20101018

¿Y ahora qué?

Otra vez vivo dentro de un paréntesis, buscando una pausa que explique cosas, pero ninguna cosa en especial. Mi amiga Marcia se casa, pero no con un francés, sino con un español. Nunca creí que ella fuera de las personas que se casan, pero se casa... A diferencia de las amigas que viven en suelo nacional, la marcianita no va a hacer una típica fiesta llena de gente... ahora vuelvo a reconocer a mi amiga: nunca con ánimos de ser una blanca novia de vestido gigante que entra nerviosísima a una iglesia repleta de amigos y familiares, no. Una boda civil con pocos invitados y un paseo por Venecia como luna de miel... sí, ésa sí es Marcia. Y yo... a veces me siento mal por no "crecer", y otras veces me siento bien de... sentirme adolescente. Me siento un poco sola cuando veo que todas se quieren casar (y se casan), mientras yo no quiero hacerlo. Parece que la gente pasara a otra dimensión de felicidad, en la que se sienten superiores a los solteros... y los que eligen soltería están en una categoría menor aún. Puede que hablar de niveles y categorías sea un poco exagerado o despectivo, pero es que la distancia que se siente desde acá es abismante: casi como cuando la depresión iba ganando y nadie era capaz de aceptar que no me sentía bien (metáfora: yo en el fondo de un pozo seco, y mis amigos arriba diciéndome que el día está lindo mientras miran pa' otro lado).

Por otra parte, he estado soñando de todo... pero sin muertos... al menos no en los sueños de los que quiero hablar. Quiero hablar de sueños en los que llego a pensar -y preguntarme- si estoy soñando; no es algo que me pase en todos los sueños ni algo que me haya pasado muchas veces... pero tres veces en una semana creo que ya es notablemente raro. Me soñé pidiendo trabajo como profe, me soñé arrancando de pretendientes (feos) para un baile importante (casi-casi como de película de princesas Disney), me soñé siendo una loca que encontró lucidez sólo al poder hablar de frutales, y hasta me soñé hablando en francés, otra vez... mientras en la vida real mi vocabulario en francés no pasa de saludos, porfavores y gracias... y bueno... sí... un par de verbos... o dos... pero no más... ah, sí... y algo de números chicos... aunque sigo confundiendo el seis y el dieciséis (así como el pescado y el veneno). Volviendo a los sueños en que pienso si estoy soñando... podríamos pensar que estoy durmiendo muy profundo... pero la verdad es que aún tengo momentos de insomnio. Hasta el momento tengo que decir que es más fácil pelear contra el jet-lag que contra el inicio del horario de verano... aunque todavía no uso técnica anti-jetlag para paliar el horario de verano.

Dicen que tener un grillo trae buena suerte, pero aún no veo mucho de suerte en tener un bicho escondido en mi habitación, que suena a cada rato y que no deja dormir. En un par de meses he tenido dos... el primero murió; el de esta semana fue encontrado ayer y puesto en la terraza. ¿Qué clase de suerte se supone que trae? ¿Habrá que aguantar al bicho todo el tiempo?


Ceremomia de título el jueves. ¿Será suficiente un Armonyl para no golpear a la histérica que llora ni romper mi diploma antes de que llegue a manos de mis papás?