13:30, pero ni siquiera había pedido computador cuando reservó el auditorio. Y aún tenía que hacer el sorteo, para que dos -de nosotros siete- expusieran. Si lo hubiera tenido que hacer sola, habría dado más pena. Soy casi la misma sinfonía que en la mañana. Al menos tuve la suerte de poder toser cuando no estaba hablando. La Mili (que me apoyaba como soplona escondida) y yo peleamos con el profe invitado, por querer precisar el nombre de las máquinas pa mover tierra. Es que... que exista una pala mecánica polivalente, doble, cuya parte posterior tiene una retroexcavadora, no significa que la máquina entera se llame retroexcavadora porque la pala de interés está atrás, ni porque -por ello- el tractor deba retroceder si quiere trabajar con la pala en cuestión, ni porque así la conozcan todos los huasos. O sea, a este caballero le podemos vender una pala de brazo articulado que puede avanzar hacia atrás, bajo el nombre de retroexcavadora. Y también lo podemos estafar vendiéndole un bulldozer de verdad, cuando lo que en realidad él quiera sea una topadora. Que chori, no??

También es chori que yo haya sido la que habló sobre máquinas, mientras mi partner de la ocasión haya hecho la parte más femenina (o de menos mecánica). Y que entre medio sean dos minas las que más saben de máquinas en la sala... topísimo!, o no?? Si es iwal de chori que cuando los cabros de la escuela agrícola quedaban mirando con la boca abierta cuando me veían arriba del tractor, o el pendex que no me creyó que los tractores no tenían bujías (hasta que le preguntó al jefe de campo), o cuando estamos con mi sister en Sodimac mirando máquinas, tornillos, y comprando aglomerados óptimamente dimensionados -en el papel- por alguna de nosotras... para poder pagar sólo por una plancha entera.

Al final la jornada fue maratónica. Incluso le ofrecí comprar un café a la Mili por haberse quedado hasta tan tarde. Y me fui pa la casa... mareada en el Metro. Por eso preferí el colectivo por sobre la micro. Antes, pasé a comprar nuggets para llevar... que estaban fríos desde que me los pasaron. Y seguía mareada en el colectivo. Finalmente... llegué a acostarme en el sofá, a esperar que lloviera, no sin antes haber calentado esos nuggets, darme cuenta de que era martes, y me perdí Grey's Anatomy la noche antes.

Hoy no sólo botaba residuos de mi resfrío vía nariz y tos. También estornudaba. Y anduve mareada otro poco. Claramente ejercí mi derecho a vegetar sobre el sofá por hoy.

(Cambio de tema)

Hace dos o tres semanas, la psicóloga que escribe en la revista Ya tocó el tema de la "conversa", pero no recuerdo con qué título. Y no sólo recordé lo bonita que es esa palabra (con-versar = juntos-cambiar), sino también todas esas ocasiones en que yo pensé lo mismo que ella publicó aquél día: ¡Cuánto necesita la gente hablar! (O cuánto desean ser escuchados). Pero nadie se da el tiempo de escuchar a los demás. La inmensa necesidad de hablar, versus el nulo interés por escuchar. En la universidad, a la hora de las preguntas "personales" al profe, nadie respeta el turno de nadie: todos sacan sus garras para empujar y poder preguntar primero. "Las damas primero" se transforma en un eslogan de pura pose, tal vez para cuando quieren observarnos por detrás. Y si en alguna reunión se dan cuenta de que una (o alguien) no habla, resulta que los pacientes "escuchadores" pasamos a ser bichos raros, en lugar de héroes del altruismo.

Todavía existe gente que escucha, y gratis. Podemos estar resfriados, pero seguimos vivos.

¡Malditos egoístas con suerte! Yo todavía tengo que pagar para que me escuchen de verdad.